El fútbol argentino es atrapante porque es loco, impredecible. Gabriel Arias había cometido un grosero error y Newell’s le empataba a Racing en lo que parecía ser el minuto final del juego. Pero dio unos segundos más el árbitro Nicolás Lamolina. Y lo tuvo la Lepra con un remate lejano que se fue muy cerca del palo izquierdo del arquero.
Los hinchas académicos empezaron con los cánticos en contra de los jugadores y de los dirigentes. Pero en la última de todas, Agustín Almendra dejó solo al uruguayo Gastón Martirena, que marcó el 2-1 definitivo para el alivio de Fernando Gago.
No le será sencillo a Gago revertir la situación con los hinchas de Racing, por mucho que los jugadores lo abracen después de un gol o que los dirigentes repitan su intención de renovarle el contrato hasta diciembre de 2024. La sensación es que es grande y pesado el desgaste entre el público y el técnico. Quizás por eso el DT fue el único silbado -casi por unanimidad- cuando la voz del estadio anunció a los titulares en la lluviosa noche de Avellaneda.
Juanfer Quintero fue el más ovacionado por los muchos que llegaron al Cilindro y, curiosamente o no, esta vez se optó por no mencionar a los suplentes, dentro de los que se encontraban los resistidos Maximiliano Romero, Nicolás Reniero y Emiliano Insúa.
No jugó bien Racing en la primera parte, pero mereció irse al entretiempo en ventaja porque generó varias situaciones de gol, mucha de ellas producto de errores en la salida de los rosarinos. Gago optó por un 5-2-3, con Juanfer Quintero arrancando desde la derecha y con Gabriel Hauche por izquierda en lugar del juvenil Ojeda. Todo lo bueno del local pasó por la zurda del colombiano, ya el dueño absoluto del equipo.
Habría que decirle al entrenador académico desde ahora que mire para otro lado si la balanza de la semana le da algún kilito extra al ex River. Quintero no puede faltar nunca en este Racing. Al otro cafetero, Roger Martínez, aún se lo nota falto de ritmo, aunque categoría le sobra. En una, tras un grosero error en salida de Guillermo Ortiz, el delantero no pudo acelerar para quedar mano a mano con Lucas Hoyos y la jugada quedó en nada cuando era muy peligrosa. Antes, Roger había tenido un par y siempre llegó un segundito tarde a la finalización.
A Newell’s el partido le quedó incómodo porque no entendió bien cómo jugarlo. Gabriel Heinze se la pasó dando saltos y agarrándose la cabeza, cuando no se peleaba con el cuarto árbitro, cada vez que su equipo perdió la pelota atrás o en el medio. No fueron pocas las veces, se aclara. Estaba muy volcado en ataque la Academia y tenía espacio para las contras el elenco rosarino. Pero Brian Aguirre las terminó a casi todas mal. En la que hizo bien le sirvió el gol a Cristian Ferreira en el punto de penal y Gabriel Arias puso las manos para evitar el gol.
Mejoró Racing en el complemento porque estuvo más fino en los pases filtrados. Lo de Newell’s es difícil de explicar: siguió intentando salir jugando desde abajo aun cuando se notaba que no era la noche por el mal rendimiento de los futbolistas y por las condiciones del césped. Lo que hizo la Lepra se parece mucho a un capricho. Hoyos y Sforza perdieron mucha y en una de las tantas malas salidas del volante central, Roger Martínez recuperó alto y Quintero asistió a Jonathan Gómez para el 1-0. Iban 25 minutos.
El final fue de película. Arias salió lejísimos y el ingresado Guillermo Luis May puso de cabeza el 1-1. Parecía definitivo. Los hinchas se levantaron y empezaron a apuntarles a todos: jugadores, cuerpo técnico y dirigente. Se avecinaban días de zozobra en Avellaneda. Pero Agustín Almendra dejó cara a cara a Martirena con Hoyos y el uruguayo no falló para la merecida y celebrada victoria académica.
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