Dos cardenales ultraderechistas, enfrentados con el Papa -uno de Estados Unidos y otro de Alemania- acusan al Pontífice de subestimar el problema de la homosexualidad.
Descolocados por el gran escándalo de los abusos sexuales clericales y el fortalecimiento del Papa argentino en la histórica cumbre mundial de obispos contra los abusos sexuales clericales, dos de los líderes de la conspiración ultraderechista que quiere hacer caer a Jorge Bergoglio del trono de San Pedro reaccionaron con una declaración en la que afirman que “la Iglesia está a la deriva” y que el verdadero problema más grave de la Iglesia es “afrontar la homosexualidad”.
La cumbre que se inauguró este jueves en el Vaticano y la expulsión de la Iglesia del ex cardenal norteamericano Theodore McCarry, que se anunció el sábado pasado, han frenado los ímpetus de la conjura.
Los cardenales Raymond Burke, de EEUU, y Walter Brandmueller, alemán, enemigos jurados de Francisco, a quien acusan de herejía y de haber desbandado hacia posiciones peligrosamente anticapitalistas, firmaron una declaración dirigida a los cardenales y obispos presentes en Roma, que participan de la cumbre. En tono de reproche atacan al Papa “por haberse alejado de la verdad del Evangelio”.
“Este alejamieto del mensaje bíblico es real”, sostiene el cardenal Brandmueller.
Tras haber atacado durante más de un año al Papa por el crecimiento de los escándalos causados en todo el mundo, pero en particular en los Estados Unidos, por los curas pedófilos, la conspiracción ultraderechista giró hacia el tema de la homosexualidad. Los dos cardenales que dirigen con otros la conjura antiFrancisco, ponen ahora el acentro en “la plaga de la homosexualidad difundida en el interior de la Iglesia”, una questión, sostienen, que el Papa subestima.
El argumento ha perdido eficacia tras la expulsión de la Iglesia del ex cardenal McCarrick por parte de Francisco. El ex arzobispo de Washington practicó durante décadas, con seminaristas y curas jóvenes, la homosexualidad y fue expulsado por haber abusado sexualmente de adolescentes. Un cardenal reducido a la condición de laico no tiene antecedentes, que se recuerden.
Con la Iglesia sometida a una tensión inaudita por los casos de abusos sexuales clericales, sobre todo en Estados Unidos, los conjurados están en dificultades para convencer a obispos y cardenales que la mayor urgencia es ahora luchar “contra el alejamiento de la verdad del Evangelio”. Pero el cardenal Brandmumueller sostiene que la cumbre de estos días en el Vaticano no servirá a nada porque el tiempo a disposición “es muy poco”.
Vaticano, corresponsal
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