El edificio de Mariupol tenía inscripciones en sus partes delantera y trasera donde daba cuenta de que allí se refugiaban menores.
El Teatro Regional de Drama del Donetsk, en Mariupol, una de las zonas más golpeadas por la invasión de las tropas rusas a Ucrania, aún estaba en pie. Se divisaba, desde las imágenes satelitales, su impecable techo rojo y sus paredes clarificadas por un sol radiante. Dentro, centenares de civiles se refugiaban ante el horror. Fuera, tanto en el sector delantero como en el trasero, se divisaba una advertencia: “Niños”.
El aviso, claramente, fue ignorado. Tristemente desoído. La alcaldía de esa ciudad portuaria del sudeste de Ucrania, informó que el edificio fue bombardeado este miércoles por fuerzas aéreas de Rusia, dejando un tendal de víctimas civiles, muchos de ellos menores de edad, además de las instalaciones en ruinas.
Todo quedó reducido a escombros. Reinó el estupor. Quedó evidenciada, una vez más, la insistencia de Vladimir Putin en apuntar su mira sobre objetivos civiles, más allá de las numerosas ofensivas que lanzó sobre puntos militares desde el 24 de febrero, día en que decidió iniciar esta guerra.
El Ministerio de Defensa ruso, rápidamente, intentó desligarse de cualquier tipo de responsabilidad. Es más, señaló que la explosión fue provocada por Azov, un batallón nacionalista ucraniano.
Lo concreto es que, más allá de estas acusaciones cruzadas, las inscripciones en ruso en los playones delantero y trasero del edificio eran por demás visibles desde el aire, de acuerdo a la imagen satelital provista por la compañía Maxar. Intentaban evitar este ataque que, según algunas estimaciones, provocará la mayor cantidad de bajas civiles desde el inicio de la guerra.
Construido en 1960, en plena época de Guerra Fría, el teatro de Mariupol es una de las atracciones más importantes de la ciudad en su rubro. Prueba de ello es que por sus instalaciones, las mismas que fueron voladas este miércoles por un bombardeo, pasaron artistas de gran renombre, locales e internacionales.
Por poseer un subsuelo diseñado para resistir posibles ataques con bombas, cientos de civiles llegaron hasta allí para refugiarse del fuego enemigo.
En imágenes difundidas después del ataque, pero que se registraron previamente, logran divisarse los pasillos a oscuras, así como también las personas junto a columnas en los espacios centrales. Se iluminaban con faroles o por los escasos rayos de luz que atravesaban las ventanas. Se mantenían con escasos víveres. Transitaban esas horas con un miedo atroz.
Joe Biden llamó a Vladimir Putin “criminal de guerra”
Un duro cruce dialéctico se produjo este miércoles entre Estados Unidos y Rusia, luego de que el presidente del país norteamericano, Joe Biden, calificara de «criminal de guerra» a su colega Vladimir Putin. Desde el Kremlin respondieron rápidamente. Dijeron que esa afirmación es «inaceptable e imperdonable».
«Creo que (Putin) es un criminal de guerra», respondió Biden a una periodista que lo interrogó en la Casa Blanca. Su secretaria de prensa, Jen Psaki, dijo luego que presidente estaba «hablando con el corazón», después de ver imágenes de «acciones bárbaras de un dictador brutal a través de su invasión de un país extranjero».
Por su parte, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, fue el encargado de hacer pública la postura de su Gobierno: “Consideramos inaceptable e imperdonable semejante retórica por parte del jefe de un Estado cuyas bombas mataron a centenas de miles de personas en todo el mundo».
Biden había anunciado poco antes un aumento a 1.000 millones de dólares del monto de la ayuda prometida a Ucrania, contra 200 millones prometidos inicialmente para hacer frente a la invasión.
«Ayudamos a Ucrania a adquirir sistemas de defensa antiaérea adicionales y de más largo alcance», dijo Biden, especificando que la ayuda incluirá drones.
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