El número uno de la radio y líder indiscutido de las mañanas tiene decidido su futuro; crónica de las negociaciones contra reloj y un cambio de ciclo que será definitivo
El mensaje de WhatsApp marcaba un nuevo ciclo. Los tres hijos varones de Marcelo Longobardi lo recibieron y asistieron sin dudarlo. Su padre los convocaba a un asado que no estaba en agenda. Claro está, la improvisación no forma parte de quien lleva 21 años al frente del horario más competitivo de la radiofonía argentina y se convirtió en el claro ganador, con un público fiel que lo siguió a lo largo de sus años en sus pocos cambios de emisora. La última vez que había sorprendido a sus hijos con una convocatoria imprevista fue cuando su hijo más chico tenía cinco años. Hoy tiene 27.
Todo aquel que vivió la primera mañana sabe que levantarse a las 4.30 no es para cualquiera. Constancia, disciplina y sacrificio forman parte de la rutina de sus conductores, columnistas y productores. Del otro lado están los oyentes, que convierten a ese sacrificio en una bendición. Desde hace dos semanas, sin embargo, algo cambió en el aire de Radio Mitre. No se trata de Willy Kohan, su reemplazo -que suele ser habitual ante algún viaje del conductor- sino por un silencioso duelo que se vive puertas adentro del aire de Cada Mañana.
En el detrás de escena se tejieron negociaciones contra reloj que llegaron a lo más alto de la emisora y del grupo Clarín. Hubo propuestas y contrapropuestas y una intención clara para lograr que se quedara al frente del ciclo más exitoso. Pero la decisión está tomada. El hombre que lleva 6000 mañanas diciendo buen día puntualmente a las 6, al que le cuentan cómo está la calle, el que juega roles con su lado B, el que batalla con la economía de los alquimistas y fantasmas y el que busca enfoques originales para uno de cada dos oyentes que cuando prenden la AM eligen escucharlo, está decidido a cerrar un ciclo. Ya presentó su renuncia a la radio pero todavía no fue aceptada.
“El éxito tiene un límite”
“Ser líder es algo que procuramos en la vida y es un privilegio lograrlo. Conviví con eso, conozco los privilegios, cada costado positivo. La responsabilidad que implicó y disfruté mucho de estos 21 años”, le dijo a su mesa más chica. A su familia.
“No puedo enamorarme ni obnubilarme con ser líder 21 años. Me parece que 21 años es suficiente. Uno tiene que saber desprenderse y ponerse un límite. El éxito es maravilloso pero te engaña, es peligroso y si te descuidás te mata. Manejarlo es muy difícil. Creo haberlo hecho de un modo apropiado y responsable. Radio Mitre me entregó su confianza y eso lo valoro muchísimo”, le describió a sus íntimos quien tiene estudiado hasta el más mínimo detalle de lo que supone conquistar a oyentes.
Su decisión se encuadra también dentro de un cambio de época. En una tendencia que The New York Times describió como el gran renunciamiento y que supone un nuevo paradigma, una idea de vivir distinto lo que viene postpandemia. El fin de semana hubo otra entrevista que lo impactó. En este caso a Anna Fornés, la consultora catalana que se especializa en el mundo del trabajo, quien en un mano a mano en Clarín disparó: “Si sólo te centras en producir, cada semana te conviertes en un poco más obsoleto”.
“El éxito tiene un límite, si no te lo ponés vos te lo pone el otro. Pero te lo pone. Hay que manejarlo con mucho cuidado y uno tiene señales en las curvas a las que hay que prestarle atención. Son cambios dramáticos”, dice el borrador de la misiva que está preparando.
Él nunca imaginó 21 años consecutivos al frente de toda la competencia. Fue mucho más de lo que esperaba y lo cree suficiente. Está convencido que uno no tiene que empalagarse, que hay valores, que hay otra agenda y que hay que enfrentar esta nueva época más libre. Se conoce poco pero Longobardi fue muy amigo de Carlos Reutemann. Y con él solían hablar de cómo frenar en la curva. Para alguien que estuvo 262 semanas líder en Radio Mitre y mirando para atrás quien lo corría en la competencia radial fue suficiente con ganar todas las vueltas. No se considera empresario ni le interesa serlo. Sí periodista. Y así continuará al frente de su programa de CNN, que lo llevó a ver su imagen en Times Square al lado de Don Francisco, el icónico conductor, y a entrevistar a figuras de otros mundos como Maluma que, según relató en el aire de la emisora de Mansilla 2668, le abrieron la cabeza y las miradas.
Lo de Jorge Lanata -quien le reclamó al aire por supuestas entregas tarde del programa en sus pases- fue una anécdota. Una señal en la curva. Tuvo mensajes mucho más fuertes. Al punto de que en su carta de agradecimiento está el conductor de PPT. También lo está el haber recibido el Martín Fierro de Oro, el haber sido reconocido con un Kónex a mejor periodista de radio de la década y el ser parte de la Academia Nacional de Periodismo. Nunca lo había soñado. Les agradece también a los accionistas, a los directivos de la radio, a sus compañeros y sobre todo al entramado humano que supo conseguir. Los apellidos se multiplican: los Leuco, los Wiñazki, Jorge Fernández Díaz, Pablo Rossi, y muchos más entre un raid de nombres a los que quiere y respeta. Con ellos cree que se generó la magia. Que el todo como conjunto sistémico fue mucho más que la suma de las partes.
“El único secreto que hay acá son las personas, las conexiones, no son las antenas, no son los estudios ni son los equipos de transmisión pero sí el talento. Es el respeto, es la verdad, es el deponer egos y jugar roles. Es el ser todos parte de un mismo rumbo”, resumió ante sus seres queridos. Su equipo es para él una parte indisoluble de la fórmula. Es a ellos a quien también les dedica un capítulo aparte y palabras muy cariñosas para cada uno. Con ellos hablará personalmente.
También habrá agradecimientos para algunos entrevistados célebres como Carlos Melconian, Luis Secco y tantos otros que cada mañana consultaba.
Lanata sin filtro
En el último semestre, a pesar de las excelentes mediciones y de consolidar su posición dominante en el share, Longobardi acumuló una serie de reclamos internos de su colega Jorge Lanata, que le sigue en la grilla matutina de la radio, con Lanata sin filtro. Longobardi y Lanata entraron en una situación de no retorno luego de reiteradas quejas al aire y discusiones por los supuestos retrasos en la entrega de uno a otro en el pase de cada programa. Se intentó sin éxito una reunión a puertas cerradas para aclarar los puntos pero eso no sucedió. Las autoridades no pudieron concretarlo.
A Lanata empezó a molestarle la no entrega a horario del aire por parte de Longobardi aunque, según definen varios especialistas, él conductor de PPT Box tenía más para ganar que para perder con el pase porque viene después. “Él tiene un problema y es que avanza sobre el programa de los demás”, le llegó a decir Lanata a Juana Viale en televisión. Y agregó: “Mi programa va de 10 a 14 y durante diez años él terminó el programa a las diez y veinte, entonces me comía media hora”. Lo curioso es que durante seis años ambos periodistas hacían el clásico “pase” en el que dejaban la actualidad de lado para hablar con humor de las cosas cotidianas con una evidente concordancia a veces y en otras no tanto. Pero ese momento, que iba de 10 a 10.20, aproximadamente, desapareció en agosto por decisión de la radio para evitar futuros roces. Cabe aclarar que Longobardi tiene más share que su sucesor. Un 45,5% de share contra 36,8%, según Ibope.
El conductor de Cada Mañana jamás se refirió al tema públicamente (salvo algunos comentarios irónicos al aire) y su enojo no estuvo centrado solo en Lanata, sino también en las autoridades de la radio que permitieron, según el periodista, algunas situaciones límites. Tal fue el caso del día en que Lanata, al ver que su ciclo comenzaría más tarde, hizo silencio y se puso a leer un libro durante varios minutos. Es más, ambos periodistas no comparten estudio desde marzo de 2020, ya que una vez decretada la pandemia, salen de manera remota desde sus casas. Longobardi durante meses lo hizo desde el exterior por su actividad para la cadena internacional CNN, donde tiene una carga horaria menor, ya que su programa es semanal. El ciclo se llama En diálogo con Longobardi y es un ciclo dominical de entrevistas, en el prime time de CNN en español, que le genera grandes satisfacciones y repercusión internacional.
Durante septiembre las cosas parecían haberse calmado. Tanto Longobardi como Lanata hicieron sus programas en los términos correctos y reinó la paz, a tal punto que el 1º de septiembre Pero duró poco. El fin de semana pasado las cosas cambiaron por una nota en el portal Infobae a Lanata. Las declaraciones que se publicaron, provocaron que Longobardi, el periodista político de mayor audiencia radial abandonara temporalmente su programa radial, que lleva más de 20 años al aire (6 años en la 790 AM).
Pero claro está, este contrapunto es sólo una anécdota en una decisión que busca sumarse a la tendencia global, de la que Longobardi habla y estudia a diario. En este caso él se sumó a la era del gran renunciamiento que le permitirá ser dueño de cada una de sus mañanas y disfrutar de una nueva etapa de su vida, en la que el retrovisor no le mostrará a la competencia de AM sino a uno de los ciclos inolvidables y más exitosos de la historia de la radiofonía argentina.
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