Fue1-1, en Rosario, en el postergado de la 15° fecha. El equipo de Gallardo no pudo estirar la racha de tres victorias.
Más allá de las emociones en los dos arcos que tuvo en el final del partido el empate 1-1 ante Rosario Central le dejó un sinsabor a River, porque no pudo sostener una victoria que había construido a base de fútbol, especialmente en el primer tiempo. Y que además puso en peligro en los últimos 20 minutos, porque perdió intensidad y le cedió terreno y protagonismo al Canalla, que hasta pudo quedarse con los tres puntos.
Ahora River se puso al día (empezó el año con cuatro partidos pendientes), alcanzó a Vélez en el sexto puesto (lo supera por diferencia de gol) y quedó a tres de Boca y a trece de Racing y de Defensa y Justicia.
El duelo táctico con innovaciones lo ganó Gallardo en el primer tiempo. El Muñeco apostó a una línea de tres, con cinco volantes y dos puntas, y el Patón cambió el 4-4-2 tradicional que venía utilizando desde que llegó a Central, por un 4-1-4-1, con Rinaudo como volante tapón parado delante de la línea de cuatro, y cerquita de Gil y de Ortigoza.
En ese duelo de pizarrón, Gallardo lo ganó pese a que el local actuó con esos tres volantes centrales. Quintero jugó suelto detrás de ellos, y a partir de sus pies River se desplegó, tuvo circulación, dinámica y profundidad. Lo dominó al Canalla desde todos los aspectos, tácticos, técnicos y con jerarquía.
Es cierto que Central tuvo en el comienzo pinceladas de movilidad y profundidad, algo que no estaba teniendo en este ciclo de Bauza. Tuvo dos chances, una de Zampedri debajo del arco y un cabezazo de Camacho. Fue un oasis, porque después River, desde los pies de Quintero, quien llamativamente tuvo muchas libertades pese a los tres volantes centrales, creció y lo pasó por arriba al equipo rosarino.
Claro que un párrafo aparte merece el golazo del colombiano Juan Fernando Quintero. Tiró un córner desde la derecha, un defensor la devolvió de cabeza y a poco más de un metro de la línea de fondo, sacó un zurdazo fuerte y preciso que se metió en el ángulo del palo izquierdo del arquero Ledesma.
Esa superioridad clara de River se hizo añicos en el amanecer de la parte final, con ese zapatazo de Allione, el pique extraño de la pelota y la complicidad de Armani.
Después el partido siguió igual en el primer tiempo, con muchos espacios para el talento de Quintero, quien estuvo cerca de marcar el segundo con un disparo que se fue cerquita del palo. Hubo dos diferencias, River estuvo menos fino en la circulación y la profundidad, y después el arquero Ledesma que tuvo varias intervenciones clave, como el disparo que le sacó a Javier Pinola.
Entre la mala puntería propia y Ledesma, River no lo pudo definir. Central con poco juego, largo y sin movilidad, solo encontró en una corrida de Molina, de buen debut, y un cabezazo de Riaño, que reemplazó a Zampedri, que pasó cerca.
Sin embargo, en los 20 minutos finales, a pesar del cansancio, el encuentro se tornó vibrante, con llegadas en los dos arcos y muchas emociones. Matías Suárez pegó una pelota en el palo tras una salida en falso de Ledesma, y también Washington Camacho, cuyo disparo lo desvió Armani, pegó en el travesaño y se fue al tiro de esquina
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