Las dos empresas tienen un nombre en común y el mismo destino. Sin fondos ni empleados, y con las obras paradas, la inmobiliaria estira el final. En 7 meses libró 89 cheques sin fondos por $5 millones.
IKBA, la empresa inmobiliaria que convirtió en una pesadilla el sueño de la casa propia de innumerables familias, parece seguir los pasos de Denario, la agencia de turismo que estafó a cientos de viajeros con paquetes aéreos y se declaró en quiebra en octubre de 2017, según publicó El Tribuno.
Ambas firmas tienen mucho en común. Las dos fueron constituidas en 2011 por Miguel Matías Desimone. El empresario, de 34 años, está imputado desde el pasado 21 de mayo en una causa testigo de las estafas denunciadas con viviendas de las urbanizaciones Cielos del Valle y Cielos del Sur, de Cerrillos, y con departamentos de edificios que tienen las obras paradas en Salta y Tartagal.
El hijo del fallecido expresidente de Dinar, Andrés Desimone, gestó a IKBA el 24 de junio de 2011, según el acta constitutiva con la que acreditó su condición de socio mayoritario y titular del directorio de esa sociedad anónima.
Pocas semanas después, el 1 de septiembre de 2011, se asoció en Denario con su tío, Miguel Ángel Desimone, a quien la fiscal 1 de la Unidad de Delitos Económicos Complejos, Mónica Poma, imputó por estafas reiteradas y vaciamiento de la empresa que dejó un tendal de perjuicios incobrables.
En el proceso que lleva adelante la jueza de Concursos, Quiebras y Sociedades de Segunda Nominación, Victoria Ambrosini, 31 acreedores formalizaron reclamos de pago por $10,5 millones. Solo se presentaron 25 de los damnificados, un exempleado, dos empresas, la AFIP, Rentas y la Municipalidad de Salta.
La mayoría de las personas perjudicadas por Denario dio por perdido el dinero, desalentada acaso por la pobre imagen de la Justicia, los engorrosos procedimientos de reclamo judicial y los gastos en abogados.
Con los bienes y las cuentas de la empresa que había pedido la declaración de su quiebra el 29 de agosto de 2017, sin dejar de vender onerosos paquetes aéreos, la Justicia apenas pudo rescatar $173.500. Esa ínfima cifra deja al conjunto de damnificados sin posibilidad de recuperar un centavo.
Miguel Ángel Desimone cargó las culpas a la coyuntura económica y la presión fiscal. «El paso de una economía popular a otra abre una grieta», sostuvo en su descargo, en el que agregó que Denario terminó ahogada por «embargos de la AFIP».
El mismo argumento
En pasado 21 de mayo, en la audiencia de imputación dispuesta por la fiscal de Delitos Económicos Complejos 2, María Eugenia Guzmán, Miguel Matías Desimone repitió los argumentos de tu tío. Culpó a la coyuntura económica y la presión fiscal de la AFIP, organismo que, según su propia declaración, dispuso un embargo de $2.000.000 en las cuentas de IKBA por deudas previsionales y fundamentalmente de Ganancias.
Los lazos societarios de Miguel Matías y Miguel Ángel Desimone se extienden, además, a Dinar SA, Cambio, Bolsa y Turismo, empresa que el 10 de noviembre de 2014 fue multada por el Banco Central con $2,79 millones por modificaciones del capital social, cambios en el directorio y demoras reiteradas en la remisión de informes sobre sus negociaciones financieras. Sobre Miguel Matías Desimone recayó entonces una sanción personal de $280.000 y sobre su tío, Miguel AÁngel Desimone, otra de $667.000.
Mala imagen
En la causa penal que hoy enfrenta por la denuncia de Ricardo Cabrera, uno de los tantos damnificados de IKBA, Miguel Matías Desimone sostuvo que la firma quedó seriamente comprometida «por la quiebra de otra empresa no vinculada a ninguno de sus propietarios». Se refirió en esos términos a Denario, de la que el dueño del 50% del capital accionaria y se desconoce el tipo de vinculación que podría mantener actualmente por la inexistencia de edictos societarios publicados.
Los antecedentes que vinculan Miguel Matías Desimone con Denario son tan ostensibles que hasta el Ministerio Público Fiscal tuvo que rectificar en noviembre de 2017, en su sitio oficial, la imputación con la que lo confundió inicialmente con su tío.
El Boletín Oficial de la Provincia sacó a relucir otro hecho curioso el pasado 23 de marzo. Ese día se publicó un edicto según el cual Alfredo Abraham Cornejo Raicópulos asumió como presidente del directorio de IKBA después de una asamblea de accionistas fechada el 22 de septiembre de 2016. Con una demora de un año y medio, el edicto que muestra a Desimone como segundo de Cornejo Raciópulos marcó un preocupante récord a favor de la opacidad empresaria.
Arreglos desesperados
Muchas de las personas estafadas con viviendas y departamentos ven que IKBA sigue la trayectoria de Denario. Por eso, tanto los damnificados como los abogados que los representan, intentan recuperar de algún modo el dinero perdido. Algunos llegaron a acuerdos para asegurarse la posesión de algún terreno. Otros esperan devoluciones dinerarias en cuotas, aunque ya chocaron hasta tres veces con la pared. Solo entre el 2 de mayo y el 20 de diciembre de 2017, la empresa extendió 89 cheques sin fondos por $7.722.723, según registros bancarios.
El edificio de Tartagal construido por IKBA con Zottos.
Sin fondos ni trabajadores para reactivar las obras
El responsable de IKBA declaró que en la firma solo quedan 6 de los 140 empleados.
El pasado 21 de mayo, en la audiencia en la que fue imputado por estafa, Miguel Matías Desimone declaró que, por el escándalo de Denario, muchos adquirentes dejaron de pagar las cuotas de las viviendas y que, en consecuencia, los ingresos de IKBA cayeron un 60%. También señaló que en la firma solo quedan seis de los 140 trabajadores que llegó a ocupar en los proyectos inmobiliarios, según informó El Tribuno.
En Cielos del Valle, urbanización ubicada sobre la ruta nacional 68, en la denominada Recta de Cánepa, las casas empezaron a construirse en el primer semestre de 2015. En tres años, IKBA solo entregó 127 de las 331 viviendas comprometidas. Las obras se pararon en la sexta de 17 manzanas vendidas.
En Cielos del Sur II, urbanización localizada sobre la ruta provincial 21, camino a San Agustín, las 205 viviendas incluidas en el proyecto vendido ni siquiera empezaron a construirse.
En la torre Lyon, uno de los edificios de altura que denunció la Red Solidaria de Ciudadanos en Defensa de sus Derechos (Red Sol) por falta de juntas sísmicas y otras violaciones al Código de Edificación de la Ciudad de Salta, las obras quedaron a medio camino. Los trabajos llevan meses sin moverse en Deán Funes 535.
La causa testigo
El proceso penal que enfrenta Miguel Matías Desimone por estafa fue abierto ante la denuncia que presentó uno de los damnificados de la torre Lyon, Ricardo Cabrera, el 19 de junio de 2017. La causa se tramita en el Juzgado de Garantías 5, de Héctor Martínez, y tiene como coimputado a Jorge Héctor Dib Ashur.
Otro de los proyectos paralizados es el de la torre IKBA, un edificio de 20 pisos y 104 departamentos, oficinas y locales comerciales ofrecidos en la zona de la estación de trenes de Salta. Los trabajos se pararon tras la demolición de los galpones que ocupara la exbodega Giol en Necochea y 20 de Febrero. Ese proyecto fue denunciado por el bloque de concejales del Partido Obrero, por incumplimientos de normas edilicias.
La oferta inmobiliaria de IKBA incluye a otros edificios capitalinos que tampoco registran avances en Deán Funes 535 y Caseros 158. También a una torre de departamentos paralizada en Warnes 22 (Tartagal). Uno de los damnificados, Walter Daniel Escribas, médico del hospital de Embarcación, señaló como propietarios de ese fideicomiso a Miguel Matías Desimone, al empresario de la construcción Juan Pedro Garín y al diputado nacional Andrés Zottos.
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