Diego Martínez dirigió su primer partido como DT del Xeneize, pero el 0-0 fue su tercera igualdad en el campeonato. Baliño pitó un penal el Halcón, pero lo anuló tras mirar la jugada en la pantalla.
Fueron breves, pocos y leves los silbidos que bajaron desde las plateas de la Bombonera cuando Jorge Baliño marcó el final del empate sin goles entre Boca y Defensa y Justicia. Unos segundos antes, los plateístas preferenciales de arriba de los bancos de suplentes ya habían dejado sus butacas masticando algo de bronca. Y los de la popular, cuando los jugadores saludaban a su gente, pidieron por «un poco más de huevos”. En definitiva, así se vivió la igualdad del elenco que comanda Diego Martínez, que jugó mal en la etapa inicial y que mostró una mejor cara en el complemento.
Lo primero que debe marcarse es el mensaje político que mandó Juan Román Riquelme. Conviene recordar: Boca jugaba por primera vez en la Bombonera desde que el ídolo fue electo como presidente. La cancha lució impecable, con el césped con margen de mejora. Lo importante, igual, fue el aviso que se emitió mediante una bandera gigante que se desplegó en el campo de juego en la previa. “El club es de los socios”, decía el trapo.
Hay detalles que se observan desde la cancha y que pueden pasar desapercibidos para los hinchas que miran a través de las distintas pantallas. Se habla de pequeños movimientos que evidencian el trabajo de campo en la semana. Diego Martínez rápido en el semestre optó por prescindir del enganche (Ezequiel Bullaude), tal vez porque Kevin Zenón en tramos ofició de conductor a pesar de que inicia desde la izquierda. Ahí hay una lupa por poner. Otra es la posición centralizada de Lucas Blondel cada vez que Boca atacó para dejarle la banda a Luis Advíncula, reconvertido en mediocampista. Más: Pol Fernández, que fue volante tapón y que estuvo enérgico a la hora de la recuperación, en algunos pasajes se paró como zaguero por izquierda para armar una línea de tres y desde ahí iniciar los ataques.
Pero claro, todos estos detalles de poco sirven si el equipo no convierte o si genera pocas situaciones de peligro. Porque todos esos movimientos de trabajo que se pudieron analizaron no fueron sinónimo de buen juego, ni de ataques reiterados ni de posesión dominante del balón. Boca volvió a hacer un equipo pesado, como si la alta temperatura le pasara más factura de la que le pasó al Halcón de Varela. Durante largos ratos de la primera etapa, los zagueros visitantes se pasaban el balón entre sí sin ningún tipo de oposición de los delanteros Merentiel y Benedetto. Por qué no presiona Boca es una pregunta que ya podría empezar a responder Martínez. Y no se trata de criticar, sino de entender un poco más la idea.
Boca provocó sus mejores chances corriendo de contra, todo un síntoma. La más clara fue tras un pase largo de Zenón que casi Benedetto convierte en un golazo al pincharla de zurda por arriba del arquero Cristopher Flermarín, que se estiró todo lo que pudo para quedarse con la sutileza. En otro par, Víctor Aguilera se vistió de bombero para evitar los festejos de Merentiel y Benedetto.
La jugada polémica del partido sucedió en el final de la etapa inicial. Jorge Baliño cobró penal por falta de Blondel a Soto. El contacto, si existió, fue mínimo. En una de las repeticiones pareció penal, en otra no. Pero lo curioso es que después de largo minutos, a Baliño le dieron el okey desde el VAR y revalidó el penal. Togni le dejó la pelota a Uvita Fernández y la Bombonera explotó con un ensordecedor “dale Boca”. Fue un momento electrizante; la intención era poner nervioso al atacante del Halcón. Fueron un par de segundos de suspenso y la definición fue inesperada: Pablo Dóvalo llamó a revisión a Baliño, que quitó la sanción. Así como alguna vez se dijo que la Bombonera atajó un penal en un juego en 2016 ante Atlético de Rafaela, se podría decir que ayer presionó para que el VAR llame al árbitro.
En el complemento, Boca se llevó por adelante a Defensa. Lema -el mejor del local- y Figal se plantaron alto en campo rival y desde ahí creció el equipo, que estuvo más compacto y recuperó más rápido. El travesaño le negó el gol a Blondel y Flermarín se convirtió en figura por sus muchas atajadas, la mayoría para negarle el festejo a Merentiel. Pero en esa segunda parte Boca fue más y jugó mejor. De eso se tendrá que agarrar Martínez. Y tratar de olvidar el fastidio de los hinchas del final.
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