El delantero convirtió el tanto de la victoria 2-1 sobre Internacional en Porto Alegre en el desquite de las semifinales; los cariocas jugarán la final después de 15 años y esperan a Boca o Palmeiras.
Héroe en una noche épica de Fluminense. Seis minutos necesitó Germán Cano para involucrarse en dos jugadas para que los cariocas revirtieran el resultado, se impusieran por 2-1 sobre Internacional, y se clasificarán para la final de la Copa Libertadores.
Un gol y una asistencia, jugadas con las que el delantero dejó su marca para desatar el festejo en el estadio Beira-Rio y llevar por segunda vez en su historia a Flu al juego consagratorio del máximo certamen continental de clubes, a la espera de lo que suceda en la noche del jueves con el cruce entre Palmeiras y Boca. Artillero con 12 festejos, los números del delantero iluminan el camino de un equipo que intentará levantar el trofeo el 4 de noviembre en el Maracaná.
Una reacción brillante para sortear a un Internacional que lo maniató en el comienzo, que no perdonó ante una falla del arquero Fábio, pero al que le faltó temple para sostener el marcador. Fluminense hizo un juego de menor a mayor y cerró el partido en un altísimo nivel, entre la necesidad de atacar y la puntería para derribar la resistencia del uruguayo Sergio Rochet. Y ahí asomó en todo su esplendor Cano, que habilitó a John Kennedy en la jugada que marcó la igualdad, y más tarde ajustó la mira para la estocada final, tras la habilitación del colombiano Yony González, con un remate cruzado, de derecha, que hizo explotar a los torcedores cariocas.
“El equipo dejó todo dentro del campo contra un rival muy bueno. Estábamos abajo en el marcador, pero somos un equipo de guerreros. Felices de clasificar, de jugar la final”, dijo en la transmisión de televisión, en un marcado portuñol. El delantero vive una primavera impensada, luego de recorrer medio continente como N°9. Lanús, Chacarita y Colón fueron los clubes argentinos en los que tuvo rodaje, pero no descubrió un espacio.
Colombia, Paraguay y México fueron los destinos, hasta que aterrizó en el fútbol de Brasil. Vasco da Gama, en 2020, le abrió la puerta y él respondió con 43 goles en 101 partidos. Deslumbró con la estadística, con la efectividad, y Fluminense lo sedujo para sumarse en 2022. Y Cano hizo lo que mejor sabe para corresponder esa confianza: 80 goles en 119 juegos, números de oro y que alimentan el gran sueño de Flu, que jugará en su casa, el Maracaná, su segunda final. La anterior no tuvo un resultado feliz, porque Liga Deportiva Universitaria de Quito se impuso en una definición por penales (3-1), tras ganar 4-2 en la altura y caer por 3-1 en Río de Janeiro.
Quince años pasaron desde aquel golpe y ahora Fluminense va por la revancha. Cano es su bandera, lo fue en la serie, porque convirtió tres de los cuatro goles en el mata-mata con Internacional. Fue figura en el juego en Río de Janeiro -autor de los dos festejos- y volvió a destacarse en Porto Alegre, donde el entrenador Fernando Diniz –que además conduce a la selección hasta que Carlos Ancelotti tome el control, en 2024- no titubeó en mover las piezas y quitar de la cancha a un referente como Felipe Melo. La urgencia ante el resultado adverso promovió los ingresos de John Kennedy y Martinelli y con mayor desequilibrio ofensivo, Cano enseñó el enorme poder de fuego.
La contracara de Cano fue el ecuatoriano Enner Valencia, que malogró dos oportunidades para sentenciar la serie, cuando Internacional dominaba en el juego y en resultado. Con un remate de cabeza –vía por la que Gabriel Mercado anotó en el primer tiempo- y dos veces con corridas a pura potencia, pero que no tuvieron efectividad al entrar al área. Con menos oportunidades a su favor, el argentino hizo más, enseñando que transita por otra temporada mágica y que el paso del tiempo no le quita luz.
Con 35 años, Cano vive una segunda juventud, disfruta del juego y desata la agitación de los torcedores de Fluminense, que se esperanzan con romper el hechizo y ganar por primera vez un trofeo internacional. Liga Deportiva Universitaria de Quito fue su bestia negra en los certámenes de Conmebol, ya que lo doblegó en la Libertadores y en 2009 en la Copa Sudamericana. Flu no se deja atrapar por el pasado y se proyecta en lo que vendrá. Con el boleto en la mano espera por Boca o Palmeiras, que esta noche definirán en San Pablo al segundo finalista.
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