Hilda Horovitz dio detalles de su relación con el remisero en una entrevista con Jorge Lanata y contó cómo se enteró de las anotaciones. «No creo que haya Justicia, después se va a calmar todo», pronosticó.
Hilda Horovitz no tiene miedo. La exesposa de Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta, el número dos de Julio De Vido, se presentó ante el juez Claudio Bonadio y declaró cómo su expareja transportaba los bolsos con coimas millonarias que recibía el gobierno kirchnerista por parte de empresarios del sector energético y la construcción. En una entrevista exclusiva con JORGE LANATA, explicó por qué se acercó a la Justicia y recalcó que siempre dijo la verdad.
«No sé si fue por la bronca acumulada, porque Centeno me trató mal durante mucho tiempo o por la acumulación de agresiones. Pero yo sentí que hasta acá había llegado y exploté yendo a Tribunales», contó en diálogo con PPT.
Horovitz es una de las piezas clave de la investigación que lleva adelante Bonadio, junto al fiscal Carlos Stornelli, detrás de una supuesta red de corrupción que quedó detallada en ocho cuadernos del remisero de Baratta.
En esas bitácoras, Centeno explicitó, de manera clara y precisa, cómo transportó todo tipo de equipaje repleto de dinero que provenía de coimas de la obra pública y el sector energético. En total, se estima que se trató de 160 millones de dólares.
La exesposa del remisero reveló cómo era el vínculo de su expareja con los funcionarios más cercanos del matrimonio presidencial. «Centeno no solo era el chofer de Baratta, sino que eran amigos», resaltó. Sin embargo, según dijo, el chofer anotó todos sus movimientos por miedo a «que le soltaran la mano». «Yo escribo todo esto para que el día de mañana, si pasa algo y Roberto no me quiere dar trabajo, le digo que muestro todo», rememoró Horovitz, según le contó quien fue su pareja.
En la entrevista con PPT, aclaró que se enteró de la existencia de los cuadernos cuando Centeno volvió un día enojado porque solo le daban «migajas» del dinero que trasladaban.
Centeno la llevó en varias oportunidades a festejos familiares de Baratta, como cumpleaños de sus hijos o bautismos. Pero ella, a diferencia de su exmarido, nunca conoció a Néstor Kirchner. «Él sí tenía contacto porque iban a jugar al fútbol. Y se que a Cristina la vio varias veces en jogging, despeinada y de mal humor», agregó.
Horovitz narró que encontró los cuadernos en su placard, porque había estado revisando el mueble. A pesar de que le llamó la atención que tenía fechas y horas, no los leyó. Tampoco le sorprendió la actitud de su entonces marido, porque él era «muy de anotar todo».
Su matrimonio con Centeno no terminó en buenos términos, ya que, según explicó en la entrevista, el remisero era violento y cuando se emborrachaba la agredía. Cuando la relación se acercaba al final, como Horovitz era desempleada Baratta le consiguió un trabajo en Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, como recepcionista. Pero cuando el mandato de Cristina terminó, la trasladaron al entonces Ministerio de Minería y Energía.
Con respecto a los manejos económicos de su exmarido, Horovitz detalló que él tenía en paralelo una remisería, pero que los autos -todos 0Km- estaban a nombre de terceros. «Tenía testaferros. Yo era una y su abogado también», confesó.
Ya separada de Centeno, Baratta le consiguió un departamento en Ezeiza. Pero después de varios meses de vivir allí, la mujer le pidió a su expareja que le comprara una o que sino iba contar todo lo que sabía. «Es verdad que yo le mandaba mensajes a él y a Roberto. Al final, mi ex me compró uno y me hizo firmar que yo le presté 40 mil dólares y que él me los devolvía con la propiedad», aclaró.
Horovitz reiteró que no tiene miedo porque nunca dijo cosas que no sean verdad. Sin embargo, no tiene esperanzas que la causa llegue muy lejos. «Esto es del momento, después se va a calmar. Alguno quedará detenido, pero no creo que haya Justicia», concluyó. (Fuente:TN)
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