AnalisisLa paradoja

Por Carlos Saravia Day

La ley cienpies, mejor conocida como ley ómnibus, es una ley promiscua, donde se amontonan cuestiones de naturaleza distinta. Los juristas aconsejan, quizás por buena hermenéutica, un trato diferenciado por aquello de que lo separado es aparte.

Dicha ley es consecuencia del «Estado de excepción» y que autoriza al Poder Ejecutivo a tomar medidas provisorias y excepcionales, hoy tiende a presentarse como el paradigma en la política contemporánea.

Esta dislocación, que por su habitualidad tiende a convertirse en técnica de los gobiernos, ya ha transformado el sentido de la Constitución.

El control, requisito de la Republica, se hace casi imposible con un poder concentrado y no como Montesquieu diseñara en su clásica división de poderes, y mas bien evoca al rey Sol, Luis XIV en su enunciado: » El estado soy yo».

El estado de excepción a través de los famosos DNU, se ha convertido, de medida excepcional y transitoria como resultado de la delegación de facultades del parlamento al Poder Ejecutivo,  ahora convertida en regla. La vaca se hizo toro.

Montesquieu no solo aplicó la división de poderes, también pensó que la colaboración es esencial entre los poderes políticos.

El poder ejecutivo tiene un parlamento con otro signo político, y tiene que convivir cuatro años.

He aquí la paradoja. Ya se sabe que la paradoja, es el humo del ingenio. Mientras el presidente no desperdicia la oportunidad, con propios y extraños, de destratarlos con sus habituales invectivas, denuestos y dicterios, que mejor habitarían, en las bajos barrios del diccionario.

Tal vez haya pensado como aquel concursante de levantamiento de pesas, que antes de concursar pidiera, que para que el concursara, se suspendiera provisoriamente la ley de la  gravedad. Su pensamiento hoy así lo entiende con el parlamento.

Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.

Los tiempos de la política agonal, han sido sustituidos por el dialogo franco de la política arquitectónica de construcción fecunda.

Irigoyen  gobernó con el senado en contra.