El Xeneize superó 3 a 1 al Lobo gracias a tres grandes jugadas que terminaron en los tantos de Merentiel, Medina y Benedetto. Descontó Castillo gracias a una desinteligencia de Figal.
En los cambios de uno y otro es posible explicar el resultado que se produce en el anochecer de La Plata. Ahí estaba Chirola Romero, con su equipo ya en desventaja, apelando a los ingresos de Alan Lescano (21 años) y Leandro Mamut (19). Unos minutos después, Jorge Almirón hacía tres modificaciones. Y saltaban a la cancha Darío Benedetto, Luis Advíncula y Norberto Briasco. Bastó un ratito para que Boca configurara una goleada. Entonces, el esfuerzo de Gimnasia se transformó en desilusión. Y el descuento de Rodrigo Castillo en el final, producto de una desinteligencia entre Chiquito Romero y Nicolás Figal, fue apenas el famoso gol del honor.
Boca tuvo demasiada jerarquía y esa diferencia quedó expuesta en la cancha, cuando fluyó la contundencia. Necesitaba cambiar la cara de visitante, condición en la que no ganaba desde la 17ª fecha en La Paternal, casualmente con un gol de Miguel Merentiel, que abrió la cuenta en el Bosque. Y sobre todo, había que mostrarse entero tras la vuelta olímpica de River. Los xeneizes hicieron tres golazos y los números empiezan a ser positivos: cosechó 10 de los últimos 12 en juego y se metió en el lote de equipos que se están clasificando a las copas internacionales.
Reviví el GOL de Miguel #Merentiel, su 7° tanto en #Boca, es GOLEADOR del Xeneize en la Liga y del ciclo #Almirón. pic.twitter.com/CgUABHod3s
— Boca Juniors – La12Tuittera (@la12tuittera) July 16, 2023
Almirón apeló a un esquema diferente en La Plata. El técnico, que suele desafiar la habitualidad de sus futbolistas, le dio otra función a Cristian Medina. Así como Advíncula y Valentín Barco dejaron el lateral para transformarse en extremos o volantes, el juvenil de Moreno se corporizó en enganche. Y aunque es cierto que se trata de un puesto que conoce de las divisiones inferiores, también es una realidad que se casi siempre se desempeña como mediocampista interno.
Con Medina en esa posición, Boca ganó manejo, pero perdió verticalidad. Entonces, muy a pesar de las pinceladas del chico de 21 años, todo se hacía lento. El traslado, fundamentalmente. El viejo rombo que rescató Almirón no generaba posibilidades para el doble “9” que armó con Miguel Merentiel y Luis Vázquez.
Gimnasia hizo el mayor desgaste. Con 9 futbolistas surgidos de su semillero de Estancia Chica, mostró vigor para presionar, intensidad cuando ameritó la recuperación y profundidad. Sin embargo, le faltó justeza en la definición. Y la más clara en la primera etapa, una jugada preparada del laboratorio de Chirola Romero, no terminó en gol por una gran tapada de Chiquito. Eric Ramírez amagó a patear directo, pero jugó el tiro libre para la aparición por sorpresa de Franco Torres. El volante sacudió con potencia y el arquero bloqueó el fierrazo.
El partido estuvo lejos de tener un gran nivel. Entre las dificultades que exhibía Boca para cambiar el ritmo y la postura de Gimnasia que exigía, pero no resolvía, todo se hizo monótono. Hasta que empezó a acelerar el equipo visitante. Se activó Marcelo Weigandt. Creció Pol Fernández. Los dos combinaron por la derecha. Y el centro del capitán al primer palo encontró en soledad a Merentiel, que se elevó entre los centrales y clavó el cabezazo goleador.
Fue puro oportunismo el uruguayo. Y Boca, que no había estado lúcido para elaborar y había sido poco agresivo, se puso en ventaja. Gimnasia no tuvo peso arriba. El 4-2-3-1 con Ramírez y Franco Soldano alternando la presión como referencia no funcionó porque Torres se soltó en cuentagotas y Benjamín Domínguez, que tuvo campo abierto en el sector de Weigandt, no terminó bien las jugadas. Por momentos, abusó de la gambeta. Le quedó una clara en el final del primer tiempo y volvió a responder Chiquito Romero.
En el segundo tiempo, el VAR anuló un gol de Merentiel, una posición adelantada muy fina. Y Gimnasia, que estaba apretado, pareció entender que el fallo del árbitro era una nueva oportunidad en el partido. Chirola desarmó el doble cinco, entraron Lescano y Mamut y Boca sufrió. Después, sacrificó a un lateral, mandó a la cancha a un delantero (Ivo Mammini) y encerró a su ilustre rival.
Sin embargo, toda esa energía no tuvo correlato en el área de Romero. Y Boca lo liquidó en dos minutos con dos jugadas bárbaras. Varela dejó a Medina mano a mano y el volante no falló. Enseguida, llegó un contragolpe y el gol de Benedetto tras 7 toques en los que también participaron Advíncula y Weigandt.
Los chicos de Gimnasia se fueron reconocidos. Dejaron todo. Boca ganó con la calidad de su plantel. Hay excepciones, claro. Pero la billetera suele pesar más que el ingenio. En este punto, no hubo equivalencias.
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