Será clave la autopsia para determinar cómo el joven llegó a ese lugar en una estación de trenes de Sevilla. Creen que la causa del deceso fue una electrocución. A su vez, quieren determinar por qué tardaron tanto encontrarlo.
La historia comienza por el desenlace. Álvaro Prieto, juvenil futbolista del Córdoba FC, club del ascenso de España, fue hallado este lunes sin vida tras estar cuatro días desaparecido. Fueron más de 100 horas de algunas hipótesis que comenzarán a resolverse una vez que se conozca el resultado de la autopsia.
El cadáver fue encontrado entre dos vagones de un tren regional en las inmediaciones de la estación sevillana de Santa Justa. El cuerpo fue levantado a las 15:30 por orden de la comisión judicial enviada por el juzgado que lleva el caso y trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde el martes se le practicarán las pericias para dilucidar las causas de su muerte, cuyas circunstancias aún se desconocen.
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El último rastro, de acuerdo a la señal de su celular, lo había dejado en esa estación de trenes. Sin embargo, el cadáver fue hallado por casualidad. En unas imágenes grabadas por un camarógrafo de la Televisión Española de un tren en movimiento se podía ver, entre dos vagones, lo que parecía el cuerpo de una persona. Esa escena puso en alerta a los medios de comunicación y a los servicios policiales.
No obstante, RTVE se lamentó «profundamente» las imágenes emitidas este lunes en directo en el programa Mañaneros en las que se difundió esa imagen y procedió a abrir una investigación interna.
En defensa del trabajo coordinado entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para la búsqueda del joven salió el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, quien aceptó que aunque fue finalmente un hallazgo casual, el cuerpo fue localizado precisamente en una zona que la Policía Nacional tenía señalada para centrar las tareas de búsqueda con los perros durante este lunes.
El tren donde fue encontrado el cadáver del joven se encontraba sin prestar servicio desde hace semanas y no se había movido desde el pasado 24 de agosto, según ha confirmado Renfe, que explicó que estaba averiado y durante estos días no ha realizado ningún movimiento ni fue sometido a ninguna revisión ni mantenimiento. Se encontraba estacionado en una vía de apartado del Centro de Tratamiento Técnico de Santa Justa y este lunes estaba realizando una maniobra interna sin prestar servicio de viajeros.
Dolor y más dolor
La Universidad de Córdoba decretó tres días de luto oficial por el fallecimiento de Prieto, estudiante de Ingeniería Mecánica del citado centro, y el Córdoba C.F, equipo en el que jugaba en categoría juvenil, ha mostrado su «apoyo incondicional» a la familia.
El alcalde de Córdoba, José María Bellido, del Partido Popular, aseguró este lunes que la ciudad «entera» está acompañando a la familia del joven, de la misma forma que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, quien se ha mostrado «conmovido» por el trágico desenlace, y ha trasladado su apoyo y cariño a la familia.
La última conexión y la búsqueda frenética
A la espera de conocer las circunstancias de su muerte, lo que se sabe hasta la fecha es que Álvaro Prieto viajó el miércoles a Sevilla para pasar una noche de fiesta con unos amigos en una discoteca de la ciudad, y que el jueves por la mañana tenía previsto volver en tren a Córdoba, pero al parecer perdió su tren y se quedó sin batería en el celular.
Decidió entonces subir a otro tren sin el correspondiente billete, aunque fue detectado por el guarda que lo instó a bajarse. Al parecer las cámaras de la estación muestran al joven salir caminando de Santa Justa, las últimas imágenes que se tenían de él con vida.
Según pudieron reconstruir la familia, Prieto salió de las fiesta a las 7.20 de la mañana y dos minutos más tarde mandó el último mensaje de WhatsApp a sus papás: «Voy para la parada». Casi que no le quedaba batería en el celular. Un rato antes se había sacado una selfie con un amigo.
No llegó a tiempo para subirse al tren de las 7.35 para el que había sacado el boleto de vuelta. Por eso, decido subirse al AVE Sevilla-Barcelona de las 8.55. Como no tenía ticket y el guarda le ordenó bajarse. Hay una investigación sobre ese episodio.
Sin embargo, el joven intentó subirse a algún tren de forma infructuosa. Lo buscó una, dos y hasta tres veces. Fue visto por última vez con vida la mañana del 12 de octubre. Al menos eso es lo que aportó una mujer que lo cruzó cerca de las 10.30 de la mañana de aquel jueves. Eso le dijo a la familia de Prieto una vez que se dispararon las alertas por su desaparición.
La familia, mientras tanto, comenzó su propia búsqueda. Una de sus hermanas empieza a reconstruir el rompecabezas llamando a los amigos del chico. Nadie sabía dónde estaba. La familia viajó a Sevilla y hace la denuncia a la Policía, pero los agentes les recordaron que es mayor de edad y que pudo haber decidido irse a cualquier lugar sin informarlo.
Sin embargo, los padres descartaron esa teoría. Nunca en su vida había tenido una conducta de ese tipo. Las horas pasaban y la desesperación crecía. También empezó a crecer el tema en las redes sociales hasta llegar sin escalas al prime time de la televisión. Es recién entonces cuando los investigadores activan el protocolo de desaparición.
Lo buscaron en Sevilla, pero también en cada rincón de España. Sin embargo, los operativos múltiples no encontraron resultado alguno. Pasaron 100 horas hasta que apareció esa imagen que propulsó el hallazgo. Algunos amigos habían elaborado una tétrica teoría: el joven se había acercado durante la fiesta a una chica que ya tenía una relación y que el novio celoso había intentado hacer justicia por mano propia. No hay pruebas.
La principal hipótesis, a la espera del resultado de la autopsia, es que Prieto se electrocutó en el lugar donde se ocultó. No hay signos de violencia en su cuerpo. Pero resultará clave saber cómo y por qué llegó a ese lugar. En paralelo, mientras la familia llora la pérdida, se deberá investigar por qué la búsqueda falló teniendo en cuenta que el joven jamás había salido de la estación. España está en vilo.
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