Política

Partido JusticialistaLos gobernadores dejan solo al kirchnerismo en el rechazo a la intervención

Las cajas de sonido como escenario y dos parlantes sobre una camioneta blanca. El modesto despliegue alcanzó para que, un día después de conocido el fallo que intervino el PJ nacional y designó como interventor a Luis Barrionuevo , el dirigente José Luis Gioja , que quedó fuera de la conducción del partido, escenificara su intento de resistencia.

Fue modesto. El diputado sanjuanino no pudo entrar a la sede partidaria, en Matheu 130, ni siquiera «simbólicamente», como había planeado. La cuadra del edificio del PJ amaneció vallada en sus dos esquinas, la de Hipólito Yrigoyen y la de Alsina. Resultado: quedó desierta, o más precisamente, solo habitada por policías, periodistas y camarógrafos, según informó La Nación 

Gioja y los intendentes Magario y Menéndez, ayer en el acto de "resistencia"
Gioja y los intendentes Magario y Menéndez, ayer en el acto de «resistencia» Fuente: LA NACION – Crédito: Fabián Marelli

 

Gioja tampoco recibió in situ el respaldo de los gobernadores peronistas. El único que estuvo en la reunión previa al acto fue el puntano Alberto Rodríguez Saá.

Anteayer, horas después de difundida la resolución de la jueza María Servini de Cubría que ordenó la intervención, Gioja había hablado en público de sus conversaciones telefónicas con una decena de jefes provinciales que, según él, se habían comprometido a acompañarlo en la convocatoria en medio de duras críticas al fallo.

En su lista estaban Carlos Verna (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa), Lucía Corpacci (Catamarca), Sergio Uñac (San Juan), Sergio Casas (La Rioja) y el vicegobernador de Santiago del Estero, Emilio Neder. Ninguno de ellos apareció por Matheu.

«Ayer [por anteayer] dijeron que venían y hoy [por ayer] no están. Está claro que el Gobierno los presiona», razonaban cerca del sanjuanino.

Sí estuvieron el presidente del PJ bonaerense e intendente de Merlo, Gustavo Menéndez; su par de La Matanza, Verónica Magario, y el jefe del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, entre otros dirigentes cercanos a Cristina Kirchner, así como los diputados nacionales Axel Kicillof y Cristina Álvarez Rodríguez.

Buena parte de la movilización la aportó Menéndez. También hubo columnas de la Tupac Amaru, la organización que lidera Milagro Sala, y de la UOM, uno de los gremios cuyo jefe, Antonio Caló, ya había cuestionado la intervención.

La previa

Como es habitual, y más con el edificio de Matheu vedado para Gioja y el resto de la conducción partidaria, la «rosca» ocurrió antes del acto. El sanjuanino encabezó una reunión sui géneris del consejo nacional del PJ en las oficinas de Julio Pereyra, el cacique de Florencio Varela, en Bolívar al 400. Estuvieron Rodríguez Saá, Menéndez, Rossi, Caló, Daniel Scioli, Beatriz Rojkés, Leonardo Nardini, Omar Plaini, Fernando Espinoza y Pablo Moyano, entre otros.

Allí decidieron «autoconvocar» al congreso del PJ el 18 de mayo próximo. Terminada la cita en Bolívar, la mayoría de los ahora exconsejeros se trasladó a Hipólito Yrigoyen y Matheu, donde se improvisó el escenario. Rodríguez Saá, Scioli y Pablo Moyano quedaron en el camino.

Cuando Gioja llegó a la esquina convertida en punto de encuentro obligado, dos voces de peso se habían sumado a las reacciones por la intervención. El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, rozó el elogio: «No necesariamente está la mano del Gobierno en esta intervención. Por no cumplir con ciertas cosas habrá que aceptar el fallo judicial. Si no se ajusta a derecho, está la vía de la Cámara». Cuestionó la reacción de Gioja y habló de la intervención como una oportunidad.

«La cuestión de la resistencia es parte de una estética que se debe abandonar. Con las imágenes [de anteayer frente a Matheu] se ve la decadencia del partido. Es una oportunidad. A partir de tocar fondo, el partido puede empezar a armarse. Así como está no sirve», argumentó en declaraciones a radio La Red.

El bloque de senadores peronistas liderado por Miguel Pichetto fue escueto. En un comunicado advirtió sobre la «inconveniencia de la judicialización de los procesos políticos» y que la Justicia no es el ámbito para dirimir sus conflictos. Además, en línea con el discurso de Urtubey, describió «la reorganización y la renovación» del PJ como «indispensable» para que el partido «vuelva a ser una opción real de gobierno». «Parece que Pichetto se acordó de que es peronista», mascullaba un kirchnerista antes del acto.

Por la mañana, Gioja apeló el fallo de Servini, cuya resolución definitiva podría demorar meses. Por la tarde, ya en Matheu, a media cuadra de la sede partidaria, habló como desde una barricada, con un discurso típicamente suyo.

«Acá no hubo choripán ni coca, acá hay ovarios y huevos», gritó un poco más ronco con cada frase. Les habló a los «bobos» que no creían que se concretaría la concentración de ayer y hasta citó a Lula: «Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera», exclamó antes de despedirse. No dijo que la frase es de Neruda.

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