Política

Duró alrededor de 6 horasLa madre de Fabiola Yáñez declaró en la causa de violencia de género contra su hija

Myriam Verdugo viajó desde Madrid para prestar testimonio de forma presencial en los tribunales de Comodoro Py. Declaró durante más de seis horas. Contó varios episodios de violencia, entre ellos uno vinculado al aborto de 2016.

Fueron más de seis horas de declaración en donde estuvo al borde de ponerse a llorar. Myriam Verdugo, la madre de Fabiola Yañez, fue una de las testigos claves que declararon en al causa por violencia de género contra Alberto Fernández. Sus dichos confirmaron que el ex jefe de Estado violentó físicamente a Fabiola cuando tenía 8 meses de embarazo. “Acá el presidente soy yo y puedo hacer lo que quiera”, le dijo a la mujer después del episodio.

Según relató, luego de nacimiento Francisco era habitual que Fabiola volviera a la casa de huéspedes golpeada “con un bife recién puesto”. Un día “llegó con 4 dedos marcados en la cara”, contó la madre. Y afirmó que “la violencia verbal la vivimos siempre, hasta el último día que él estuvo en España”. También dijo que siempre la advertencia era con su amenaza: “Que nosotros no éramos nadie, que le iba a sacar al chico…”.

“Él me quería convencer de que mi hija estaba loca, que había que llevar al médico y siempre me llamaba a mí por todo eso, pretendía que yo arregle los problemas que él generaba”, añadió. En su declaración, la mujer – que llegó desde España para declarar- subrayó que Alberto Fernández “conoció una chica sana limpia y la convirtió en un despojo humano”.

En otro tramo de su declaración, Verdugo también contó que estuvo presente el día que Fernández envió a un asistente con un sobre con dinero para que Fabiola Yañez se hiciera un aborto en 2016. “El gordo Rodríguez le llevó la noche anterior un sobre con papel madera con plata para que se saque al nene al día siguiente”, dijo.

Respecto al aborto de 2016, Verdugo afirmó que escuchó por teléfono “ahí te mando el dinero para que mañana soluciones eso… que no pase de mañana”. Y Cuando Fabiola se fue a Londres, Alberto quería que su madre la fuera a buscar, insistió, dijo que pagaba los pasajes. Tiempo después Alberto le dijo que iba a ser presidente y quería que Fabiola lo acompañe. “Siempre bajo sus normas, bajar sus redes sociales, dejar a sus amigos..:”

Una vez más, el testimonio de la madre de Fabiola insistió en que la foto de la fiesta de Olivos fue un punto de inflexión. “Todo fue para peor para ella”, dijo. Después de la foto nadie podía llegar, podía estar, “como que la castigaron”. “Era todo lo días la misma queja de Alberto “por tu culpa perdí la elección”; “por tu culpa voy a perder todo”.

La mujer precisó que vio a su hija con el ojo en compota cuando viajo a Misiones. “Yo sabía lo que era, el médico sabía lo que era, todos sabían lo que era pero todos se callaban”. Fabiola, señaló, mantuvo el relato de la no intencionalidad durante dos o tres días “pero a mi no me podía mentir…a mi me dijo lo que había pasado”. La mujer contó que habló en privado con el médico Federico Saavedra, que ya declaró en la causa: “Le dije ella estaba abusando como nunca de esos ansiolíticos y del alcohol y que Alberto sabía…que había que hacer algo..”. “Hicieron oídos sordos”, dijo la madre

Después de la mudanza de Fabiola a huéspedes, de la quinta de Olivos, contó la madre de la víctima, Alberto iba a la casa “a gritar, golpear puertas, a insultar, a que volviera, a que no se enteraran de lo que estaba pasando”. En sus palabras, “Alberto no aceptaba que Fabiola ya lo había dejado”.

Precisó que Fabiola quería irse de la Quinta antes del 10 de diciembre, pero no se lo permitieron. “Hasta que nos subimos al avión para irnos a España”. Al principio en España todo estuvo calmo (Fabiola , su madre y el ñiño) hasta que llegó Alberto. Cuando el entendió que Fabiola no quería estar más con él se puso muy agresivo. Las situaciones de violencia eran cosa de todos los días. Fabiola era como “una rehén económica”, aseguró.

La mujer hizo hincapié en que Alberto Fernández se cuidó de levantarle la mano cuando había gente alrededor. Sobre todo los empleados. Dijo que el personal que trabajaba en el chalet hasta tarde o en huéspedes “habían acatado la orden”: cuando escuchaban gritos se iban o por una puerta de atrás o a la cocina de abajo.

Fuente: Infobae

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