Intentarán encolumnar a toda la UCR detrás de un candidato y, si es competitivo, que nadie juegue por afuera con el PRO. Qué pasará con los planes de Larreta y Bullrich.
Como no ocurría hace cuatro décadas, la Unión Cívica Radical vive un momento de éxtasis político. Pese a las quejas por tratarse de extrapartidarios y personalistas, nadie duda que la llegada de Martín Lousteau y de Facundo Manes, aún con las peleas internas encarnadas por el primero que también movilizan al partido, lo revitalizaron y le dieron una perspectiva electoral ambiciosa. En esa misma línea, maquillando el rostro mediático del espacio, es importante el aporte del diputado Martín Tetaz y de la senadora Carolina Losada.
Una prueba de ese estado de fascinación de los boinas blancas son las múltiples actividades con gobernadores, intendentes, dirigentes y profesionales radicales que se motorizan todas las semanas en el país, en especial en la provincia de Buenos Aires.
El asado al mejor estilo peronista que se realizó en La Plata la semana pasada, reunió a los referentes partidarios del radicalismo y el ambiente fue de rosca política. Estuvieron desde aquéllos que tienen un cargo representativo en la UCR como su titular, Gerardo Morales, hasta los jefes de bloques en el Congreso y autoridades partidarias y legislativas provinciales. También estuvo Manes, y su presencia fue justificada por haber sido quien encabezó la lista de candidatos del radicalismo y aliados que fue a la interna contra Diego Santilli. En realidad, es la apuesta presidencial fuerte de la UCR que, entre otros, motorizan Ernesto Sanz –que fue otro de los invitados- y ahora también Enrique “Coti” Nosiglia.
El sector que impulsa a Manes tiene en claro su estrategia electoral. “Lo queremos lejos del radicalismo y que arme con el centro, con el peronismo. De los radicales nos encargamos nosotros”, aseguran cerca suyo.
En el cónclave se definieron algunas pautas clave. En primer lugar, persiste la idea de ir con un solo postulante presidencial a las PASO de Juntos por el Cambio. ¿Cómo determinarán si es Manes, Morales, o quien se sume? Llegará el que esté mejor posicionado, aquél al que las encuestas lo ubiquen con una importante distancia del segundo.
“Si al candidato radical le va bien vamos a mejorar en todos lados. Por ejemplo, hoy el radicalismo tiene 32 intendentes en la provincia de Buenos Aires y creo que tenemos chances de alcanzar los 60 municipios que, por más que sean chiquitos, es la mitad de la provincia”, se entusiasma uno de los presentes en la reunión.
Una de las propuestas que tuvo una buena recepción fue la del jefe de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad: la “competencia colaborativa”. Esto es, que haya una sana convivencia entre todos los que se postulen, sin agresiones ni chicanas personales. Por ejemplo, que Manes pueda hacer campaña sin problemas en Jujuy, o Morales en territorio bonaerense; que no haya cruces entre ambos. Y así sucesivamente con todos los que se candidatean en la provincia y en los municipios. “La unidad en la competencia”, lo definieron.
Pero la decisión más contundente que sobrevoló en La Plata fue sobre el aspirante presidencial. Si hay uno competitivo, es decir, con chances de vencer en las primarias y convertirse en el candidato presidencial de JxC, ningún otro dirigente podrá postularse a vice de Horacio Rodríguez Larreta o de Patricia Bullrich. Todos estarán alineados detrás del candidato radical. Eso podría cambiar todo el panorama en Juntos por el Cambio.
Bullrich suele elogiar a Alfredo Cornejo, y querría que el senador la acompañara. En el larretismo algunos sueñan con Morales para acompañar el alcalde porteño. Pero esa definición de la UCR haría volar por los aires estas opciones ya que sólo se permitiría un candidato o una fórmula radical, pero no el cruce.
No es casual que este fin de semana Morales, jefe partidario, dijo que quiere “un radical de gobernador en todas las provincias”.
Claro que en el caso de que Manes o el propio Morales no llegaran con chances presidenciales a las PASO de JxC, los radicales intentarían ocupar la mayor cantidad de lugares clave.
La intención de Bullrich y Larreta es dividir al radicalismo porque saben que es una estructura que si se alinea detrás de un solo candidato, es muy competitiva. Lo sufrió, salvando las distancias, la Alianza UCR-Frepaso cuando la UCR proponía a Fernando de la Rúa y el Frepaso a Graciela Fernández Meijide. Fueron a internas y el radical se impuso por una diferencia notable porque el partido de Chacho Alvarez carecía de una presencia nacional. No es el caso del PRO, pero sería una dura pelea.
Otra jugada de ajedrez podría alterar el panorama electoral del PRO. Morales fantasea no sólo con ser el candidato de la UCR, sino que Manes se postule a la jefatura de gobierno porteño. El neurocirujano mide muy bien en el distrito porteño y si algo así ocurriera y Manes tuviera chances, el gobernador de Jujuy le asestaría un golpe al PRO y a Lousteau, con quien mantiene una dura interna.
Suena difícil que el PRO se deje arrebatar el principal bastión que posee, como es la Ciudad, y que gobierna desde hace 15 años. Por ahora el candidato más firme del partido es Jorge Macri, ya que no estaría en los planes de María Eugenia Vidal suceder a Larreta. No obstante si al PRO no le alcanzara, tiene un as en la manga que se llama Fernán Quirós.
La reunión que hace quinces días mantuvieron Juan Schiaretti, Morales, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, Florencio Randazzo, Graciela Camaño, Pablo Javkin y Angel Rozas, sigue despertando dudas acerca de los reales motivos. De todos ellos, más allá de ser diputado nacional, el principal armador es Monzó.
En el larretismo lo ubican cerca del Jefe de gobierno porteño. Sin embargo en los últimos días, tres dirigentes que responden a Monzó, como Sebastián García de Luca, Nicolás Massot y Marcelo Daletto, aparecieron en fotos junto a Bullrich, en distintas actividades en Tigre, Vicente López y Lomas de Zamora.
Monzó por ahora se autopercibe como un independiente que busca armar políticamente para JxC. Con esa idea trabaja en tres ejes. Abonar el trabajo conjunto con el radicalismo, bajo el concepto de que con la UCR sola no alcanza pero sin la UCR no se gana en 2023; construir un espacio con lo que él denomina “el peronismo blanco”, que es muy difícil que se incorpore a JxC por lo que habría que encontrar un punto común o una nueva alianza; trabajar en la parte política del PRO, aunque Monzó no se definirá por nadie aún y debajo suyo se arriman a Bullrich.
El futuro de la oposición estaría plagado de interrogantes. ¿El electorado buscará un candidato duro o moderado?El PRO tiene a Larreta, Bullrich y eventualmente a Mauricio Macri, ¿el radicalismo llevará un sólo candidato? ¿El PRO y la UCR jugarán separados o con fórmulas cruzadas?¿Qué harán con Javier Milei? ¿Quiénes serán los postulantes a la Provincia y en la Ciudad?
Pero el problema excede a la interna de la oposición. Hay síntomas de la gravedad de la situación económica y social.
El economista Jeffrey Sachs, en una entrevista con Clarín, argumentó que hay dos factores que impiden combatir la inflación. La inercia de una sociedad que siempre está a la defensiva y no confía porque ha crecido en inflación; y que nadie en el mundo le cree a la Argentina.
Un reciente trabajo de la consultora Taquion, ante la pregunta “cómo cree que estará la economía de aquí a 10 años”, arrojó que casi el 40% respondió que estará peor y un 17% que será igual que ahora, o sea, muy mala. Es decir, el 57% carece de esperanzas de una mejora en su calidad de vida.
Un caldo de cultivo con un final impredecible: el de una sociedad sin expectativas económicas y, por momentos, sin expectativas políticas.
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