Cristina y Máximo Kirchner, y lo que dicen del ex Presidente peronista. Los escenarios de la oposición y la suerte de Diana Mondino.
«Yo no dije nunca eso, yo soy una señora. Digo malas palabras, es cierto, pero no soy mal hablada…», explica -seria- Cristina Elisabet Kirchner. La ex vicepresidenta se refiere así al sobrenombre que se hizo célebre y que lo define a Alberto Ángel Fernández hoy, en mediCristio del escándalo. «El que le puso ‘pito duro’ fue Máximo, no yo», dice CFK y se ríe. Así, la dos veces Presidenta se lo ha comentado a varios dirigentes de su fuerza política, que hablaron con ella de la crisis que atraviesa hoy el peronismo mientras se ventilan los gritos y otros hechos de violencia que padeció Fabiola Yañez durante los años presidenciales de Alberto.
Mucho se ha escrito ya sobre las distracciones del presidente electo en 2019, con sus chats a deshoras y los extensos almuerzos en la Casa Rosada con periodistas, integrantes de la farándula y dirigentes políticas que pugnaban por una silla en la administración nacional. Las fábulas llegan hasta videos o fotos de actrices sin ropas en el primer piso de la Casa Rosada. ¿Podían las secretarias o los funcionarios más cercanos a Fernández desconocer estas largas tertulias de comidas y videos íntimos?
Un peronista hoy arrepentido de haber fingido demencia en esos tiempos de euforia albertista recuerda cuando preguntaba si lo podía ver al Presidente y María Cantero, la hoy enojada secretaria con 30 años de servicio junto al abogado Fernández, se levantaba para frenar el paso del funcionario interesado y explicaba con pocas palabras y muchos gestos: «No podés pasar; está con, ejem ejem…», decía Cantero, levantando las cejas y cabeceando, incómoda. Entre quienes no pueden entender cómo un señor de 63 o 64 años podía estar tanto tiempo dedicado a otros menesteres, está el propio Javier Gerardo Milei. En medio de los líos por la recesión, la pelea con el Congreso y las internas de su propia bancada de Diputados, el Presidente libertario se toma los pelos e inclinándose sobre su escritorio, suelta: «¡No sé cómo con los quilombos que tenés acá, Alberto podía estar pensando todo el tiempo en minas…».
La frase -que soltó incluso delante del propio Mauricio Macri- muestra lo delicado del asunto, cuando un jefe de Estado pierde tiempo (y dineros públicos) en cuestiones para las que no fue electo. Quien quiera oír que oiga…
Si Evita viviera
El peronismo está totalmente atribulado. Nadie sabe para dónde apuntar en medio de la crisis que comenzó tras la derrota electoral del año pasado y con el tsunami que representan los escándalos de violencia de género y de alcoba de Alberto Fernández. La semana pasada, Máximo Kirchner se reunió con Emilio Pérsico, el cacique del Movimiento Evita, algo que se ha convertido en habitualidad.
Junto al barbado dirigente social, estuvieron la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, y el exdiputado Leo Grosso, dos evitistas de aceitada relación con La Cámpora. La idea del hijo de Cristina es construir una línea política en la provincia de Buenos Aires con la clara intención de competir contra el armado que va cocinando Axel Kicillof, con quien está enfrentado. De suceder eso, se rompería el Movimiento Evita, pues varios dirigentes allí están profundamente enemistados con La Cámpora, a la que acusan de haberlos querido dividir siempre.
De hecho, el otro cacique de la vieja organización social peronista -Fernando «Chino» Navarro- dejó la agrupación y volvió «al llano». De hecho, el robusto dirigente hoy maneja dos locales de una conocida cadena de cafeterías con nombre francés. En los próximos tiempos se definirá si los evitistas se aliarán con sus antiguos enemigos camporistas (a quienes acusan de nunca cumplir los acuerdos) o si algunos se marcharán de la agrupación, pues la pelea por el nombre de «Movimiento Evita» promete alquilar balcones. Compañeros, siempre fuimos compañeros…
Tres peronismos tres…
El escenario al que asiste el peronismo se debate hoy -en principio- entre tres opciones. Una es que, como los gobernadores separarán (una vez más) las elecciones provinciales de las nacionales, los ojos más atentos se posarán sobre la elección de la provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof deberá ponerse la campaña al hombro y jugarse ya desde el año próximo la suerte de su eventual proyecto presidencial 2027, al que aspira conseguir sin esperar el permiso de «la doctora Kirchner». Otra alternativa es que Cristina Kirchner siga siendo el faro de las decisiones y que todos los dirigentes terminen yendo tras su figura, sea o no candidata el año próximo (algo difícil de imaginar, pues la Provincia no elige senadores, sino diputados) o que se defina por conducir el PJ, hecho formal del que siempre descreyó. CFK sigue siendo la que toma las decisiones mayores y a pesar de que muchos hombres y mujeres del peronismo de todo el país critican sus acciones, terminan alineándose sin chistar. En ese escenario, Sergio Tomás Massa corre con las mayores chances de encabezar la lista de diputados nacionales, acompañado por Mayra Mendoza, la intendenta más mimada de La Cámpora, que es la apuesta de CFK para la gobernación bonaerense. De ese modo, Massa aplicaría su experiencia en campañas electorales y Mendoza comenzaría a foguearse, si quiere suceder a Kicillof, quien ya no puede ir por la reelección en la gobernación.
La última posibilidad es que la crisis que tiene al ex presidente Alberto Fernández en el centro de la escena sea tan arrasadora que no haya más chance que el surgimiento de caras nuevas, ya que los actuales (y pasados) dirigentes han quedado pegados, en lo político, a la espantosa presidencia del Frente de Todos que finalizó en diciembre de 2023. Una mujer o un hombre que aparezca con alguna fuerza parecida con la que surgió Javier Gerardo Milei es el sueño de varios, en la creencia de que nada bueno puede pasar con el peronismo si los candidatos son los de siempre. El germen de eso quizás pueda estar en los 8 senadores nacionales que se elegirán el año próximo. Uno de los más curtidos peronistas que otean este escenario lo ejemplifican así: «Si para la elección de senadores, en el Chaco vamos con Coqui Capitanich en vez de una concejala de Charata o de Villa Ángela, eso va a determinar si estamos para cambiar o si seguiremos siendo lo mismo de siempre», indica un dirigente que ya colecciona varias frustraciones al ritmo de la célebre marchita. Perón Perón, ¿qué grande sos?
La Docta
Saltando al mundo libertario, la semana pasada una actividad pasó un poco desapercibida en la provincia de Córdoba, donde confluyeron diputadas del radicalismo y del PRO, como Soledad Carrizo y Laura Rodríguez Machado, junto a la canciller Diana Mondino y el titular nacional de Diputados, el riojano Martín Menem. La cita – junto a intendentes y jefes comunales de Córdoba- terminó dejando una señal: varios se sorprendieron con la asistencia de la ministra de Relaciones Exteriores, quien no pasa el mejor momento con el presidente Javier y su hermana Karina, jefa política de Martín Menem. Por eso, la posibilidad de que Mondino pueda competir el año próximo por su provincia natal para la elección de diputados nacionales huele a «salida digna» para la locuaz economista mediterránea. Barrio Alberdi que dejé en busca de otras quimeras y hoy, te canto a mi manera porque de tí no me olvido…
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