Los de Fernando Gago estuvieron dos veces arriba en el marcador, pero el ‘Matador’ supo igualarlo, con polémica. Debutó Paolo Guerrero, al que le anularon bien un gol.Fastidia el calor. También, Andrés Merlos, el blanco de los hinchas que abandonan el Cilindro cargados de bronca. Y aunque hay tibios aplausos, Racing volvió a quedar en deuda. No sólo con ese resultado que se le niega en la Liga Profesional, ya que apenas consiguió dos puntos sobre nueve en juego; también es una cuenta pendiente su juego. Dos veces estuvo arriba en el marcador y no lo pudo sostener por su irregularidad. Tigre es equipo bravo, que muestra las garras de local y visitante, y tiene al mejor centrodelantero del campeonato argentino, Mateo Retegui. Le faltó, esta vez, la compañía de Facundo Colidio, este domingo muy descolorido.
Racing pasó de ser el conjunto más valorado por su fútbol a ganar dos títulos de arrebato ante Boca y dormirse sobre los laureles. Es una realidad que faltó Aníbal Moreno, el eje en el medio y que Juan Nardoni no estuvo a la altura, porque ni siquiera jugó en su puesto, pero Fernando Gago nunca pudo encontrar el equilibrio con los cambios. Y Diego Martínez le ganó la pulseada en el medio. Primero, con Sebastián Prediger y Lucas Menossi. Después, con el aporte de Cristian Zabala y Agustín Cardozo. Todos futbolistas con técnica y recuperación. La Academia terminó con Jonathan Gómez y Edwin Cardona, a la espera de una corrida milagrosa de Johan Carbonero.
El primer tiempo estuvo salpicado por la polémica. Racing se había puesto en ventaja cuando mejor jugaba Tigre, pero se produjo una acción que ameritó la revisión del VAR y no dejó nada claro. En ninguna imagen se observó que la pelota, que había sido desviada con el muslo por Brian Leizza tras el cabezazo de Abel Luciatti, cruzara toda la raya. Gabriel Arias llegó con lo justo, es cierto, pero no hubo evidencia del gol. Entonces, ¿qué cobró Andrés Merlos? ¿Una suposición de Silvio Trucco detrás de un monitor?
Eso sí, al margen del discutido fallo, Racing tendrá que reprocharse haber perdido cuatro veces en el juego aéreo. La pelota parada, ejecutada por Alexis Castro y Menossi, fue indisoluble para la última línea celeste y blanca. Y Tigre, con el buen manejo de Prediger y sus amenazantes delanteros, inquietaba.
El grito de la Academia comenzó en una salida larga de Gonzalo Marinelli que recuperó Gabriel Rojas. El lateral condujo, Maxi Moralez abrió para Gabriel Hauche y el centro del Demonio encontró en el corazón del área a Maximiliano Romero. El “9”, que venía cuestionado y ya sentía la sombra de Paolo Guerrero, cabeceó con total libertad.
Lo mejor que mostró Racing en el primer tiempo fue Matías Rojas, volcado contra la línea, sobre la derecha, y aguijoneando hacia adentro con su diagonal. El paraguayo produjo la mayor cantidad de situaciones, pero siempre respondió Marinelli. Dos tiros libres, un zurdazo de media distancia y un pase para Hauche en posición de centrodelantero. El arquero se impuso en todas.
Pareció apurada la Academia. Más allá de alguna conexión entre Moralez y el otro Rojas (Gabriel), no hubo un buen funcionamiento colectivo. Y mucho tuvo que ver el opaco primer tiempo de Nicolás Oroz, que estuvo mucho más lúcido para recuperar la pelota que para asociarse en el circuito creativo. Tampoco rindió Facundo Mura, que casi no pasó al ataque y padeció por su sector.
En el segundo tiempo, Martínez sacó a Blas Armoa, incluyó a Zabala, metió a Prediger en la cueva y reorganizó el equipo. Y cuando empezaba a hacerse fuerte adelante, Matías Rojas filtró un pase bárbaro para Romero, el atacante se abrió apretado por Marinelli y cuando metió el centro atrás, Zabala en el retroceso se la dejó servida a Hauche. Y el Demonio, en una noche infernal, dejó en llamas el arco visitante.
Fue una ráfaga fuera de contexto porque Tigre tenía el control del partido. Y llegó un córner, el rechazo de Leonardo Sigali, un cabezazo oportuno de Menossi para volver a meterla en el área y un rechazo de Romero hacia adentro que dejó a Retegui de cara al empate.
Entraron Aaron Molinas y Cardozo, uno para conducir, el otro para cortar. Era un partido abierto, pero parecía más entero Tigre. Racing tuvo dos posibilidades y de nuevo ganó Marinelli. Paolo Guerrero casi tiene un debut de película, pero bajó con la mano un pase pinchado de Gonzalo Piovi. En esta acción, el árbitro estuvo acertado. El Matador no tuvo inspirado a Colidio, que falló abajo del arco. Y Lucas Blondel, de gran ida y vuelta, lo perdió en el final.
Tigre dejó una mejor imagen. Racing no gana y tampoco juega bien, el mayor capital del ciclo de Gago.
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