Por Carlos Saravia Day
En su momento, el extinto presidente Néstor Kirchner hizo una convocatoria para construir una Nación más plural y en ese momento lo hizo con una frase celebrada por su acólitos “miren lo que yo hago y no lo que digo”.
Es difícil advertir las intenciones de la mirada extrávica, siempre ambigua, si los ojos en su mirar son el espejo del alma y con su decir inconexo alcanzaba el grado de paradoja. Lo que trae a recuerdo un antiguo verso de la tradición oral de Salta:
Vizco virolo
vizcocho sin sal
mírame derecho
y te pago un real
Para las escrituras primero fue el Verbo, para Kirchner los hechos. Las palabras “flatus vocis” eran voces al pedo como diría la inculta latiniparla, o en todo caso servían para ocultar el pensamiento. A renglón seguido, su entonces ministro, Aníbal Fernández, se encargó de aclarar los alcances de la convocatoria presidencial diciendo: “No hablaremos con los dirigentes de la oposición porque no son plurales como nosotros”.
Recientemente, el hoy presidente Alberto Fernández, como antes lo hiciera el presidente Kirchner, convoca a los gobernadores de la oposición para tratar la cuestión de la deuda externa. Es inocultable la intención de mostrar “Urbis et orbis”, a todo el mundo, la fotografía de unidad política, especialmente al FMI en vísperas de la crucial negociación por la deuda que tiene la Argentina.
Al fin, el gobierno por primera vez admite que la oposición existe, y que en las relaciones internacionales, en un mundo globalizado donde el espacio se encoge, el tiempo se abrevia y la historia se acelera, ya no es suficiente el relato para consumo interno después de dos derrotas electorales inesperadas y sucesivas que dieron al suelo con el mito de las invulnerabilidades de Aquiles, sin embargo se obstina en no reconocer la derrota (festejó la derrota, cosa que ni Napoleón hizo después de Waterloo.)
Las astucias de Ulises, experto en tretas y ardides, que ya se sabe son el humo del ingenio, se disuelven en fantasmagorías en el aire, hoy convertidas en tretas fotográficas.
Cristina hoy recomienda bien: “Radicales despabilensen”.
La Argentina siempre fue deudora, desde el empréstito “Baring Brothers” al iniciarse el siglo XIX y siempre pagó hasta convertirse en dafaultadora serial. Es la regla más importante del Derecho Internacional Público la norma “Pacta sunt servanda”, cumplir con la palabra, así lo hizo Avellaneda.
Poco antes, Sarmiento desde el senado hizo la cruel advertencia parafraseando la estrofa del Himno Nacional: “Emerge a la faz de la tierra, la gran deudora del Sur”.
Se puede suprimir la estrofa del Himno, pero la palabra se cumple, sobre todo ante el mundo.
El problema de la deuda debe ser tratado en el parlamento, que es el ámbito natural, y dejar de lado el humo del ingenio que irrita los ojos y dan ganas de llorar.
Agregue un Comentario