El Rojo se impuso 3 a 0 y pasó a River en lo más alto de la zona A. Matías y Braian Giménez, más Lucas ‘Saltita’ González, anotaron los goles del Rojo.
Los aplausos fluyen al son de los pases cortos de primera, las triangulaciones y las salidas limpias desde el fondo. Los hinchas de Independiente se eyectan de sus butacas para aplaudir de pie a un equipo que después de mucho tiempo les devolvió un poco de ese paladar negro del que tanto se jactan por este lado de Avellaneda.
El Rojo de Carlos Tevez (dirigió a pesar del fuerte golpe que sufrió en su cabeza por un accidente doméstico) quiere emular al de Ariel Holan, acaso el último gran Independiente, y presenta un blend perfecto de intensidad, garra y fútbol. Con esa formula goleó a Barracas Central en el Libertadores de América por 3-0, sigue invicto con el Apache como DT y se posa en lo más alto de la Zona A.
La inconfundible voz del Indio Solari sale a todo trapo de los parlantes del estadio cantando “el infierno está encantador esta noche” mientras las luces rojas hacen su show en el entretiempo. Y sí, la caldera del Diablo esta vez no hierve. Ya no está a punto de volar por los aires como en épocas no tan lejanas; por el contrario. Independiente se permite disfrutar. Porque juega bien, porque juega sin miedo, porque recuperó la memoria y porque tiene el ánimo por las nubes.
Fue el entretiempo más relajado de los últimos años en el Rojo tras un primer tiempo perfecto en el que dominó por completo a un Barracas que intentó mantener el orden, pero que se vio doblegado por la movilidad de su adversario. Matías Giménez de cabeza puso el primero al sacarle jugo a un tiro de esquina. Y Lucas González clavó un zurdazo letal que se le metió como un aguijón a Andrés Desábato, que había impedido antes un frentazo de Alexis Canelo.
Nada cambió en el complemento por más que el Guapo quiso hacer valor su apodo con más arrebatos que fundamentos serios. El dueño de casa no sufrió en ningún momento. Y liquidó la noche con un contraataque fortuito por un rebote que habilitó a Canelo. El delantero se escapó solo hacia el área, pero no fue egoísta y ante la salida de Desábato le cedió el gol a Braian Martínez, que definió con el arco libre un partido que ya estaba resuelto hacía rato.
Barracas nunca logró entrar en la disputa del encuentro y sumó su quinta derrota consecutiva como visitante. No fue sólido y tampoco profundo. Dominado de principio a fin en Avellaneda.
Tevez se fue con el ojo mocho, pero con la sonrisa amplia de satisfacción. Su Independiente cada vez juega mejor y se permite ilusionar con pelear por un título. De yapa, se va olvidando de la zona roja del descenso y se acerca cada vez más a la Copa Sudamericana.
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