Alberto Fernández anunció que sería enviado al Congreso en la primera semana de diciembre y que incluirá “los entendimientos” entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el staff del FMI. Sin embargo, sostienen que primero debería ser aprobado por el FMI
El “programa económico plurianual” que el Gobierno enviará al Congreso en la primera semana de diciembre, según anunció Alberto Fernández, desata polémicas aún antes de su presentación. Desde la bancada de Juntos por el Cambio ya dejaron trascender su negativa a la iniciativa, al menos de la manera en que la plantea el oficialismo.
El diputado Luciano Laspina le explicó a Infobae por dónde pasan los reparos: “El Congreso puede aprobar leyes, no planes económicos”. El programa, señalan, debería ser primero discutido entre el equipo económico y el staff del FMI. Recién después debería llegar al tratamiento legislativo.
A principios de este año, se aprobó el proyecto de sostenibilidad de la deuda pública, presentado por los diputados Carlos Heller y Fernanda Vallejos. Fue votado por amplia mayoría y dispone que el Poder Ejecutivo precisa la autorización del Congreso tanto para endeudarse como para renegociar con organismos internacionales. Esto significa que son los legisladores los que deben terminar autorizando el acuerdo que el Gobierno negocie con el Fondo.
Los mercados no tuvieron el rally que algunos vaticinaban a pesar del mal resultado que obtuvo el kirchnerismo. La incertidumbre sigue siendo elevada tanto por cuestiones políticas como por los desafíos económicos que enfrenta la Argentina
Por eso, la expectativa de los inversores pasa por el contenido que le dará el equipo económico a ese plan y hasta qué punto podría ayudar a bajar la inflación y recuperar el crecimiento, además de eludir una nueva crisis cambiaria
La desconfianza surge porque el Presidente planteó una suerte de lógica inversa: es decir, que primero se negocian los términos del programa plurianual puertas adentro y luego se lleva a Washington para discutir con el FMI. El peligro es que fracase el diálogo en el ámbito legislativo y el Gobierno termine culpando a la oposición por la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el organismo. El ajuste fiscal y el ritmo al que debería llegarse a un equilibrio es indudablemente el tema más ríspido. Según indicó, la propuesta sería enviada la primera semana de diciembre, justo antes del cambio de conformación de ambas cámaras legislativas.
Un vocero del FMI indicó ayer que es importante que el nuevo plan que presentará el Gobierno “cuente con un amplio apoyo político y social. Nuestro objetivo sigue siendo ayudar a la Argentina y su gente”.
Mientras tanto, el proyecto de Presupuesto 2022 quedó en una suerte de “limbo”. Estaba previsto que Martín Guzmán expusiera ante los legisladores sobre el contenido del mismo y las proyecciones para el año próximo. Desde el ministerio de Economía aclararon que el programa plurianual “es algo separado”, confirmando así que se seguirá adelante con la propuesta ya presentada el 15 de septiembre, que incluye una leve reducción del déficit primario al 3,3% el año próximo, dólar a $ 131, crecimiento de 4% e inflación del 33%.
Mientras el Gobierno prepara el programa económico “plurianual”, el proyecto de Presupuesto 2022 quedó en un limbo. La oposición prefirió postergar la convocatoria a Martín Guzmán para que lo defienda a la espera de una mayor claridad sobre los contenidos de la nueva propuesta
Desde Moody´s ya lanzaron las primeras advertencias en relación a la negociación con el FMI. La calificadora indicó que uno de los riesgos es que el Gobierno incumpla con las metas que establezca el futuro compromiso con el organismo. Y lo justificó en las internas que pueden desatarse dentro del oficialismo luego de la derrota electoral.
Los mercados no tuvieron el rally que algunos vaticinaban a pesar del mal resultado que obtuvo el kirchnerismo. La incertidumbre sigue siendo elevada tanto por cuestiones políticas como por los desafíos económicos que enfrenta la Argentina.
Por eso, la expectativa de los inversores pasa por el contenido que le dará el equipo económico a ese plan y hasta qué punto podría ayudar a bajar la inflación y recuperar el crecimiento, además de eludir una nueva crisis cambiaria.
Las primeras señales no fueron demasiado alentadoras. Ayer la Comisión Nacional de Valores modificó una regulación que implica mayores restricciones para el acceso al mercado vía compra de bonos en dólares. Más allá de los tecnicismos, la señal es que para defender la continuidad del ajuste gradual del dólar oficial se apelará a un cepo cambiario cada vez más estricto.
Se espera, no obstante, que el Fondo exija una salida gradual de este esquema de fuertes restricciones y múltiples tipos de cambio. Sin embargo, en la medida que continúe la elevada desconfianza será mucho más difícil avanzar en esa dirección.
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