El equipo millonario caía 2-0 (Lema y Leal) y no encontraba la brújula. Encontró el descuento con una avivada de Nacho Fernández y en el complemento cambió la cara: Borré y Scocco marcaron para el 3-2 que lo pone a tiro de la cima.
Así River recupera la sonrisa tras perder la final de la Copa Libertadores. Los de Kudelka, con tres derrotas al hilo, vuelven a mirar con preocupación la tabla de promedios.
River se sacudió la dolorosa derrota en la final de la Copa Libertadores, remontó un partido adverso y se metió en la pelea por la liga local. Todo en una noche de redención. Juego colectivo y rendimientos individuales, en especial en ataque, fueron suficientes argumentos para superar a un Newell’s que en un momento se ilusionó: alcanzó una diferencia de dos goles, pero terminó cediendo ante una ráfaga de categoría de su adversario. La tarde de Lima, los tantos de Gabigol son ahora parte del pasado. El equipo de Gallardo demostró anoche que ya está ocupado en una nueva misión.
En un primer tiempo equilibrado River mostró dos caras: momentos de Jekyll y otros en los que se convertía en un inseguro míster Hyde. En ataque era intenso, profundo, fino hasta llegar al área. Alvarez, Fernández y Palacios le daban movilidad al mediocampo. Montiel y Angeleri se ofrecían como alternativa para ensanchar el juego por las bandas y Suárez se mostraba generoso y picante.
Pero todo lo bueno que mostraba en el campo rival se desdibujaba en el retroceso. Y Newell’s se los facturó, al contado y en efectivo. A los 31’, con un cabezazo bajo y esquinado de Lema, y a los 38’ con un gol de factura europea: Aguerre salió desde el arco con pase bajo para Gentiletti, quien abrió al lateral izquierdo para Bíttolo. Una asistencia cruzada y larga para Leal terminó con una definición precisa del portugués.
River cuando aceleraba le movía la estantería a su rival. Al minuto Suárez avisaba con un desborde para lanzar un centro que Alvarez definió con un cabezazo imperfecto. A los 21’ el propio Suárez bordeó el gol, pero remató alto.
El equipo de Gallardo dejó claro desde el inicio que pretendía manejar el juego y ser protagonista, desde la salida limpia de sus marcadores centrales. Quizás envalentonado por el empate de Boca y la posibilidad de arrimarse a la punta en el torneo doméstico, tal vez para demostrar que la lacerante derrota con Flamengo ya era parte del pasado. Pero lo dicho: sus buenas intenciones se derrumbaron con las dudas defensivas. Ponzio hizo que Enzo Pérez se extrañara más de la cuenta. Y algunas acciones defensivas lo mostraban demasiado aletargado.
Pudo pagar muy caros sus errores del primer tiempo, pero Newell’s le tendió una mano. Una mala salida de Denis Rodríguez y una falta que Nacho Fernández ejecutó con precisión de cirujano a los 38’ le permitieron a River descontar rápido y dejar el partido al alcance de la mano.
Newell’s, que en los últimos partidos cayó en el rendimiento y restó más de lo que sumó en su lucha por abandonar los últimos lugares en la tabla de promedios, tuvo en un activo Formica, en un combativo Fernández y sobretodo en un potente y expeditivo Leal lo mejor de su juego.
El portugués tuvo dos chances a los 10’, pero entre Armani y Montiel le impidieron llenarse la boca de gol. Era un anticipo de lo que después terminaría concretando a los 36’. El flojo rendimiento de Angeleri también hizo que se extrañara demasiado a Casco, otro de los titulares ausentes.
Por la categoría del adversario, por el peso de las últimas derrotas –tres de los últimos cuatro encuentros–, Newell’s mostraba en ese primer tiempo una notable mejoría. Pero las cosas cambiarían en el complemento.
Newell’s tenía claro que el mejor negocio era mantener al adversario, mientras las piernas y el juego se lo permitieran, lejos de su arco. Leal seguía siendo su principal carta. El local pudo ampliar con dos remates desde afuera del área en el arranque. Y luego se apagó. River merodeó el empate con un disparo cruzado de Palacios y Gallardo movió el banco para refrescar al equipo. El colombiano Quinteros y Scocco ingresaron con la misión de revitalizar al equipo.
A River le tomó 10’ arrinconar al rival. Lo desbordó por derecha y por izquierda. El empate era inevitable ante un Newell’s que no tenía respuestas. Un tiro libre de Quinteros que desvió Aguerre y un remate cruzado de Montiel lo prenunciaban. Lo consiguió Borré a los 19’ después de que Gabrielli no lograra rechazar un centro de Scocco.
Kudelka demoró demasiado en buscar variantes para un equipo que no reaccionaba. Una gran jugada colectiva terminó con gol de Scocco –justo él, ovacionado por la gente de Newell’s—para dar vuelta el resultado. De ahí y hasta el final los de Gallardo bajaron la intensidad y Newell’s se adelantó para buscar un empate que nunca tuvo cerca. River ya había hecho lo suyo para ganar. Y para comenzar a cerrar un poco sus heridas.
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