Duro revésEl romerismo en su peor momento: salió quinto y no llegó al 7% de los votos

Juan Esteban Romero entró “arañando” como diputado. Desesperado, intenta despegar del fracaso a su hermana, la Intendenta de Salta.

Una estrepitosa derrota sufrió el romersimo de Salta que apostó por seguir sumando familiares en cargos públicos y con fueros.

Juan Esteban Romero tuvo que esperar y sufrió hasta el recuento del último voto para saber si había obtenido una banca en la Cámara de Diputados de Salta. Por un “puñado” de votos entró, pero durante gran parte del escrutinio quedaba afuera en el que, por momentos, David Leiva ,que hizo su campaña en bicicleta, amenazaba con dejarlo en sexto lugar.

Esa banca es una victoria pírrica para el romerismo que de alguna manera, aunque ellos no quieren que así parezca, se plebiscitaba la gestión de Bettina Romero y ponía a prueba una enorme maquinaria y aparato electoral financiado con fondos municipales. El resultado, un fracaso absoluto.

Una campaña de costo exorbitante para ni siquiera poder llegar al 7% de los votos. Quizas Bettina y Juan Esteban Romero deberían analizar que esos escasos votos conseguidos tienen más que ver con lo que muestran las encuestas: cerca de un 70% de los salteños tienen una mirada altamente negativa de la gestión de la Intendenta,

Un análisis económico mediría el resultado como una ecuación costo-beneficio con amplio resultado negativo. El análisis político es más cruel: un fracaso absoluto.

Juan Esteban Romero, hermano de Bettina, la Intendenta de la ciudad, era el mascaron de proa de un proyecto que aspiraba a poner nuevamente un Romero en la gobernación de Salta. Este domingo esa nave naufragó. Bettina gobierna una ciudad de casí 700 mil habitantes, su hermano solo consiguió 16.000 votos con todo el aparato y recursos municipales a disposición, es decir, el 2% de los ciudadanos de la capital salteña. Con esos “centavos” de sufragios, el proyecto de la gobernación fue solo un sueño y una nueva gestión romerista en la municipalidad hoy se ha convertido en una escasa posibilidad.

Por Juan Manuel Abdala Ibañez