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En el Nuevo GasómetroÉpica clasificación de San Lorenzo: goleó a Estudiantes de Mérida y sigue en la Copa Sudamericana

Cristian Barrios festeja el cuarto gol de San Lorenzo ante Estudiantes de Mérida en el Nuevo Gasómetro. Foto Juano Tesone/Clarín

Los dirigidos por Ruben Darío Insua necesitaban ganar por al menos tres goles y esperar una mano de Fortaleza ante Palestino. Jugará los Playoffs para llegar a los octavos de final.

El San Lorenzo de los milagros volvió a aparecer en una noche de Copa con definición dramática. El Ciclón de Ruben Darío Insua jugó un partido épico en un Nuevo Gasómetro que pasó por todos los estados en 90 minutos electrizantes y que terminó en un mar de abrazos, lágrimas y sonrisas con su boleto a la próxima fase de la Sudamericana.

Necesitaba ganar por una diferencia de tres goles y que Fortaleza venciera a Palestino en Chile para quedarse con el segundo lugar del grupo H. Y, como en la fase de grupos de la Libertadores de 2014, que luego ganó, San Lorenzo ató con tripa al corazón, se repuso del tropezón inicial y goleó por 4 a 1 a Estudiantes de Mérida. Y, gracias a la derrota por 2-1 de los chilenos en el otro encuentro que se disputaba en simultaneo, terminó celebrando la clasificación junto a su gente.

La ilusión de San Lorenzo recibió un golpazo a los dos minutos nomás. Una desatención de la defensa, un mal despeje para adentro de Agustín Giay y el sorpresivo gol de Luis Arenas que definió con soledad ante un entregado Augusto Batalla. De ahí en más, el limitado rival venezolano se dedicó a abroquelarse en su campo y a aprovechar cada choque para quedarse un par de minutos largos rodando por el césped.

Jugó con la desesperación de San Lorenzo, el conjunto de Mérida. Y San Lorenzo se mostró desesperado. El apuro no lo dejaba pensar con claridad para encontrar el camino indicado hacia el área de enfrente. Extrañamente, Insua optó por cambiar el posicionamiento de algunos de sus futbolistas para la formación de arranque. Mandó a Cristian Nahuel Barrios que suele hacer un buen tándem por la izquierda con Malcom Braida al doble cinco junto a Jalil Elías, mientras que a Agustín Martegani, que se caracteriza por tener mayor conducción y pase filtrado por el medio, lo tiró hacia el extremo derecho.

Tardó media hora en darse cuenta el Gallego que así las cosas no le estaban funcionando. A los 30 volvió todo a la habitualidad, con el Perrito recostado sobre la banda zurda para tirar paredes con Braida, Martegani al centro e Iván Leguizamón por el lado diestro. El Ciclón, empujado por su gente, lo metió contra su arco a Estudiantes. Los venezolanos se la pasaban despejando centros.

Los nervios jugaban su partido en los pies azulgranas. Desde Chile llegaban noticias de un gol de Fortaleza. Los de Boedo debían ganar por tres de diferencia para pasar, pero los minutos del primer tiempo se iban más rápido de la costumbre y el cero en el arco de Beycker Velázquez no se movía. Hasta que Giay se escurrió en el área, se tomó un segundo para pensar, enganchó y lo bajaron. Penal y gol de Adam Bareiro en el descuento para irse al descanso con la fe intacta.

Insua sacó a Giay y metió a Nicolás Blandi para el complemento y pasó a defender definitivamente con tres hombres más Elías solo en la contención del medio. El partido se rompió. Lo tuvo la visita con un remate de Guaramato que tapó Batalla. Lo tuvo San Lorenzo con un disparo de Martegani que salvó Velázquez. El Ciclón se jugó el todo por el todo. Consiguió el segundo a través de la cabeza de Adam Bareiro. Palestino seguía cayendo por 1-0 y en el Bajo Flores hacían falta dos goles más para conseguir el pasaje.

Desde ese momento, se desató un tsunami de emociones que jugaron con los corazones de los hinchas locales. Cuando al Ciclón se le cerraban los espacios, Braida clavó un golazo desde 30 metros que se gritó un par de segundos tarde porque todos pensaron que se iba afuera y se coló en el segundo palo. En ese mismo instante Fortaleza marcó el segundo del otro lado de la cordillera.

Dos minutos más tarde, el Barrios se mandó una apilada heroica y conquistó el tan ansiado cuarto grito al cielo (la semana pasada falleció uno de sus hermanos) que se transformó en un rugido de 30 mil almas. Al toque descontó Palestino ante los brasileños y la tensión volvió a dominar la escena en la cancha de San Lorenzo.

El último tramo se hizo interminable. En las tribunas, los hinchas actualizaban las redes sociales para saber qué pasaba en Chile. Un gol más de Palestino terminaba con todo. Pero eso no ocurrió y el San Lorenzo de los milagros revivió, como en 2014.

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