La noticia se conocía por rumores, pero se oficializó en estas horas. Es de gran impacto para el rugby internacional y condiciona a la Argentina. Las cuatro principales franquicias del rugby sudafricano abandonarán su tradicional vínculo con los torneos de la Sanzaar (hemisferio sur) y se sumarán al Guinness Pro 14 de Europa.
Sharks, Stormers, Bulls y Lions participarán de la Rainbow Cup, un torneo de transición que se jugará desde marzo de 2021, como primer paso en la nueva sociedad de Sudáfrica con los equipos de Italia, Irlanda, Escocia y Gales.
Cada equipo sudafricano hará una gira de tres partidos por Europa, mientras que los clubes del Pro 14 viajarán a Sudáfrica. La competencia comenzará el 17 de abril y concluirá el 19 de junio con una final única.
«La inclusión de nuestros ‘súper equipos’ en la Rainbow Cup es un paso en una nueva dirección que elegimos», dijo Jurie Roux, director ejecutivo de SA Rugby. Y agregó: «Luego de tanta agitación e incertidumbre en 2020, el regreso a la competencia nacional e internacional de primer nivel es algo que esperábamos con verdadera emoción».
Los problemas para el rugby argentino
¿De qué manera puede afectar esto a la Argentina? Sencillo: con este panorama los Jaguares (o cualquier franquicia internacional que decida reconstruir la UAR) no encajan en ningún lugar del calendario internacional y ya no tienen alternativa de competencia en 2021.
Pero hay más. Para empezar, uno de los principales asociados y sponsors que tenía Sanzaar, la cadena sudafricana de TV SuperSport, comenzará a mirar hacia otros horizontes.
Sudáfrica fue, desde siempre, el principal aliado argentino para establecer vínculos en el plano internacional. Fue el que más apoyó el ingreso de los Pumas en el Rugby Championship y de los Jaguares en el Súper Rugby.
La pandemia de coronavirus empezó a debilitar todos los planes del rugby profesional argentino. Primero fue la disolución del Súper Rugby y ahora el escape de los equipos sudafricanos rumbo a Europa.
La medida no hace más que incentivar el éxodo de jugadores argentinos. Incluso aquellos de segunda y tercera línea están emigrando a ligas de Francia, Inglaterra o Australia.
Ignacio Calas, Lucio Sordoni y Santiago Socino, por ejemplo, partirán rumbo a Rebels. Otros, como Javier Ortega Desio se quedará a jugar la SuperLiga Sudamericana, un torneo de menor jerarquía con apenas seis equipos, de la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Colombia y Chile. Felipe Ezcurra y Gonzalo Bertranou no tienen opciones todavía. Y la lista puede seguir…
En la SuperLiga, el equipo argentino Ceibos tendrá jugadores bajo contrato de la UAR (naturalmente, muy inferiores a los que tenían en Jaguares en el Super Rugby). Pero aún no se definió el número, poque todos aquellos que representaron a los Pumas en el Tri-Nations, están buscando mejores alternativas en el exterior por nivel de juego e ingresos.
Más allá de los Ceibos, habrá otros jugadores argentinos que irán a las otras franquicias. Entre los que no ingresen en el equipo nacional, deberán esperar a que los otros cinco equipos elijan de la «bolsa de trabajo» disponible. Se efectuará un draft al estilo NBA. Cafeteros (Colombia) y Olimpia (Paraguay), tendrán la posibilidad de elegir tres jugadores cada uno. Luego Selknam (Chile), Peñarol (Uruguay) y Corinthians (Brasil), podrán elegir uno por equipo.
Eso será la primera ronda. Luego habrá una segunda hasta que se agoten todos los jugadores declarados «drafteables».
El nivel del torneo estará muy lejos del roce internacional que tenían los Jaguares y el certamen durará apenas tres meses.
Sin los principales figuras, resulta utópico pensar que la Argentina forme un equipo lo suficientemente competitivo para pretender sumarse a un certamen de franquicias intercontinental del Hemisferio Sur. Eso sin pensar en las dificultades logísticas de organizar semejante desafío.
Un mercado conveniente
Para Sudáfrica, compartir la franja horaria con Europa hace que la incorporación de sus equipos sea muy favorable. Los negocios están alineados.
Sólo se presentan dos problemas por resolver. El primero, qué pasará con Cheetahs, que no ingresará en a la Guinness Pro 14 Rainbow Cup ni al futuro Pro 18 en 2021. Se trata de una franquicia con un buen equipo, mucha historia y peso económico y político.
El segundo, cómo mantendrá su compromiso económico hasta 2030 con Sanzaar en el nivel de seleccionados. Si tras la Rainbow Cup los equipos se incorporan a la Guinness (que pasaría a ser Pro 18), ese torneo comenzaría su temporada 2021/22, en septiembre.
Los jugadores sudafricanos deberían participar en el Rugby Championship, que, en principio, está previsto para los meses de agosto y septiembre de 2021. Será cuestión de ajustar calendarios. Y la selección argentina tendrá que reunir a sus jugadores desde distintas partes del mundo. Como antes de su inclusión en Sanzaar. Exactamente el mismo panorama vivido hasta RWC 2011, con el constante tironeo de jugadores contratados en Europa y solicitados por UAR.
Sin duda, un problema que, por cuestiones geográficas, tampoco permite encontrar muchas soluciones. No será empezar de cero, porque la experiencia de Jaguares fue muy valiosa. Pero como están dadas las cosas, los equipos del rugby profesional argentino deberá volver al punto de partida.
Agregue un Comentario