En la causa hay nueve imputados por homicidio agravado por alevosía, ensañamiento y por mediar violencia de género (femicidio). Ellos son Pablo Guillermo Campos (alias “Pelado”), Jorge Ignacio Olmedo (alias “Colita”), Claudio Mario Herrera (alias “Cuqui”), Ezequiel Alejandro Guzmán (alias “Keco”), Javier Alejandro Alfaro (alias “Javi”), Leonel Edgar Raúl Suárez (alias “Leo”), Gladys del Milagro Pastrana (alias “Mili”), Romina Gimena Bracamonte (alias “Rumi”) y Cristian Rubén Salas (alias “Lupín”).
Hoy continuó la declaración de los imputados. El próximo jueves 17 comenzarán los alegatos con la exposición de la fiscal de la UFEM, Mónica Poma, y de la defensora oficial de Campos y Salas, Sandra Ortiz. El viernes 18 de noviembre alegarán los otros defensores: Jorge Bonetto (Romina Bracamonte, Leonel Suárez y Gladys Pastrana), Jaime López Figueroa (Jorge Olmedo), Marcelo Arancibia (Ezequiel Guzmán) y Agustín Solá Garrido (Claudio Herrera y Javier Alfaro).
El juicio se lleva a cabo con tribunal colegiado integrado por los jueces Federico Diez (presidente), Paola Marocco y Francisco Mascarello (vocales). Está previsto que se extienda hasta el 18 de noviembre.
La audiencia se inició con la declaración de Claudio Mario Herrera, alias “Cuqui”. Relató que la noche del 16 de enero de 2020 estaba con unos vecinos en una esquina de barrio Puerto Argentino, consumiendo alcohol y pasta base. Como a las 23 bajó Paola Ávila de un auto gris y se sumó al grupo. Al rato llegaron Campos (imputado) y Moreno, en sus respectivas motos. Herrera dijo que al segundo lo conocía porque eran amigos. Los dos se quedaron y después de un rato se fueron porque tenían un cumpleaños. Dijo que todos consumieron pasta base, incluida Paola.
Herrera afirmó que él había llevado su propia droga, tenía “varias lagrimitas”. Las había comprado en “El Bajo” (Villa San Antonio). Explicó que el consumo es compartido: se abre una bolsita y va pasando de mano en mano. Aunque cada uno está “en su propio mambo”, recordó haber oído una discusión “así nomás” entre Paola y “Pelado” Campos, referida a algo sobre la cárcel.
Como comenzó a lloviznar, decidieron trasladarse debajo de un árbol, cerca de la casa de Ezequiel Guzmán. Poco después vieron pasar a Campos solo, en su moto, y lo llamaron. Tenía un vino que compartieron. En ese momento paró la lluvia y regresaron a la esquina del principio.
Un par de horas después –como a las 6- apareció un patrullero para dispersarlos. Herrera sostuvo que él se alejó pero se quedó frente a la tercera casa de esa cuadra, con los coimputados Alfaro, Suárez, Pastrana y Bracamonte. Guzmán se despidió de él y se fue a su casa. Manifestó que no vio bien hacia dónde se dirigieron Paola y Campos y que desconoce si se fueron juntos. En su primera declaración, en fiscalía, había aseverado que la joven se había ido en la moto con el “Pelado”. Consultado acerca de la contradicción dijo que quizás en aquella oportunidad “se expresó mal”.
Herrera continuó contando que mientras estaban en esa cuadra, Campos regresó en su moto y él le reclamó porque le había faltado el respeto a Romina. Dijo que Romina le comentó que el “Pelado” le había dicho que era una “puta”. Campos le dijo que no era verdad y la discusión quedó ahí.
En ese contexto –según relató Herrera- el móvil policial hizo una segunda pasada y ellos regresaron a la esquina. Sostuvo que, cuando estaban ahí, llegó Olmedo con un par de zapatillas rosadas y se las quiso vender “para fumar”, pero él le dijo que no tenía plata. Precisó que estaban sucias, con barro, y que Olmedo las dejó en un costado.
Herrera aseguró que el resto del grupo vio toda la escena. No sabe si el coimputado se las ofreció a alguien más.
Luego de esto siguieron tomando y, como ya había amanecido y empezaba a circular gente, se retiraron a un costado del playón del barrio. Cuando estaban ahí llegó “Lupín” Salas y él le pidió que lo acerque hasta su casa, en Divino Niño. Herrera indicó que, cuando él se fue, el resto de los imputados se quedaron en el playón.
Herrera sostuvo que días después del hallazgo del cuerpo de Paola, cuando comenzó a circular el rumor de que a la joven le habían robado el calzado, él le comentó a un efectivo del CIF que esa noche Olmedo le había querido vender unas zapatillas. También ratificó que Milagros Pastrana le comentó que Olmedo había ido ese mismo día a su casa a querer vender un par de zapatillas, pero que su mamá lo sacó corriendo.
Desestimó por otro lado la versión dada por el coimputado Olmedo al declarar, cuando aseguró que había sido Pastrana quien le entregó a él las zapatillas para que las cambiara por drogas. Dijo que lo encaró a Olmedo en la Alcaidía para que le explique por qué había dicho eso, pero “no le dio cabida”.
Por último, el acusado hizo referencia a una escoriación que le detectaron en un brazo, días después del hecho. Dijo que una amiga lo había rasguñado al querer evitar que él se peleara con otro sujeto, cuando estaban consumiendo alcohol.
Seguidamente declaró el imputado Jorge Ignacio Olmedo, alias “Colita”. Dijo que ese 16 de enero estuvieron reunidos desde la tarde frente al tanque de agua del barrio. Cerca de la medianoche llegó Paola. Ya se habían sumado varios amigos más. Como a las 6 de la mañana apareció un patrullero y se dispersaron en diferentes direcciones. “Keco” Guzmán se fue a su casa. Él se escondió y luego regresó a la esquina a seguir consumiendo sustancias.
Olmedo declaró que no sabe adónde se fue Paola cuando arribó el móvil. Aclaró que en fiscalía él dijo que la había visto irse en la moto, con Campos, “porque todos decían eso”, pero en realidad él no la vio.
De regreso a la esquina, en el camino, Olmedo aseguró que se cruzó con Herrera y con “Mili” Pastrana. Le dijeron que se iban a “armar” (bolsas de pasta base). A los cinco minutos “Cuqui” se sumó al grupo nuevamente, en la esquina, pero “Mili” se demoró como 30 o 40 minutos. Herrera tenía las bolsitas para vender. Dijo que “mayormente les regalaba a ellos y les vendía a las personas que llegaban de otros barrios”. Olmedo aseguró él fumó toda la noche gracias a “Cuqui”.
Olmedo sostuvo que esa noche Paola consumió sustancias y que se las compró a Herrera. Ella tenía 200 pesos que le había dado el sujeto que conducía el auto del que bajó. Dijo que todos escucharon cuando ella le gritaba enojada que esa suma no le iba a alcanzar para nada. Campos –que no era del barrio- también le compró a “Cuqui” la droga que consumió.
Olmedo hizo referencia a las zapatillas rosadas que él le dio a Herrera a cambio de dos bolsitas de pasta base. El imputado dio una versión opuesta a “Cuqui” aseverando que en realidad fue “Mili” Pastrana quien llegó con el calzado y se lo dio a él para que hiciera la transacción. Según Olmedo, la joven le aseguró que las zapatillas eran de su hermana y que él supuso que se las había robado para obtener droga.
“Yo estaba duro. Ella me indicó dónde había dejado las zapatillas, las levanté, las puse debajo de mi remera y se las entregué a Herrera. A cambio me dio dos bolsitas”, relató Olmedo. Precisó que “Cuqui” las dejó escondidas detrás de unos palos. Después alguien trajo una mochila negra para guardar las zapatillas. Por su estado, dijo no recordar qué pasó luego con la mochila.
Olmedo dijo no saber por qué “Mili” no le entregó directamente ella las zapatillas a Herrera. También desmintió haber ido a la casa de la joven a intentar vender el calzado ese mismo día.
Finalmente, el imputado relató cómo se enteraron de que Paola estaba muerta en el baldío. Manifestó que cuando estaban en el playón llegó Alfaro con otros dos muchachos (“Cachete” y Liendro) y les dijeron que había una chica muerta. Les indicaron dónde estaba y él, “Mili”, “Leo” y Bracamonte fueron a ver. Olmedo indicó que Liendro les dijo que era Paola. Él la reconoció por la ropa y “por la fisonomía”.
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