En un diálogo con sacerdotes romanos, el Pontífice en verdad habría reportado algo dicho por un monseñor, aludiendo a un lobby gay.
En un encuentro a puertas cerradas que tuvo este martes con unos 200 sacerdotes romanos, al hacer alusión otra vez a la cuestión de si los homosexuales pueden ingresar a los seminarios, el papa Francisco habría vuelto a utilizar el término “frociaggine”, expresión italiana vulgar y despectiva hacia los gays, traducible como “mariconada” o “puterío”, que hace dos semanas creó gran revuelo tras filtrarse de otra reunión reservada con obispos italianos y de la que se había disculpado.
Esta vez, en un diálogo con sacerdotes romanos que tuvo en el Aula Magna de la Universidad Salesiana, el Papa habría dicho que “en el Vaticano hay aire de frociaggine”, según refirieron a la agencia de noticias ANSA fuentes presentes. Según el Corriere della Sera, en cambio, el contexto fue distinto y el Pontífice habría reportado algo dicho por otra persona: “vino un monseñor y me dijo ‘aquí en el Vaticano hay demasiada frociaggine’ (…) No es fácil ayudar a esta corriente”, habría afirmado, al parecer, aludiendo no tanto a los homosexuales, sino a un lobby gay.
El exarzobispo de Buenos Aires, de 87 años, también habría reiterado que si un joven tiene una tendencia homosexual sería mejor no hacerlo entrar en un seminario: se trata de “muchachos buenos”, pero con esta tendencia, mejor que no.
El comunicado que la Sala de Prensa del Vaticano difundió tras el encuentro indicó, en efecto, que el Pontífice, al final, cuando se refirió al peligro de las ideologías en la Iglesia “volvió a hablar sobre el tema de la admisión en los seminarios de personas con tendencias homosexuales, reiterando la necesidad de recibirlas y acompañarlas en la Iglesia, y la indicación prudencial del Dicasterio del Clero acerca de su ingreso al seminario”.
Aludió así a una instrucción del Dicasterio del Clero de 2005, cuando el papa era Benedicto XVI, que fue confirmada por Francisco en 2016, que estableció que la “Iglesia, aun respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir aquellos que practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la llamada cultura gay”.
El comunicado también informó que durante el diálogo se habló de muchos otros temas pastorales, del rol e identidad de los curas, de la belleza del ser sacerdote, de la soledad, de la importancias de la cercanía. Además, de la situación en Europa y en el mundo, de las guerras en curso, de las ingentes inversiones en armas, en anticonceptivos, en gastos veterinarios y en cirujías estéticas. “En ese sentido, el Papa exhortó a trabajar en el magisterio social de la Iglesia, a un mayor compromiso para el bien común, para la paz y, en tiempos de abstencionismo, hacia la política, ‘la más alta forma de caridad’”, precisó el comunicado.
Hace dos semanas, había causado gran revuelo la filtración de la misma palabra, “frociaggine”, de un encuentro que tuvo Francisco el 20 de mayo pasado, siempre a puertas cerradas, con más de 200 obispos de la Conferencia Episcopal Italiana. Tras otra pregunta sobre el ingreso de candidatos gay a los seminarios, el Papa les habría dicho de tener cuidado ya que “ya hay demasiada frociaggine [mariconada]”.
Esa filtración, primero en medios italianos y luego internacionales, causó tal escándalo y reacciones airadas en colectivos LGTB+ que, con una rapidez inaudita, el Vaticano había salido a hacer control de daños y a aclarar que el Papa se disculpaba con quienes se habían sentido ofendidos.
Francisco “nunca quiso ofender o expresarse en términos homófobos y pide disculpas a quienes se sintieron ofendidos por el uso del término”, aseguró el vocero papal, Matteo Bruni, que recordó, además, que más de una vez el Papa dijo que “¡en la Iglesia hay espacio para todos, todos!” y que “nadie es inútil, nadie es superfluo, hay espacio para todos”.
Que el Papa utilizara la expresión “frociaggine”, que deriva de “frocio” (homosexual, en términos despectivos), escandalizó a muchos en Italia vista la vulgaridad del término -probablemente no captada por alguien no italiano-, sobre todo teniendo en cuenta la apertura que desde el principio de su pontificado tuvo Francisco hacia este colectivo, al preguntarse “¿quién soy yo para juzgar a un gay si busca a Dios?”, en la conferencia de prensa de regreso de su primer viaje internacional a Brasil, para la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro.
Aunque el mismo Papa había hablado, en ese mismo contexto y en otras ocasiones, de la existencia de un lobby gay.
Muchos sacerdotes admitieron que es verdad que en algunos ámbitos eclesiásticos reina un clima gay. “El Papa tiene razón acerca del hecho que el número de seminaristas y clérigos homosexuales es muy elevado”, aseguró Francesco Lepore, exsacerdote, periodista y activida LGBTQ+. “Pero la sencillez del lenguaje nada tiene que ver con la vulgaridad”, criticó este cura, que destacó, sin embargo, las aperturas que hizo el pontífice argentino, que denunció a los obispos que no condenan la criminalización de los homosexuales, dijo estar de acuerdo con la tutela legal de las parejas gay y recientemente hasta les dio luz verde a las bendiciones no litúrgicas de parejas homosexuales.
En tanto, monseñor Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiano, en una entrevista con el Corriere della Sera aseguró que la frase del escándalo que se filtró fue sacada de contexto, que el Papa está lejos de ser homófobo y que la filtración fue utilizada “para dividir” y dañar por parte de quienes se oponen al Papa.
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