«Si me internás, voy a seguir con el plan», le dijo a su madre en un audio la noche previa a quedar detenido. El «plan» sería quitarse la vida.
“Si me internás voy a seguir con el plan”, le dijo Cristian “Pity” Álvarez a su mamá, Cristina Congiú (68), poco antes de entregarse a la Policía para luego quedar detenido en el penal de Ezeiza. El detalle fuerte es que «el plan» sería suicidarse. O al menos esa era la amenaza que él siempre repetía para evitar una internación forzada por sus adicciones, según informó Clarín.
La noche anterior al crimen de Cristian Maximiliano Díaz (36), ocurrido en la madrugada del jueves 12 de julio, “Pity” fue a la casa de su novia. Habló con Cristina ese miércoles a las 22 y acordaron ir al médico. El audio que ahora se difunde es de ese momento.
“Él estaba con muchos dolores en una pierna y tenía que hacerse una resonancia. Teníamos turno para el jueves a las 6 de la mañana. Estaba contento porque una de sus perras había tenido cría y en ese momento estaba yendo a la casa a dejarle todo en orden para después irse a un recital con Agustina (novia de “Pity” y testigo del hecho). Él me pidió ayuda para ir al médico, para que le saque turno y lo acompañe. Al otro día me levanté a las 5 y antes de ir a buscarlo lo llamé pero no me atendió. Lo encontré regio cuando hablamos por teléfono, nunca me imaginé este final…”, reconstruyó la mamá de “Pity” a Clarín.
Cuando Cristina habla de los planes de su hijo lo hace en plural, con la fuerza de quien quiere estar presente. Dice que está “agotada” y que lleva “días sin dormir ni comer”.
“Yo lo visitaba frecuentemente, estábamos en contacto permanente. Si no hablábamos, yo iba a verlo, le llevaba comida casera porque si no era muy de pedir delivery. Le insistía con eso, le pedía que se cuidara, que comiera mejor”, recordó sobre los últimos encuentros en el barrio Samoré de Lugano, donde fue el crimen.
Para Cristina, su hijo pudo sentirse “en peligro”. Y el “entredicho” que terminó con la muerte de Díaz, señaló, habría empezado por el pedido de un “peaje”. “Se daban estas situaciones, como en muchos barrios, de que le pidieran plata para salir, para pasar.También supongo que habrá sentido temor por la chica. En este barrio ya lo tenían fichado, sabían que era un muchacho que quizá generaba dinero. Que por ahí podrían apretarlo de alguna manera, para que les diera plata, no sé”, especuló.
La estrategia defensista de Álvarez gira alrededor de la inimputabilidad. El lunes siguiente al hecho, Sebastián Queijeiro aclaró que ya no será abogado de “Pity”, luego de haber tenido desacuerdos con el entorno del músico por la forma en que lo entregó a la Policía -lo hizo hablar con todos los medios frente a la comisaría- y luego se ausentó. Ahora lo representa el defensor oficial Santiago Ottaviano, mientras que Claudio Calabressi hace lo propio con la madre del acusado.
El viernes 13 el músico se negó a declarar delante del juez y fue derivado al penal de Ezeiza, a un sector denominado PRISMA (Programa Integral de Salud Mental Argentino).
“Lo fui a ver como un amigo. Me acerqué al penal y no está en condiciones de decidir, no está en estado para definir nada. Tiene una abstinencia muy grande y mucha tristeza. Va a seguir con el defensor público, me traje una lista de pedidos que me hizo, de cosas que necesita, pero ya no soy su abogado”, confirmó Queijeiro en el noticiero de la TV Pública.
Y aclaró: “No es mía la decisión, es de él, no quiere hablar. Tiene una negación muy grande con el tema. Estuve con él en una salita y caminaba, tenía como una picazón en todo el cuerpo. Transpiraba, está contenido pero tiene un cuadro propio de una persona que consume drogas fuertes hace 30 años”.
En el juzgado de Martín Yadarola confirmaron a Clarín que los testigos declararon entre jueves y viernes; entre ellos Agustina, la pareja de “Pity”.“Lo único que quiero hacer es ver a mi hijo, hablar con él, saber cómo está. Necesito abrazarlo y no decir nada”, cerró Cristina.
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