La jueza Zunino deberá resolver si le concede o no la excarcelación. La fiscal se opuso.
Entre mañana y el martes la jueza de Garantías Ada Zunino resolverá el pedido de prisión domiciliaria planteado por la defensa del cura Agustín Rosa Torino, quien está detenido desde diciembre de 2016, acusado del delito de abuso sexual gravemente ultrajante.
La magistrada corrió vista del requerimiento a la fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero, quien respondió que no está de acuerdo con lo solicitado por el sacerdote con el argumento de que todavía no se ha completado una serie de diligencias relacionadas con la investigación.
Se trata de los testimonios de los familiares de las víctimas y careos entre el religioso y los dos jóvenes que lo acusan de abuso sexual.
Fuentes judiciales señalaron que además de las causas descriptas, la fiscal Sodero habría advertido que hay riesgos de que el cura aproveche la libertad domiciliaria para fugarse.
En el escrito Rosa, al que el Vaticano le suspendió su actividad sacerdotal, pidió retornar a su vivienda en Finca La Cruz, donde lo detuvieron en diciembre pasado.
La vida en la cárcel
Por su problemas de salud el cura de 64 años estaba internado en el hospital del penal de Villa Las Rosa, pero como ya está compensado las autoridades de la unidad penitenciaria número uno pidieron autorización a la jueza Zunino para alojarlo en el pabellón extramuro, donde funciona el programa Adultos Mayores. Allí están alojados los internos de más de 60 años.
La magistrada dio el visto bueno y desde el viernes a la tarde Rosa Torino está en ese edificio que cuenta con una superficie de 224 metros cuadrados, entre construcción y espacios destinado para recreación, con una capacidad para 50 personas.
Es la segunda vez que el fundador del Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista pide cumplir el arresto en su domicilio.
La primera fue a los pocos días de su detención, pero la jueza le denegó el planteo, según informo El Tribuno .
Rosa Torino fue detenido luego de las graves denuncias que hizo públicas Yair Gyurkovitz, un joven de 21 años, quien relató con lujo de detalles los momentos que vivió, a partir de los 14 años, cuando ingresó como interno en la congregación.
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