Se trata del indicador clave que observa la institución para definir su política monetaria. La expectativa es que perfore el nivel de 5% este mes a partir de la estabilidad observada en los precios de los alimentos.
Sin contar la suba de tarifas, el alza de los precios muestra una desaceleración notable. Así surge del dato de la inflación núcleo, que se derrumbó de 9,4% en marzo a solo 6,3% en abril. Y todo indica que este mes podría incluso perforar el nivel de 5%.
Este indicador refleja la evolución de los precios sin tener en cuenta aquellos precios regulados, como sucede puntualmente con el caso de las tarifas de servicios públicos. También deja afuera algunos componentes estacionales, como sucede con los cambios de temporada en indumentaria.
Cuando se excluye de la medición las últimas subas de electricidad, gas y agua, el índice cae prácticamente 2,5 puntos porcentuales, desde 8,9% al ya mencionado 6,3%.
En realidad, la inflación núcleo se mueve mucho más en línea por ejemplo con la evolución del rubro alimentos y bebidas, que en abril creció 6%, es decir muy por debajo de la medición general.
Para el Gobierno se trata de un dato clave y en particular lo es para el Banco Central. Desde la entidad que preside Santiago Bausili ya explicitaron que las decisiones vinculadas con la tasa de política monetaria se tomarán de acuerdo a la evolución de la inflación núcleo.
El sentido es concentrarse en los indicadores que muestran los movimientos generales de precios y no aquellos componentes puntuales. En el caso de la Argentina la readecuación tarifaria tiene movimientos enormes debido a los sucesivos congelamientos del gobierno anterior.
Luego de esta nueva reducción de la inflación, y en particular de la núcleo, el Banco Central definió un nuevo recorte de la tasa de política monetaria, que pasó de 50% a 40%. En el mercado esperaban una nueva disminución, aunque muchos consideraban que sería de solo 5 puntos.
La desaceleración en alimentos gatilló una reducción de la inflación núcleo en abril, pero caería a menos del 5% en mayo. El BCRA aprovechó para bajar otra vez fuerte la tasa de interés, incluso más de los que pronosticaban muchos inversores
De esta forma, el BCRA aprovecha para seguir licuando sus pasivos remunerados, ante la baja de tasas que paga por los pases que coloca con los bancos con el objetivo de absorber pesos y evitar un salto exagerado de los agregados monetarios. “La remuneración de sus pasivos financieros es otro de los factores que, estando bajo el control del BCRA, también ha contribuido en años pasados a los desequilibrios macroeconómicos”, agregaron en la entidad.
El ministro de Economía, Luis Caputo, también destacó en redes sociales que la emisión de pesos por parte del BCRA para pagar pasivos monetarios se redujo sustancialmente: desde más de 5 billones mensuales a fines del año pasado a solo 1,7 billones actualmente. Pero esa cifra se seguirá reduciendo, a medida que las tasas continúen a la baja.
Además, el cepo cambiario permite mantener tasas negativas en términos reales por más tiempo, ya que la demanda de pesos queda contenida. Éste es uno de los factores que lleva al Gobierno a mantener las restricciones cambiarias, ya que permite mantener en funcionamiento la “licuadora” y seguir disminuyendo la cantidad de pesos sobrantes en la economía. De hecho, el déficit cuasifiscal que se ubicaba en niveles de casi 10 puntos del PBI ahora ya se ubica en menos de 5% y reduciéndose de manera continua.
Para mayo las proyecciones marcan una fuerte desaceleración adicional de alimentos y también de la inflación núcleo. Aunque todavía falta medio mes, es casi un hecho que ambos índices terminarán bien abajo del 5%, aunque la inflación general todavía continuará por encima de esos niveles.
Las proyecciones privadas marcan que en los últimos 30 días las subas en alimentos y bebidas ya se ubicarían por debajo del 3%. Esto llevaría un alivio a los bolsillos, teniendo en cuenta que la inflación acumulada en los últimos cinco meses (desde diciembre hasta abril) se ubica en el orden del 107%.
Además, la canasta básica para una familia de cuatro integrantes ya se ubica en $ 823.000, producto de las fuertes subas registradas tras la devaluación y con fuerte impacto en los ingresos de las familias.
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