Analiza difundir una declaración. La cúpula del Episcopado ya había aclarado que la misa de Luján no era parte de su propuesta de oración.
El revuelo que provocó la misa -y que afectó particularmente a la Iglesia porque apareció partidizada generando un gran disgusto entre muchos de sus fieles- llevó a que la cúpula del Episcopado comenzara a contemplar la posibilidad de poner las cosas en su lugar en cuanto a que lo religioso está abierto a todos, no a una parte, sin politización alguna.
El propio arzobispo de Mercedes-Luján, consciente de la polémica, ensayó una disculpa hacia el final de la controvertida misa que presidió. Admitió que la celebración había tomado una envergadura impensada inicialmente y afirmó: “AI metí la pata, pido disculpas”. De todas maneras, dijo que la basílica de Luján está abierta a todos.
Desde que el gobierno perdió el año pasado las elecciones y quedó políticamente debilitado -se sumó la escalada inflacionaria y los problemas judiciales para Cristina-, el kirchnerismo buscó acercarse al Papa y a la Iglesia, pese a haber propiciado la legalización del aborto y acercado a los sectores más anticlericales.
Cuando Cristina fue víctima del atentado, el oficialismo difundió prontamente que el Papa la había llamado para solidarizarse (también le envió un telegrama abogando por la “armonía social”). Incluso, hizo correr en los días siguientes que el pontífice la había vuelto a llamar, cosa que nunca se confirmó.
Ahora Clarín pudo saber que en el gobierno se está pensando en la posibilidad de que el Presidente viaje el 9 de octubre al Vaticano para participar de la canonización (declaración de santo) del enfermero salesiano italo-argentino Artémides Zatti, que se desempeñó en la Patagonia.
Obviamente, el gran objetivo del oficialismo es que Francisco reciba a Alberto Fernández. Pero ante una relación entre el Papa y el Presidente que hace tiempo que es muy fría por la actitud confortativa del presidente y la ley del aborto, en Roma esperan que el mandatario no solicite la audiencia.
Sea como fuere, en la Casa Rosada insisten en pegarse a la Iglesia y aseguran que, si no va el presidente, “se enviará una delegación relevante”.
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