La histórica vivienda está en la segunda etapa de restauración, que debería estar concluida en agosto. Se están realizando trabajos estructurales y no hay definiciones sobre cuándo se convertirá en museo.
La segunda etapa de la obra de restauración de la Casa de Leguizamón, ubicada en la intersección de Caseros y La Florida, debería estar lista en agosto de 2017, de acuerdo al cronograma que maneja la Dirección General de Patrimonio Cultural, a cargo de Diego Ashur Mas. Hasta el momento esta fase de la obra, que comenzó en agosto de 2016, ya cuenta con el 45% de avance. El plazo de ejecución previsto es de 12 meses.
Las obras se realizan en el marco del Programa de Desarrollo Turístico Sustentable, que financia el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Por etapas
Esta es la segunda etapa de la obra, en la cual se trabaja para consolidar y reforzar los muros medianeros con la Casa de Arias Rengel. Informo EL Tribuno
Por otro lado, se informó que ya se encuentran vinculados los edificios de las dos casas históricas de Arias Rengel y de Leguizamón.
Además se construyeron los cimientos, sobrecimientos y muros armados con geomalla. También se están realizando instalaciones de cloacas, desages pluviales y conexiones de agua, junto con las instalaciones eléctricas.
En la primera etapa, que concluyó en 2013, se intervino el 75% de la superficie del edificio, contemplando consolidación y reforzamiento estructural.
Vivienda histórica
La histórica casa, de unos mil metros cuadrados, fue construida en 1806 por el coronel Juan Galo Leguizamón, quien además fue comerciante y político.
En la planta baja había un comercio y en la planta alta estaba la vivienda familiar. Desde sus balcones se vieron transcurrir momentos clave de la historia nacional y, en sus salones, debatieron y también danzaron al son del clavicordio personajes como el general cordobés José María Paz, también conocido en la época como el Manco Paz.
La casa, que se encuentra a una cuadra del Cabildo, fue declarada monumento histórico nacional en 1979, por el decreto 1739/79. Su valor histórico no solo tiene que ver con aquellas personalidades que pasaron por sus salones sino también con su riqueza arquitectónica.
Es considerada una obra importante, de transición al siglo XIX, por la construcción de sus imponentes muros de adobe y su relación con los edificios patrimoniales que la rodean. A esto deben sumarse los bienes muebles, entre los que se encuentran piezas exquisitas de alto valor artístico.
Restauración
El deterioro del edificio preocupó a las autoridades y, para prevenir desmoronamientos, se apuntalaron las paredes con vigas. En el marco del Programa de desarrollo turístico sustentable de la Provincia de Salta, el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID) financió la restauración de la casa.
Al ser un monumento histórico, la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, en su momento, objetó un plan de arreglos que había propuesto la Provincia y que evaluaba utilizar hormigón para fortalecer el adobe de las paredes. Esto implicaba cambiar características importantes del inmueble. Finalmente se determinó que la reparación se haría utilizando geomallas que sirven para reforzar el adobe original de la casa.
Lo cierto es que los trabajos llevan más de cinco años. En reiteradas oportunidades se difundió que la casa se abriría al público como un museo, pero aún no se conoce en qué fecha podría concretarse ese anuncio.
Actualmente se lleva a cabo la segunda etapa, que tiene que ver con los servicios sanitarios y eléctricos y el avance con la vinculación con otras dos casas históricas importantes, como son la de Arias Rengel y la casa de Moldes.
Para llegar al proyecto final, que es la creación de un complejo de museos que integre la casa de Arias Rengel y la de Leguizamón, falta todavía trabajo y tiempo.
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