Más allá que la Justicia porteña los liberó, el Ministerio de Seguridad de la Ciudad aplicó la pena máxima a los 30 protagonistas de la batalla campal en las afueras del Monumental. Los implicados en el caso de este fin de semana se suman a una lista, donde se destacan Caverna Godoy, Ale de Budge, el Pato Calvici y el clan Ferreras.
Si bien la Justicia porteña liberó a los 30 barrabravas de River detenidos tras los enfrentamientos de facciones de Los Borrachos del Tablón, en las inmediaciones del Monumental, el Ministerio de Seguridad de la Ciudad aplicó este martes la pena máxima de cuatro años de prohibición de concurrencia a los estadios por diversas violaciones a la Ley 5.847 que establece en varios de sus artículos e incisos las bases jurídicas e institucionales del “Régimen Integral para Eventos Futbolísticos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. Los protagonistas de la batalla campal habían estado detenidos, pero fueron liberados el lunes tras prestar declaración por el delito de «resistencia a la autoridad y lesiones en riña».
Por su parte, la doctora Celsa Ramírez, de la Fiscalía Especializada en Eventos Masivos, envió a su cuerpo de trabajo a la cancha de River para solicitarle al club las cámaras de seguridad del fin de semana en busca de más evidencia de lo ocurrido el domingo en la pelea entre los barras.
Una de las ideas es que todos aquellos que sean identificados en la riña, más allá de los 30 mencionados inicialmente, queden incluidos en la lista de derecho de admisión, donde hasta el momento figuran unos 800 barras de River, de los 4500 simpatizantes Millonarios que están incluidos en la base de datos de Tribuna Segura.
Entre ellos ya estaba Alejandro Medina, más conocido como “Ale de Budge”, quien lideró al grupo que provocó el episodio de violencia que se dio sobre la avenida Cantilo, cerca del Puente Labruna, con la intención de recuperar poder dentro de la tribuna de River.
Medina empezó a formar parte de la barra de River hace veinte años, dentro del grupo de Alan Schlenker y Adrián Rousseau. Era segunda línea, pero su poder creció, a tal punto que fue uno de los barras que viajó al Mundial de Alemania 2006. Y tras el asesinato de Gonzalo Acro en 2007, se quedó en el bando de los sucesores de Rousseau, Martín Araujo y Guillermo «Caverna» Godoy, que terminaron copando la parada y consagrándose como los nuevos jefes tiempo después.
Medina fue uno de los barras que amenazó al árbitro Sergio Pezzotta en 2011 en el entretiempo del partido de la Promoción contra Belgrano que condenó a River al descenso. Y en marzo de 2015 empezó a caer. Tras una pelea con hinchas de Tigres de México en la zona del Obelisco, en la previa de un encuentro por la fase de grupos de la Copa Libertadores, la Policía intervino y encontró armas de guerra en el auto en el que se movilizaban Ale y su hijo Brian. Por eso fue preso, pero salió de la cárcel a los ocho meses.
Le aplicaron también prohibición para ingresar a la cancha. Pero siguió dando vueltas por el Monumental y manejando el grupo de zona Sur de la barra. Al mismo tiempo, por los negocios de la Salada, terminó baleado en junio de 2016 y fue internado en un hospital de Lomas de Zamora. Y además oficiaba como custodio en los actos de Camioneros, el sindicato que manejan Hugo y Pablo Moyano.
En septiembre de 2019, tras un intento de copar la tribuna en la previa de un partido que River jugó por Copa Argentina contra Godoy Cruz en la cancha de Lanús, la Policía volvió a detenerlo. Pero tiempo después, salió nuevamente en libertad: fue en medio de la pandemia de Coronavirus, en abril de 2020, cuando le dieron la prisión domiciliaria.
Medina quiso volver, pero no pudo. La misma barra le puso un cerrojo. Para colmo, se peleó con Caverna Godoy, aunque con el tiempo limaron las asperezas y se reencontraron para formar un grupo que intentaría retomar el poder en la tribuna.
Caverna Godoy, por su parte, era conocido en el planeta riverplatense desde hacía mucho tiempo, pero saltó a la fama por el allanamiento que le hicieron en noviembre de 2018, en la previa a la trunca final de la Libertadores entre River y Boca en el Monumental, la cual terminó jugándose en Madrid después del ataque que sufrió el micro de Boca. En la requisa le encontraron cerca de siete millones de pesos y trescientas entradas.
En aquel momento se le abrieron a Caverna Godoy dos causas judiciales, una por lavado de activos que sigue tramitando en la Justicia Nacional y otra por reventa de entradas en la Justicia porteña. En ambas, sin prisión preventiva. Pero en abril del año pasado se le abrió otro proceso que sí lo dejó detenido cuando encabezó una caravana de 253 barras intentando ingresar al Monumental para un partido contra Argentinos Juniors.
Ese día le imputaron ser jefe de asociación ilícita más el delito de desobediencia por violar la prohibición judicial de concurrencia a los estadios. Pero esa causa ya se cerró después de que Caverna arreglara con la Justicia un pago de 50.000 pesos al Hospital Garraham en concepto de reparación integral del daño y quedó en libertad.
Desde afuera, Caverna sigue todos los acontecimientos. Su presencia en Los Borrachos del Tablón data desde fines de los noventa y como cercano a los líderes desde 2002. De hecho, era uno de los barras que figuraba como empleado del club y tenía recibo de sueldo, durante la presidencia de José María Aguilar.
Caverna está en la lista de derecho de admisión desde hace un tiempo y tras la mencionada detención que sufrió en abril de 2022 en la previa de un partido de River con Argentinos, quedó debilitado. A tal punto que hoy mira desde afuera cómo otros grupos copan su lugar.
El clan Ferreras es el que vio la oportunidad para trepar. Los hermanos no pueden ir al Monumental porque tienen derecho de admisión, pero sí fueron al Interior. Por ejemplo, se los vio en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, en la final por el Trofeo de Campeones que River le ganó a Rosario Central. Hicieron una alianza con barras históricos, que estaban en la disidente y que era íntimos enemigos suyos en el pasado y en el código de barras, aseguran que “traicionaron” a Caverna.
Mauro, Alejo, Leandro y Leonel Ferreras son cuatro hermanos nacidos en la localidad bonaerense de Béccar. Comandan el reclutamiento de personas en zona norte que luego suman a la facción de la que forman parte y distribuyen, según necesitan, en los negocios que manejan: venta de merchandising y bebidas en días de partidos en el Monumental, operativo de trapitos y hasta de seguridad en eventos masivos, entre otros.
Leandro Ferreras, de 31 años, se hizo conocido cuando en 2014 le robó la camiseta a Lionel Messi tras un partido que la Selección Argentina jugó con Colombia por Eliminatorias Sudamericanas en el estadio Monumental. La secuencia quedó grabada por la transmisión y en las imágenes se ve claramente el momento en el que “La Pulga” se quita la 10 mientras iba rumbo al vestuario y, cuando la tenía en su mano, alguien que llegó desde atrás se la sacó y salió corriendo.
Ese mismo año, tres de los cuatro hermanos Ferreras ingresaron con armas a la casa de Ariel “Pato” Calvici, hoy uno de sus aliados, y amenazaron de muerte a su esposa. También se los involucró en el ataque a Diego Cadena, jefe del grupo del Oeste a quien apuñalaron en la vía pública y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
Mucho más famoso se hizo Mauro Ferreras, otro integrante del clan. Fue el encapuchado que entró –junto a otros barras- a la cancha de Belgrano en el primer partido de la Promoción entre el “Millonario” y el Pirata cordobés. En tanto, Alejo y Leonel estuvieron detenidos acusados de otros delitos.
El crecimiento de los Ferreras en la tribuna se produjo los últimos años, cuando en medio de la guerra interna por el poder de la barra armaron un escuadrón con gente reclutada en la villa La Cava, cerca de Beccar.
Ahora tomaron más poder y se unieron a “Pato” Calvici, Hernán Taboada y Alejandro “Zapatero” Flores, quienes son barras históricos, sobre todo Flores, uno de los capos de Los Borrachos en la década del ’90. Ellos tres estaban afuera y formaban parte de la facción disidente, junto a mucha gente del Oeste.
Sin embargo, más allá de esta alianza, que los devolvió al centro de la escena, Calvici, Taboada y Flores tampoco pueden ingresar al Monumental porque están en el listado de admisión de Tribuna Segura. Eso sí, a pesar de figurar en la base de datos, solo no ingresan en estadios de la Ciudad de Buenos Aires, ya que en otras jurisdicciones se los vio, como por ejemplo en Santiago del Estero. Por eso, van a ver a River en canchas del Interior o de visitante en la Copa Libertadores.
El comunicado completo de la pena máxima para los barras de River
Por decisión del ministro de Seguridad de la Ciudad, Waldo Wolff, los 30 barras implicados en los incidentes del pasado domingo 28 de enero en inmediaciones del Monumental, serán penalizados con el impedimento de acceso y permanencia a cualquier estadio en el marco de cualquier partido por el lapso de 48 meses.
Esta prohibición es la más alta contemplada por la Justicia y tiene sus fundamentos en la Ley 5.847 que establece en varios de sus artículos e incisos las bases jurídicas e institucionales del “Régimen Integral para Eventos Futbolísticos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” que contempla como normativa principal la preservación de la integridad física y patrimonial de las personas en eventos futbolísticos tanto en la previa, el durante y el después, como así también del traslado de las delegaciones.
Esta misma ley permite accionar contra quienes ejercieran violencia en la realización de estos eventos englobando a todas las entidades que los organizan: AFA, FIFA y/o CONMEBOL.
A su vez, determina que el organismo facultativo para poder aplicar la misma es la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana dependiente del Ministerio de Seguridad de la Ciudad con su ministro a la cabeza.
Por tal motivo, y a la luz de los hechos acaecidos el pasado 28 de enero, es que se resolvió de manera inexorable la sanción detallada en el presente.
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