El Sibarita

BebidaEl viticultor detrás de Casavecchia, la nueva uva para vinos finos

Martín Kaiser fue quien la introdujo al país para una finca de Doña Paula, en Tupungato, hace una década. Hoy el INV avaló que sea considerada una nueva variedad de calidad

Esta vez no se trata de la figura de un enólogo, ni de un vino de altos puntajes o que fue parte de un evento especial, como las noticias que están acostumbrados a leer los mendocinos sobre logros de la vitivinicultura. Pero es igual de trascendente y hasta podría desencadenar los éxitos mencionados, según publicó Diario UNO.

Se trata de Martín Kaiser y la uva Casavecchia. Es decir, del ingeniero agrónomo y de la variedad de uva italiana que introdujo en Argentina, en el Valle de Uco más específicamente, y que obtuvo el aval del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para sumarse a la línea de variedades para la elaboración de vinos de calidad.

Fue hace poco más de 10 años cuando el viticultor de la bodega Doña Paula probó en una feria internacional vinos experimentales con esta variedad proveniente de la región de Campania, que no existía en Argentina y que tampoco era conocida a nivel internacional. «Sólo habían en total 100 hectáreas. Es decir que nosotros, en un año, aumentamos en 5% la superficie a nivel mundial», recuerda el agrónomo, y detalla que lo que los motivó es que tenía mucho color, una estructura tánica importante y un aroma muy fresco, de algún tipo de frutas exóticas o cítricos, poco frecuente en los tintos.

A la hazaña la emprenderían no en cualquier suelo, más allá de que la reconocida bodega tiene más de 700 hectáreas en fincas del Valle de Uco y Luján. Eligieron que fuera cultivada en «Alluvia», de Gualtallary, a 1.350 metros sobre el nivel del mar. El número sería el que le dio nombre al vino de corte que compusieron con la variedad italiana, junto a un Cabernet Franc y a un Malbec.

«No es muy exigente en manejo, pero sí requiere suelos no demasiado profundos sobre todo en zonas frías, suelos pedregosos porque tiene ciclo largo, tiende a madurar más tarde», describió Kaiser, que coincide con la zona de Tupungato elegida, que es de donde nacen algunos de los vinos de altura premiados últimamente a nivel internacional. El distrito, por ejemplo, se distingue por la temperatura, 5 grados más baja que Cordón del Plata, el paraje más cercano con el que limita.

Este profesional cultivó Casavecchia, pero también busca reproducirla para que su superficie crezca. Por eso ha entregado algunas estacas a colegas que la quieren incorporar a su tierra. «Es interesante que Mendoza sea no sólo reconocida por el Malbec, sino como productora de grandes vinos tintos y blancos y para eso tenemos que ser muchos productores apostando por cosas nuevas y diferentes. Si nos casamos con el Malbec es como limitarnos en la capacidad de expansión, de hacer cosas ricas y distintas», justificó el mendocino al que el INV le dio el visto bueno, entendiendo la necesidad de que la variedad pueda ser apta para vinos de calidad (resolución 107/2018).

Esta nueva medida publicada en el Boletín Oficial el mes pasado permitirá que pueda servir para vinos que usan la IG «Identificación Geográfica» en sus etiquetas, mencionando en este caso que pertenece a Gualtallary y a Tupungato.

Que introducirla a la gama de variedades cultivadas en Mendoza fuera una decisión acertada, pareciera no deberse sólo a un gusto personal, a un pálpito o a una cuestión de riesgos ya que asume que «aún hay que domarla». Es que Kaiser, además de haber sido un destacado estudiante de la carrera de Ingeniería Agrónoma de la UNCuyo -medalla de oro- y de haber obtenido una maestría en viticultura de Francia, hoy no sólo es el encargado de viñedos de esta firma, sino también está al frente del área de investigación que han llamado «Terroir in focus» que experimenta sobre la influencia del lugar donde se planta el viñedo en la calidad del vino.
«El terroir está y todos lo usan pero no todos les prestan atención. Nosotros consideramos que es la clave de la calidad, que lo que hace la diferencia en el vino es el origen. Y esto ha permitido ir redefiniendo qué entendemos por calidad. Hace 10 años desde la industria se la entendía por la complejidad y concentración y hoy la pensamos cuando el vino siendo de una determinada variedad ha logrado expresar el lugar donde ha sido plantado», explicó, y puso de ejemplo la diferencia de hablar de un buen Malbec a un Malbec de El Cepillo, por ejemplo.

Es que cómo y qué comunicar es parte de los nuevos desafíos tanto personales como de Doña Paula, más allá de que anuncien entre otros planes animarse a hacer un vino varietal de Casavecchia, para lo que aseguran hará falta pruebas de todo tipo y mucho experimentación en el tiempo. Al parecer, los aportes de este ingeniero a la industria y al rubro podrían ser muchos más ante la necesidad «de que la información sea abierta», como el mismo Kaiser, reafirmó.

Desde hace un par de años es miembro del grupo CREA Huarpe, y de una agrupación nacional de caracterización de vinos argentinos con casi una veintena de bodegas que están estudiando por qué los vinos varietales son diferentes según las regiones y cuáles son sus características.

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