Martín Pérez, quien está acusado de abuso sexual a niños de entre 9 y 10 años, es coleccionista de la historia fantástica y un fanático de su autor, Lewis Carroll, quien fue acusado por muchos sectores de la prensa británica como un “pedófilo reprimido”. La radiografía de una obsesión
La historia data de mediados del siglo XIX, cuando la pequeña Alicia, sentada bajo un árbol y extremadamente aburrida, se encuentra con un conejo blanco con chaqueta, al que decide perseguir hasta dentro de una madriguera y luego se sumerge en un mundo único lleno de fantasías. Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas recolectó fanáticos a lo largo de los siglos. Y uno de ellos resultó ser Martín Pérez, el profesor de inglés de La Plata que fue detenido y acusado de haber abusado de chicos de 9 y 10 años y que tendría decenas de víctimas.
Al margen de su afán por la docencia, Pérez se convirtió en uno de los grandes coleccionistas de la especialidad en la Argentina. Con más de mil piezas y numerosas publicaciones diferentes originales, llegó a ser objeto de entrevista en algunos medios de la capital de la provincia de Buenos Aires.
De hecho, su pasión por la historia fantástica, creada por el escritor británico Charles Dogson, más conocido por su seudónimo Lewis Carroll, también le había permitido brindar talleres y clases a niños sobre el tema.
Como si fuera poco, el profesor llegó a crear y liderar la llamada Lewis Carroll Society Argentina, en la que se rendía tributo al trabajo literario del autor inglés, precisamente quien tenía una obsesión con las imágenes de niñas menores de 15 años.
Según información oficial, quienes aparecieron en esos documentos audiovisuales no eran los chicos cuyas familias radicaron la denuncia, por lo que se resolvió que Pérez había abusado de al menos otros seis menores.
Como si faltara algo, la propia historia de «Alicia en el País de las Maravillas» también apareció entre las vejaciones: de acuerdo a la investigación oficial, el profesor les enseñaba dibujos a los chicos en los que Alicia misma mantenía relaciones sexuales con otros personajes de la historia.
En su cuenta de Facebook se percibía cómo, al menos a la luz pública, su mundo entero parecía reducirse al «planeta de Alicia». Homenajes de todo tipo a la historia, elogios a Carroll y a las fotografías de chicas que el escritor británico tomaba a mediados del siglo XIX.
Incluso, en uno de los posteos lanzó una crítica a Facebook porque la red social le sugirió que borrara algunas fotos de los muñecos coleccionables, en los que se confundían las imágenes con supuestos desnudos.
«Ay, Facebook, Facebook, Facebook… cada día estás más tontito», publicó Pérez en su perfil. Y lo peor aparecería en la cadena de comentarios. En medio de un clima de sarcasmo por la supuesta obscenidad de las imágenes de los muñecos articulados, el profesor de inglés afirmó: «Si empiezo a compartir versiones triple equis de «alice», no creo que se arme quilombo alguno, a juzgar por la cantidad de páginas en féisbucs rayando con lo porno que se ven por aquí & por allá, & que nadie –nadiessss– censura ni elimina… (sic)».
A lo largo de todo el perfil, se pueden percibir varias fotografías de chicas menores de edad que el propio Lewis Carroll había tomado en su momento y algunas otras ilustraciones de «Alicia en el país…», con una tonalidad erótica.
Los investigadores estiman que, de acuerdo a las revelaciones obtenidas de los documentos en su computadora portátil, se podrían llegar a contabilizar unas 40 víctimas de sus abusos.
Un escritor y la polémica por la supuesta pedofilia
El fanatismo de Martín Pérez por Lewis Carroll no hace más que trazar un panorama aún más turbio. Es que el escritor, matemático y fotógrafo británico fue cuestionado durante varios años por su supuesta pedofilia.
En 2015, la BBC emitió un documental llamado «El mundo secreto de Lewis Carroll», en el que se deslizaba que el inglés era un «pedófilo reprimido».
Se sabía que Carroll apelaba a niñas reales para la creación de sus historias. De hecho, la inspiración de Alicia en el país… fue nada menos que Alice Liddell, una niña de 11 años a la que incluso solía fotografiar.
En el documental se reveló que Carroll había tomado una foto de una hermana mayor de Alice, llamada Lorina, que también era menor de edad, completamente desnuda y con una pose provocativa. Incluso, la bisnieta de Alice Liddell, Vanessa Tait, reconoció que a lo largo de la historia de la familia siempre se habló sobre la «extraña» relación entre Carroll y sus antepasadas.
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