Interna en la IglesiaEl Papa le quitó poder e independencia al Opus Dei, que ahora analiza cómo adaptarse

Casi 300 miembros de todo el mundo se reunirán a partir de mañana y hasta el domingo para ajustar sus estatutos al decreto papal que el año pasado le quitó poder a la institución católica conservadora.

Para adaptarse a los cambios exigidos por el papa Francisco, que con un motu proprio en julio del año pasado le quitó poder e independencia, el Opus Dei comienza mañana un congreso general extraordinario que durará hasta el domingo.

En la reunión, 274 fieles de la institución católica conservadora –que tiene su cuartel general en Roma y cuenta con 93.600 miembros de lo cinco continentes de los cuales 2093 son sacerdotes–, reflexionarán sobre los estatutos de la prelatura creada por Juan Pablo II en 1982 y los ajustarán al motu proprio “Ad charisma tuendum” (Para tutelar el carisma) de Francisco. Aunque la decisión del Papa está en línea con otras similares que fue tomando en los últimos años con otros grupos católicos –con los neocatecumenales, Comunión y Liberación, la comunidad de San Egidio y los Focolarinos, entre otros–, este motu proprio, que entró en vigor el 4 de agosto pasado, removió las aguas en el seno del Opus Dei.

Algunos interpretaron en su momento que el decreto papal degradó al prelado, que por decisión del Papa ya no puede ser “distinguido” con el cargo de obispo. El objetivo de esta medida, según el motu proprio, es que la forma de gobierno del Opus Dei se base “más en el carisma que en la autoridad jerárquica”, en sintonía con el testimonio de san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la organización en 1928.

El Papa también resolvió que el Opus Dei pasara a rendir cuentas al Dicasterio del Clero, “ministerio” encargado de evaluar “las cuestiones que en cada caso corresponda afrontar”, como la formación de sus sacerdotes o “eventuales controversias”. La institución, además, deberá presentar un informe anual ante este dicasterio sobre su situación y el “desarrollo de su trabajo apostólico”. Hasta ahora la Obra solo tenía que entregar un documento similar cada cinco años a la Congregación para los Obispos, organismo vaticano del que dependía; de acuerdo a la nueva Constitución Apostólica “Predicad del Evangelio” que reformó a la Curia romana, ahora depende del Dicasterio del Clero.

Participan en el congreso extraordinario 126 mujeres y 148 hombres, de los cuales 90 son sacerdotes, entre los cuales se encuentran el argentino Mariano Fazio, vicario auxiliar y número dos del Opus Dei. Según información de prensa del Opus, estos provienen de los cinco continentes: África (6,6%), América (36%), Asia (6,2%), Europa (50%) y Oceanía (1,1%).

El congreso extraordinario, que culminará este domingo, no tendrá resultados concretos. “Los trabajos y conclusiones de estos días se presentarán posteriormente al Dicasterio para el Clero, el ente de la Santa Sede con competencias sobre las prelaturas personales. Más adelante, la Santa Sede comunicará las modificaciones finales a los estatutos aprobadas por el Papa, que es el legislador en la materia”, explicaron.

Fuentes de la denominada “Obra” consultadas por LA NACION aseguraron que “más que expectativa, hay un clima de confianza y de gran serenidad”, en vísperas del evento. “Todas las propuestas, lo que se decida, se pondrá en manos del Dicasterio del Clero y estará sometido a lo que decida el Papa”, dijeron. Adelantaron por otro lado, que será interesante ver que en cuanto al tema del carisma, se pondrá hincapié en que los fieles del Opus “no son un grupo aparte”, sino que también pertenecen a sus diócesis, como los demás laicos.

En una entrevista con el diario español ABC de diciembre pasado, ante una pregunta sobre este dramático proceso de cambio, el Papa negó de que se tratara de un castigo, aunque se mostró consciente de que había tenido mucho eco su decisión. “Algunos por una parte decían ‘¡Por fin el Papa les dio a los del Opus…!’ ¡No les di nada! Y otros, de otra parte, decían ‘¡Ah, el Papa nos invade!’. Nada de eso”, aseguró.

“La medida es una reubicación que había que resolver”, explicó. Y subrayó: “no es correcto agigantar la cosa, ni para hacerlos víctimas, ni para hacerlos reos que recibieron castigos. Por favor. Soy muy amigo del Opus Dei, los quiero mucho y trabajan bien en la Iglesia. El bien que hacen es muy grande”.