La tía del nene fue la primera en ser indagada por la jueza Cristina Pozzer Penzo. Estaba previsto que fuera este miércoles, pero declaró el martes a la noche.
Loan Danilo Peña (5) no se perdió, ni se cayó a un pozo, ni se ahogó en un trágico accidente. A Loan lo «sustrajeron» aunque todavía no esté muy claro quiénes, cómo ni por qué. El misterio sigue, en gran parte, porque el nene lleva desaparecido 34 días.
Con un expediente en el que todavía faltan los resultados de pericias clave, y aun todas las hipótesis son válidas, los siete detenidos iban a comenzar este miércoles una ronda de indagatorias en las que por primera vez se enfrentaran con las pruebas que los fiscales juntaron en su contra. Pero la declaración de Laudelina Peña (45) ante la jueza federal de Goya Cristina Pozzer Penzo se adelantó para la noche del martes.
Laudelina fue indagada vía Zoom desde la cárcel de Ezeiza. Arrancó minutos antes de las 20 y, si bien primero trascendió que terminó de ser indagada a las 23, concluyó pasada la medianoche, después de poco más de cuatro horas.
Al salir, la jueza evitó dar detalles de lo que dijo la tía del menor. Solo adelantó únicamente que este miércoles le va a tomar declaración, también por videollamada, a Bernardino Antonio Benítez (esposo de Laudelina) y a Daniel “Fierrito” Ramírez, quienes están detenidos en la Unidad Penal 7 de Resistencia.
Laudelina es la tía paterna de Loan y una de las personas que más sospechas despierta. Es la cuarta vez que declara ante la Justicia y ya a esta altura nadie estaba seguro de lo que diría ni del valor de sus palabras.
A la mujer la comprometen testigos, llamadas, mensajes pero sobre todo su propia confesión (corroborada por sinnúmero de pruebas de la causa ) de que el 14 de junio -un día después de la desaparición de Loan- plantó en un lodazal el botín del nene.
Lo hizo en complicidad con su hija Macarena (21) quien, según confiaron fuentes judiciales a Clarín, está a un paso de ser llamada a indagatoria y podría seguir los pasos de su madre.
Independientemente de lo que declaró Laudelina, están las pruebas que los fiscales juntaron contra ella y que ocupan buena parte de las 48 páginas de dictamen que entregaron a la jueza el pasado fin de semana. Y lejos es la persona que aparece como más comprometida en la causa. Dato importante: como imputada tiene derecho a callar o mentir para protegerse.
Ocho indicios clave
A las 14.25 del 13 de junio, cuando se advierte la falta de Loan, el marido de Laudelina, Bernardino Antonio Benítez (37) le hizo dos llamadas. La primera no fue atendida y la segunda duró 9 minutos y 10 segundos. Para los fiscales es una conversación muy larga. No les cierra la versión de la acusada de que solo fue para preguntarle si el nene había vuelto a la casa de su abuela Catalina. Benítez era una de las tres personas que había ido al naranjal con los nenes.
Camila Ayelén Nuñez -prima de Loan- declaró que la tarde del 13 de junio vio a su tía Laudelina salir por el costado de la escuela abandonada y en el mismo lugar la camioneta Ford Ranger blanca del marino Carlos Pérez (62) y María Victoria Caillava (52). Esto coincide con la versión que dio Laudelina sobre el momento y lugar en el que Caillava le dio el botín de Loan para que lo plantara.
El 5 de julio Macarena, la hija de Laudelina, declaró ante la Policía Federal que su mamá le había confesado el mismo día 13 de junio que tenía en su poder la zapatilla de fútbol de Loan y que el viernes 14 le pidió «que la acompañe al lugar donde enterró el botín».
Francisco Amado Méndez -ex policía e informante del comisario Walter Maciel- declaró que el 14 de junio lo llamó para decirle que había encontrado huellas de pies y que cuando estaba en el lugar aparecieron cuatro mujeres, entre ellas Laudelina y Macarena. «Salieron del monte gritando donde está la zapatilla, pero yo no había hablado de ninguna zapatilla, sólo de huellas», aclaró.
Aunque el botín estaba totalmente enterrado en el barro, Laudelina aseguró de inmediato que era el que ella le había regalado a Loan. Todo coincidente con su posterior declaración de que ella lo había plantado.
El botín fue sacado del barro, colocado a un costado, fotografiado desde el celular de Macarena y vuelto a colocar en el barro. Un dato llamativo es que la geolocalización del celular que sacó la foto es distinta de donde se terminó secuestrando el botín.
Según declaró Carlota Moreira, una de las vecinas que estaban cuando apareció el botín, de regreso a lo de la abuela Catalina «Laudelina recibió un llamado no sé de quién y dijo ‘no puedo hablar porque estoy con ‘colitas’, como en código. Creo que quiso decir que no podía hablar, nos llamó la atención que nos diga así».
Luego de la versión que dio Laudelina sobre un accidente, la Justicia ordenó peritar la Ford Ranger blanca de Caillava y Pérez. Primero trascendió que se encontraron rastros de sangre en el paragolpes compatibles con ADN de un varón. Luego, fuentes judiciales aclararon que lo que se había detectado era sangre, sin determinar si era humana o animal, y rastros de ADN por otro. Lo último que pudo saber Clarín es que el rastro de sangre no sería tal y la muestra de lo que se levantó tampoco es suficiente para compararla con los restos de ADN levantados del resto de los vehículos.
La incierta parábola de Laudelina
Laudelina Peña primero declaró el 14 de junio como testigo ante el fiscal de Goya Juan Carlos Castillo y contó la historia del paseo hacia el naranjal el mediodía del jueves 13 de junio. El fiscal había ido a El Algarrobal y grabó testimonios con su celular. En ese momento sostuvo que ella no había llegado hasta el final del recorrido por eso perdió de vista a su sobrino. Por entonces los investigadores se debatían entre la hipótesis del nene perdido y la red de trata.
Luego, la noche del 28 de junio -en un movimiento sorpresivo y polémico- fue llevada a la ciudad de Corrientes donde ante otro fiscal provincial, Gustavo Roubineau, contó que Loan había sido atropellado por el marino Carlos Guido Pérez y su mujer María Victoria Caillava y que ella fue forzada bajo amenazas a encubrir lo ocurrido plantando un botín de futbol del nene para que se pensara que se había extraviado.
Hasta entonces Laudelina seguía libre porque quienes la llevaron a Corrientes hicieron que contara su historia como una «denuncia» prometiéndole que así no terminaría presa. Un truco con patas cortas que no funcionó.
Expuesta, desmentida públicamente, escrachada y casi linchada finalmente le llegó el turno de declarar en indagatoria ante los fiscales federales Mariano de Guzmán (Goya), y Marcelo Colombo y Alejandra Mángano (Protex). Fue el pasado 5 de julio. Ese día la mujer ratificó todo lo que había dicho en Corrientes: el accidente de tránsito, el plantado del botín y la complicidad policial.
Esta vez sí, Laudelina Peña terminó presa.
Por su seguridad la trasladaron a la cárcel de mujeres de Ezeiza y desde allí, vía Zoom, empezó a ser indagada este martes a la noche por la jueza Pozzer Penzo. Todo indicaba que se iba a retractar de su historia del accidente y acusar al poder político de manipularla y prometerle cosas (moto, casa , etc.). Incluso algunos sostenían que pegaría un nuevo volantazo para intentar llevar de nuevo las miradas hacia la red de trata.
Claro que, para que «este», «ese» o «aquel» dato tenga algo de credibilidad Laudelina tiene que dar pistas ciertas de dónde está el nene. Y hasta el momento, lamentablemente, no había aportado nada en ese sentido.
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