La gestión actual afirma que no hay plata para habilitar la pileta del balneario Carlos Xamena. El intendente electo recorrió el lugar. La intendenta acusó recibo del golpe y decidió llamar de urgencia a la transición. No quiere más videos de Durand mostrando la herencia que deja.
La intendenta Bettina Romero persiste en prolongar, desde su poder ya exangüe, la confrontación con Emiliano Durand, que la derrotó en las urnas el 14 de mayo y se convirtió en intendente electo.
Bettina Romero no asimiló nunca que, aun disponiendo de fondos públicos y de gestión para mostrar, perdió la elección de manera estrepitosa.
En la práctica, la intendenta no admite, ni tolera la idea de que fue derrotada y tiene que dejar el poder.
Para llegar con imagen a la elección del 14 de mayo, Bettina Romero se “almorzó la cena”; gastó por anticipado y fracasó, con lo cual no solo se convirtió en la primera mujer intendenta de la historia de Salta, sino que pasó a integrar el extraño podio de los que, tras un primer período, no pueden renovar la confianza de los ciudadanos.
Sin reflejos, iniciativa y con pocos fondos la intendenta está empeñada en demostrar que tiene y mantiene el poder, lo cual es cierto desde lo formal, pero no desde la práctica cotidiana de la acción municipal.
La ciudad está prácticamente paralizada y la actividad oficial se remite a cuestiones protocolares sin ningún tipo de relevancia o proyección y en las que la intendenta sonríe siempre a las cámaras.
Pero el desgaste es de tal magnitud que hasta los hechos verdaderamente significativos quedan vaciados, sin impacto, como sucedió con la tan mentada habilitación de la IV trinchera del vertedero San Javier.
Montada en una soberbia incomprensible, Bettina Romero no había hecho hasta ahora, un atisbo de llamar al adversario político que la derrotó para coordinar la transición.
La transición no es otra cosa que la entrega de información para que el nuevo intendente y su equipo puedan apreciar con claridad el nivel de compromiso de gastos, la situación general de la administración (obras licitadas, pagadas, obras a licitar, personal, servicios, etc) y el estado municipal no vea interrumpida su fluidez frente al cambio de gobierno.
Bettina Romero está dejando en ridículo a la gente que por convicción o tal vez necesidad, colabora con su gobierno.
Ya le pasó con Agustina Gallo, quien fuera de su máxima confianza y Jefa de Gabinete, que prefirió alejarse de la función tras quedar muy mal con compromisos asumidos en nombre de la intendenta, que esta no cumplió.
Federico Casas,(quien fuera echado de la Gestión de Gustavo Sáenz por corrupción y fiel acólito de Juan Esteban Romero) que ocupó varios cargos y es ahora secretario de Gobierno esbozó el intentó de transición pero no puede aportar soluciones a los conflictos con los empleados ni a ningún otro, ya que no tiene autoridad para hacer algo que no se le ordene.
Mientras tanto, el intendente electo de la Capital Emiliano Durand acusa el recibo del destrato institucional, casi una marca registrada de la arrogancia que agoniza.
Con desparpajo, irreverencia y algo de premeditación, Durand se llegó este lunes a las instalaciones del Balneario Municipal Carlos Xamena. Allí, ante cámaras y medios, conversó con el encargado quien le dijo que hace dos meses pidió los elementos para poner en condiciones el predio y la pileta, pero que no tenía respuesta y que “supuestamente no iba a haber temporada”. En un video, el intendente electo asumió el de poner en sus prioridades la habilitación del balneario en cuanto asuma.
Durand se vio obligado y cruzó una línea, le dio jerarquía y peso a una situación que podría haber pasado como un dato más. Pero también fue el disparador para de la transición. Como un tiro certero, tras la difusión del video del intendente electo en el balneario, Bettina Romero ordenó activar la transición, no quiere más videos de «Emiliano» recorriendo obras inconclusas o denunciando falencias de su gestión.
No solo eso, sino que obligó a que la secretaria de Deportes, Josefina Chávez Díaz, salga por todos los medios a explicar que “como el valor de la pintura se disparó en los últimos meses y para cuidar el presupuesto para la gestión siguiente decidieron no iniciar con los arreglos.”
Dijo que “para el 12 de julio de este año, pintar una pileta tenía un costo de $45 millones, pero con las subas del dólar los precios se dispararon y en la actualidad no cuesta lo mismo” (Profesional FM,89.9).
Si ese es el criterio, ahí está la razón por la cual la Municipalidad está paralizada. Es decir, aunque parezca un chiste, no quieren afectar a la próxima gestión, pero tampoco inician la transición.
Si Emiliano Durand se pone mañana en una calle, con un auto abandonado de fondos y hace un informe periodístico sobre la cantidad de vehículos en esa situación que la Municipalidad no retira, saldrá el secretario de Ambiente a desmentir.
Y si demuestra que no están terminadas las obras complementarias del Puente Ayacucho, tendrá que salir otro funcionario a decir que no es cierto.
Sin haber asumido Durand, tratado como un desconocido, acentúa la ridícula altivez de una intendenta que se agotó, no tiene respuesta, ni reservas para darlas, pero dejará hasta la última gota con tal que el nuevo intendente solo encuentre dificultades.
Agregue un Comentario