El primer ministro Benjamin Netanyahu, por su lado, dijo el lunes que la respuesta de su país “cambiará Medio Oriente”.
El ejército prometió el lunes plantar un asedio total a la Franja de Gaza, mientras sus soldados buscaban milicianos en el sur, vigilaban brechas en la cerca fronteriza y bombardeaban el territorio gobernado por Hamas tras una incursión sin precedentes el fin de semana.
“Estamos imponiendo un asedio total a Gaza (…) ni electricidad, ni comida, ni agua, ni gas, todo cerrado”, dijo el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, en un video, refiriéndose a la población de este enclave palestino, habitado por 2,3 millones de personas.
“Estamos combatiendo contra animales y actuamos en consecuencia”, agregó Gallant.
A las declaraciones de Gallant, se sumó el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien dijo el lunes que la respuesta de su país al ataque múltiple perpetrado por hombres armados palestinos desde la Franja de Gaza “cambiará Medio Oriente”.
Netanyahu se dirigió a los alcaldes de las ciudades fronterizas del sur afectadas por el ataque sorpresa que comenzó el sábado, según un comunicado de su oficina que no dio más detalles sobre sus comentarios.
Dos días después de que Hamas lanzara su ataque sorpresa desde Gaza, el ejército informó que los combates prácticamente habían terminado por el momento. El asalto tomó completamente por sorpresa al prestigioso aparato militar y de inteligencia israelí, lo que llevó intensos combates a sus calles por primera vez en décadas.
Israel declaró oficialmente la guerra el domingo, lo que presagiaba más combates por venir y una posible ofensiva por tierra en Gaza, algo que en el pasado ha incrementado el número de bajas. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha prometido destruir “la capacidad militar y de gobierno” del grupo armado, que está muy arraigado en Gaza.
Mientras Israel alcanzaba más de 1000 objetivos en Gaza y sus tanques y drones vigilaban las brechas en la cerca fronteriza para evitar más infiltraciones, milicianos palestinos seguían lanzando rondas de cohetes que activaban las sirenas antiaéreas en Jerusalén y Tel Aviv. Un video compartido en redes sociales parecía mostrar una columna de humo cerca de una terminal en el aeropuerto internacional Ben Gurion. En un primer momento no había datos de bajas o daños por el bombardeo.
Los civiles ya habían pagado un alto precio. Al menos 700 personas murieron en Israel, una enorme cifra que no se había visto en el país en varias décadas. Casi 500 personas habían muerto en Gaza, un enclave con 2,3 millones de habitantes que limita con Israel y Egipto.
Grupos armados palestinos dijeron tener unos 130 rehenes israelíes. El brazo armado de Hamas afirmó en su canal de Telegram que cuatro de ellos habían muerto en ataques aéreos israelíes. No fue posible verificar de forma independiente esa afirmación, que mostraba el dilema para el gobierno israelí al bombardear un territorio donde estaban retenidos algunos de sus ciudadanos.
Israel y Egipto han mantenido niveles variables de bloqueo sobre Gaza desde que Hamas arrebató el poder del territorio a fuerzas palestinas rivales. En los últimos años, Israel había proporcionado una cantidad limitada de electricidad y permitido la importación de alimentos, combustible y bienes de consumo, si bien restringía de forma estricta los desplazamientos de entrada y salida.
Tras unas 48 horas de enconadas batallas dentro de Israel, el principal vocero del ejército, el contraalmirante Daniel Hagari, dijo a la prensa que Israel tenía el “control” de sus poblaciones fronterizas. El lunes de madrugada se habían producido algunos incidentes aislados, señaló, pero no había combates en marcha.
Sin embargo, advirtió que aún podría haber milicianos en la zona.
Se habían evacuado 15 de 24 poblaciones fronterizas, apuntó y se esperaba desalojar el resto en las 24 horas siguientes.
Antes, el vocero de Hamas Abdel-Latif al-Qanoua dijo a The Associated Press por teléfono que los combatientes del grupo seguían peleando fuera de Gaza y que habían capturado más israelíes el lunes por la mañana.
Por su lado, Egipto intentaba negociar un acuerdo preliminar en el que Hamas liberaría a las mujeres cautivas a cambio de que Israel liberase a las prisioneras palestinas, según el diario estatal egipcio Al-Ahram. Si ambas partes lo aceptaban, habría un cese el fuego temporal para facilitar el intercambio.
Se sabía que entre los rehenes capturados por Hamas y el grupo más pequeño Jihad Islámica había soldados y civiles, incluidos mujeres, niños y ancianos, en su mayoría israelíes pero también algunos de otras nacionalidades. El ejército israelí sólo dijo que el número de personas capturadas era “significativo”.
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