Barack y Michelle Obama, dos de las figuras más populares del partido, electrizaron a la audiencia en el cierre de la segunda noche de la Convención Demócrata en Chicago. La multitud volvió a bramar «¡Yes, we can!», el famoso «sí, podemos» de la campaña del del 2008.
La energía circuló como un rayo en el recinto colmado de delegados con sombreros, pines y banderitas de Estados Unidos: las dos personas más populares del partido, Barack y Michelle Obama, electrizaron el martes por la noche a sus seguidores y a los estadounidenses que miraban por televisión con un discurso en el cierre de la segunda noche de la Convención Demócrata en Chicago en el que dieron su pleno respaldo a su amiga Kamala Harris y atacaron con dureza a Donald Trump.
“No necesitamos cuatro años más de fanfarronadas, torpezas y caos», bramó Obama sobre el ex presidente y candidato republicano. «Hemos visto esa película antes, y todos sabemos que la secuela suele ser peor.”
«Estados Unidos está listo para un nuevo capítulo», dijo. «Estamos listos para la presidenta Kamala Harris. Y Kamala Harris está lista para el trabajo», agregó.
“¡Yes, we can!”, (sí, podemos), propuso a los gritos la multitud, renovando el famoso slogan de la campaña de 2008. El ex presidente luego sumó un «Yes, she can», (ella puede), que los presentes festejaron.
Luego del mensaje del presidente Joe Biden, que el lunes se despidió con los ojos humedecidos ante la ovación de sus partidarios que le agradecían su legado, los Obama salieron a la pista con todo su carisma para respaldar a Harris en su carrera presidencial. Ellos también fueron vivados como superestrellas.
En el United Center, la casa de los Chicago Bulls y los Chicago Blackhawks, el primer presidente afroamericano en la historia de los Estados Unidos se plantó en el escenario para defender la candidatura de quien tiene la oportunidad de convertirse en la primera mujer negra y de ascendencia asiática en asumir el timón de la potencia mundial.
“No se ustedes pero esto está encendido”, dijo Obama al pisar el escenario. Y comenzó con elogios para Biden: “La primera decisión que tomé fue la mejor y fue nominar al senador como vice. Trabajamos juntos por 8 duros años y fui testigo de su empatía su decencia y su resiliencia”.
“Ahora es tiempo de luchar por los EE.UU. en el que creemos. Va a ser una carrera muy ajustada en un país muy dividido”, agregó sobre las elecciones del 5 de noviembre y llamó a la gente a salir a votar.
La audiencia festejó cuando se refirió a Trump como un hombre viejo de 78 años que no para de hablar de sus años dorados. “Un torrente constante de quejas y agravios, con teorías conspirativa. Esa extraña obsesión por las multitudes, con los tamaños”, ironizó, sobre las falsedades que dice Trump sobre la supuesta concurrencia masiva de sus actos.
El expresidente es una de las figuras más influyentes del Partido Demócrata, y aunque se demoró unos días en apoyar a Harris a su candidatura, luego lo hizo sin fisuras. Pero más allá del poder político del expresidente, su esposa Michelle lo supera.
De hecho, las encuestas indican que es la figura más popular del partido, aunque ya varias veces dijo que no piensa postularse a la presidencia. Ella se subió al estrado antes de su marido, y se vio como la candidata que muchos demócratas han soñado, pero esta vez abogó por su amiga Kamala.
Con enorme carisma y firmeza, ella habla muy pocas veces en público, pero cuando lo hace muestra porqué es la preferida y alguien que podría arrasar a cualquier candidato. “Algo mágico está pasando ahora, ¿verdad?, deslizó cuando ingresó al escenario en medio de la mayor ovación que se ha registrado en la Convención hasta ahora. “EEUU., la esperanza ha regresado”, dijo en alusión al famoso slogan de su marido.
Enseguida dijo que Kamala Harris “está más que preparada para la tarea” en la Casa Blanca. “Vive una vida de servicio, trabajando para otros. Nunca se beneficiará de la acción afirmativa de una generación de ricos”, dijo en velada referencia a Trump, a quien no nombró en toda la noche pero le dedicó frases demoledoras. «Si vemos una montaña frente a nosotros, no esperamos que haya una escalera mecánica esperando para llevarnos a la cima».
Y lanzó una de las frases más festejadas de la noche: «¿Quién le va a decir que el trabajo que está buscando actualmente podría ser uno de esos trabajos de gente negra?».
Se refirió a la “honestidad, la alegría de su risa y la luz” que irradia Kamala y en contraste, se burló de Trump como alguien que cambia las reglas para ganar.
El entusiasmo fue enorme en el auditorio. Jule Canadawin, de Florida, lleva en su sombrero un imponente racimo de banderitas estadounidenses. “Los discursos de Barack y Michelle siempre son electrizantes”, dijo a Clarín. Ella compara el momento en que ganó Obama con el actual: “Hoy se postula una mujer. Este es el momento para Estados Unidos y estamos hablando de esperanza, de alegría, de movernos hacia adelante. Cuando uno avanza, uno mueve esas cosas hacia adelante. Antes fue Obama, ahora Kamala Harris será esa persona”.
Para Julio Salinas, delegado por Texas de 24 años, “Obama es el padre del partido. Tiene mucho carisma, mucha conexión y respeto de todo el pueblo de Estados Unidos, de América y muchas partes del mundo. Él es alguien que puede ayudar mucho a Kamala Harris a ganar esta carrera”.
“Los demócratas estamos yendo hacia el futuro nominando mujeres, personas de color y latinos. El próximo presidente será latino y el primer presidente latino va a ser demócrata. Nosotros le ponemos mucha importancia a que nuestro gobierno se vea como un Estados Unidos diverso. Yo vivo en el valle de Texas y estoy viendo un entusiasmo que no teníamos hace cuatro semanas”, indicó.
Obama siente a Chicago como su casa porque él creció políticamente en esta ciudad. Muchos comparan aquí el ingreso de Harris a la campaña con aquella irrupción de Obama en la carrera presidencial del 2008, que dio un aire fresco y renovado a los demócratas cansados de una dirigencia tradicional, de hombres blancos y que energizó como nunca a las bases de votantes.
De alguna manera, hoy los Obama le están devolviendo el favor a aquella fiscal de San Francisco que lo apoyó e hizo campaña por él en las internas del 2008, cuando competía contra Hillary Clinton.
Apoyar a Obama, una figura nueva, entonces era un riesgo político. La mayor parte del peso institucional del partido se había volcado detrás de Hillary, senadora de Nueva York que tenía un poderoso aliado en su esposo, el ex presidente Bill Clinton. Pero la apuesta inicial de Harris dio sus frutos, y Obama nunca la ha olvidado.
El carisma del ex presidente ya es conocido, como también su capacidad para movilizar multitudes. “Los Obama son muy importantes en esta campaña”, dijo a Clarín Susan Strokes, directora del Centro de Democracia de la Universidad de Chicago. “Además, Barack comparte con ella la ascendencia africana y padres inmigrantes. Ambos son una inspiración para los jóvenes votantes de color e inmigrantes. Michelle también es extraordinaria. Es inteligente, talentosa y desempeñó un papel importante como Primera Dama en temas de nutrición y salud infantil, un gran contraste con el rol de Melania Trump”, agregó.
Ambos comparten “nombres raros”, Kamala y Barack Hussein y también ironizó con eso Obama en su discurso.
Doug Emhoff, el esposo de Harris desde hace 10 años, y que tiene la oportunidad de convertirse en el “primer Primer Caballero” de la historia de EE.UU., dio también un discurso en la convención y compartió el lado más personal de su esposa.
Describió los detalles cuando la llamó por teléfono en busca de una cita y una conmovedora escena ya como vicepresidenta, cuando ella atendió una llamada de su hija (y su hijastra) en medio de una dura jornada de trabajo. Pero también usó su discurso para hablar del antisemitismo que se ha infiltrado en las manifestaciones antiisraelíes al compartir su propia herencia judía, y el aliento de Harris para que use su cargo de “segundo caballero” para luchar contra el antisemitismo.
El carisma de Michelle
Múltiples encuestas indican que la ex primera dama es la figura más popular del partido, y su discurso en la convención de 2020 obtuvo más participación online que cualquier otro, aunque ella jura que no tiene intenciones de postularse.
“Los Obama son muy importantes en esta campaña. Son figuras veneradas por los demócratas”, dijo a Clarín Susan Strokes, directora del Centro de Democracia de la Universidad de Chicago. “Además, Barack comparte con Kamala la ascendencia africana y padres inmigrantes. Ambos son una inspiración para los jóvenes votantes de color e inmigrantes. Michelle también es extraordinaria. Es inteligente, talentosa y desempeñó un papel importante como Primera Dama en temas de nutrición y salud infantil, un gran contraste con el rol de Melania Trump”, agregó.
La frase clave de Obama del discurso de unidad con el que saltó a la fama hace 20 años en 2004, cuando era un joven y desconocido senador por Illinois, todavía repercute entre los demócratas. Aquella noche dijo que «no hay un Estados Unidos liberal y un Estados Unidos conservador, ahí están los Estados Unidos de América», y prometía una visión de unidad nacional en un momento de divisiones. «No hay una América negra, una América blanca, una América latina y una América asiática», agregó. «Ahí están los Estados Unidos de América».
Ex asesores de Obama esperan que ahora retome ese mensaje argumentando que las divisiones sociales han beneficiado a Trump se ha beneficiado y alimentado su discurso de odio. Y sus ex asesores esperan que se base en gran medida en su vieja crítica a Trump —»¿alguien realmente cree que un tipo que ha pasado sus 70 años en esta Tierra sin mostrar ningún respeto por los trabajadores de repente va a luchar por ellos?», aunque actualizado sobre todo con el nuevo prontuario judicial que el magnate ahora conlleva.
Durante su discurso, coinciden los expertos, el trabajo de Obama será separar a Harris de los años de Biden y mostrar que ella tiene nuevos horizontes que pueden ser infinitos. Es una delicada tarea porque también debe argumentar que ella tiene experiencia y fue lo suficientemente central para la administración Biden.
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