El encuentro tuvo tres tramos: en un principio, el Pontífice dialogó a solas con el Presidente argentino, luego se le permitió el ingreso a la secretaria general Karina Milei y finalmente se sumaron los ministros que formaron parte de la comitiva especial.
Javier Milei concretó finalmente su esperada reunión con el papa Francisco en el Vaticano. El Presidente estuvo 70 minutos con el Pontífice en un encuentro que tuvo tres tramos. En el primero, el jefe de Estado argentino y el obispo de Roma hablaron a solas; luego ingresó la secretaria general y hermana del mandatario, Karina Milei; y finalmente se sumaron los ministros que formaron parte de la comitiva: Guillermo Francos (Interior), Diana Mondino (Relaciones Exteriores) y Sandra Pettovello (Capital Humano).
Javier Milei llegó a la Santa Sede a las 8:58, hora local (4:58 de la Argentina). Fue recibido en el Palacio Apostólico. Pese a las fuertes palabras que había tenido para con la máxima autoridad de la Santa Sede durante la campaña, el Presidente hoy se quedó con un pequeño récord: los memoriosos del Vaticano recuerdan que la primera vez que Francisco recibió a Cristina Kirchner estuvieron dialogando menos de una hora; con Mauricio Macri fueron apenas 22 minutos y con Alberto Fernández, 44.
En las fotos oficiales que difundió el Vaticano del encuentro a través de las agencias internacionales, los dos líderes lucen sonrientes. Ayer ya habían tenido un encuentro cordial durante la ceremonia de canonización de mama Antula, cuando el líder de la Iglesia aceptó un abrazo del mandatario argentino en la Basílica de San Pedro.
El intercambio de regalos es una tradición cada vez que el Pontífice mantiene una audiencia. Según detallaron fuentes oficiales, Milei entregó al papa una carpeta con la copia de la carta manuscrita del Canciller José María Gutiérrez a Juan Bautista Alberdi, acreditándolo como representante en Europa (mayo de 1854); un cuadro con la postal conmemorativa de Mama Antula que el Correo Argentino distribuyó en ocasión de su beatificación (agosto de 2017) y alfajores de dulce de leche y galletitas de limón. El líder de la Iglesia Católica, por su lado, le obsequió un medallón de bronce inspirado en el Baldaquino de San Pedro, los volúmenes de documentos papales y el Mensaje por la Paz de este año.
Alrededor de las 6:20 de la Argentina, luego del saludo protocolar y las fotos de rigor, la comitiva argentina inició una segunda reunión dentro del Vaticano, esta vez con Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, que se extendió casi cincuenta minutos .
Duró una hora, según el Vaticano, la primera audiencia oficial entre el presidente Javier Milei y el papa Francisco. Se trata de un tiempo muy largo, que nunca había tenido con ni con Crstina Kirchner, Mauricio Marci ni Alberto Fernández, lo que indica que fue un éxito este primer encuentro y que la conversación fue intensa y completa. Fue una audiencia “muy buena y muy amable”, se pudo saber de fuentes vaticanas, consecuencia de ese inesperado clima de distensión que se dio entre los dos, luego de los saludos, con abrazo y beso, que hubo ayer al principio y al final de la misa de canonización de Mama Antula, que pareció marcar el inicio de una nueva etapa.
Después de un apretón de manos y quizás nuevamente un abrazo -como hubo ayer-, los dos líderes ingresaron a la biblioteca. Y se sentaron uno frente al otro, en el mismo escritorio de madera en el que también estuvieron en su momento Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, mandatarios que jamás protagonizaron un saludo tan efusivo como el que tuvo ayer Milei, un outsider de la política.
Para la reunión, como es costumbre durante la visita de los jefes de Estado, el Presidente le hizo entrega de una serie de obsequios al jefe de la Iglesia Católica. Según lo informado por el vocero de la presidencia, Manuel Adorni, los regalos fueron: una carpeta con la copia de “la carta manuscrita del canciller José María Gutiérrez acreditando a Juan Bautista Alberdi” como representante en Europa, un cuadro con la “postal conmemorativa de mama Antula que el Correo Argentino” distribuyó en ocasión de su beatificación y “alfajores de dulce de leche y galletitas de limón”.
En una reunión a agenda abierta y más allá de la conexión y química evidente que ambos reflejaron ayer en su abrazo y beso, el Papa escuchó atentamente los planes del presidente libertario -cuyas ideas parecen estar en las antípodas- para entender cuál es el rumbo. Según pudo saber LA NACION de fuentes informadas, el Pontífice, de 87 años, dejó hablar al líder libertario famoso en todo el mundo por haberlo insultado en el pasado, pero que ayer se arrojó emocionado a sus brazos, pidiéndole si le podía dar un beso, como un hijo pródigo. Entonces le contó sobre la dramática situación de la Argentina, una madre patria golpeada, con grandes recursos materiales y humanos, donde un 40% de la población vive en la pobreza, con inflación en las estrellas y donde las últimas medidas económicas causaron rechazo en amplios sectores, que incluso promovieron una huelga general en tiempo récord. Milei le habló de la terrible herencia recibida, de la batalla emprendida en contra los privilegios de “la casta” aún enquistada en el Congreso, según su narrativa, y probablemente del estrepitoso fracaso de la ley ómnibus que opacó su primer viaje internacional (sin contar el Foro de Davos), luego de la traición de algunos.
También se especula que Milei pueda hablado del o los candidatos/as a embajador ante la Santa Sede,ás cargo aún vacante después de la salida de la embajadora de carrera María Fernanda Silva, designada por la administración Fernández. Y quizás, de sus deseos de convertirse al judaísmo, pese a sus raíces católicas.
Se descuenta que, como hizo en el primer llamado telefónico que mantuvieron dos días después de su triunfo electoral, y luego, en una carta formal, el mandatario volvió a invitar al Papa al país, una asignatura pendiente de Jorge Bergoglio después de casi 11 años en la cátedra de Pedro y de haber viajado a 61 países, incluidos varios de América Latina, algo que causó frustración en muchos argentinos. Aunque no hubo una respuesta del Pontífice, que ya hizo saber que tiene la voluntad de ir y que, de darse el viaje, sería en el segundo semestre, después de una visita a Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Este, prevista para fines de agosto.
Terminado el cara a cara a solas, volvieron a abrirse las puertas de la Biblioteca y el Papa recibió al resto de la comitiva. En unos diez minutos, saludó a todos y se dio el habitual intercambio de regalos. Francisco le regaló a Milei algo muy simbólico: un medallón de bronce inspirado al Baldaquino de San Pedro, “que representa la armonía entre lo sagrado y lo divino, uniendo el cielo y la tierra en una visión única” y en cuyo centro “brilla la paloma del Espíritu Santo, símbolo de unidad, fuerza e inspiración para la Iglesia”, según pudo leerse en un pergamino que acompañaba el regalo; además, sus principales libros y el Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de este año. Los demás miembros de la comitivia se llevaron el habitual rosario.
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