El 3,9% del candidato tucumano expuso la imposibilidad del libertario para trasladar votos a sus aliados; el caso de Martín Menem en La Rioja.
Se sabe que las elecciones provinciales están lejos de ser tierra fértil para Javier Milei. Sin embargo, el magro desempeño de su candidato en Tucumán no fue un traspié más: el 3,9% de los votos que cosechó Ricardo Bussi encendió las alarmas en las filas de La Libertad Avanza de cara a las elecciones nacionales.
Es que, entre las contados referentes locales que el economista avaló para competir en los distintos distritos del país, el líder de Fuerza Republicana se erigía como una de sus mayores apuestas. Una demostración concreta de la imposibilidad del libertario para trasladar la intención de voto que le asignan los sondeos a cualquier otro dirigente.
A pesar de sus repetidas visitas a Tucumán, que incluyeron caminatas por el centro capitalino y el respaldo a propuestas polémicas, como liberar la tenencia de armas para defensa personal, Milei decidió tomar distancia del resultado malogrado por su aliado y volvió a llamarse a silencio tras una elección provincial.
Esta vez, no obstante, quedó expuesto ante un dato inapelable: la performance tucumana es, hasta el momento, la peor para un candidato apoyado por Milei. Más aún, Bussi había obtenido el 13,8% en 2019 sin la compañía del libertario. Algo que contrasta con el lugar ocupado por el economista en el tablero nacional, según indican la mayoría de las encuestas.
El año pasado, consciente de que debía sellar acuerdos para llegar con una propuesta competitiva a 2023, Milei delegó en su armador nacional, Carlos Kikuchi, la tarea de sumar entre los aliados del libertario a distintos partidos tradicionales y apellidos conocidos del mundo político. Entre ellos, estaba el del hijo del fallecido represor y exgobernador tucumano, Antonio Domingo Bussi. Una alianza que le valió la férrea resistencia de sectores liberales, que veían en él a un símbolo de la “casta” de su provincia.
Así y todo, pese a esas tensiones, una de las convocatorias más multitudinarias que protagonizó alguna vez Milei tuvo lugar en San Miguel de Tucumán, en octubre de 2022. Fue allí, ante una nutrida cantidad de personas que se acercaron a escucharlo, donde el economista le dio el puntapié inicial a la campaña con vistas a su sueño presidencial. “Gracias por venir a reventar la calle para mostrar esto y que la casta tiene miedo. Si hay algo que tiene de maravilloso este cielo tucumano es que es la tierra que respira libertad”, exclamó el dirigente durante aquel acto.
Un caso similar al tucumano fue el de La Rioja, donde Milei apoyó en persona a alguien que, al igual que Bussi, contaba con el componente adicional del apellido histórico: Martín Menem, sobrino del expresidente Carlos Saúl Menem. El vínculo entre ambos se remontaba a las legislativas de 2021, cuando el actual legislador fue el único postulante del interior del país en lograr la bendición del economista, que incluyó una visita a la provincia y un acto compartido durante la campaña con la que alcanzó una banca en la Legislatura provincial.
Sin embargo, este año, en el rol de candidato a gobernador, Menem apenas arañó el 15%, una cifra similar a la diferencia que el gobernador Ricardo Quintela le sacó al candidato de Juntos por el Cambio, Felipe Álvarez. Su desempeño en Anillaco, tierra menemista por excelencia, también dejó mucho que desear: logró el 6%. Paradójicamente, uno de los valores más bajos que alcanzó en la provincia.
En mayo, La Libertad Avanza había anunciado un lineamiento de carácter estratégico, que se pareció demasiado a un movimiento defensivo: que todos sus esfuerzos estarían puestos, a partir de ese momento, únicamente en instalar a Milei como candidato presidencial. Por eso, a través de un comunicado, sostenían que, salvo contadas excepciones, como fueron Bussi o Menem, no apoyarían a ninguna figura provincial que se arrogue la representación del dirigente libertario.
En el texto, además, se aclaraba que los “esfuerzos y recursos en términos de fiscalización y comunicación estarán (únicamente) destinados a ese fin”. Y que lo mismo sucede con “los símbolos e imágenes de Javier Milei 2023 y sus alianzas”, que “se reservan exclusivamente para las elecciones nacionales”.
La decisión fue tomada justo después de que confirmaran que no contarían con candidato propio en Córdoba y tras los comicios de Neuquén y Río Negro, que tuvieron lugar en abril y que, con una cosecha de votos que giró en torno a los 9 puntos, representaron el debut libertario en las urnas más allá de los límites de la avenida General Paz.
“Aparato corrupto y monstruoso”
Tras el decepcionante resultado del domingo, Bussi también evitó el contacto con la prensa, aunque fue el único que se expresó públicamente en las redes sociales. Festejó su lejano tercer lugar. “¡#FuerzaRepublicana ya está de pie! Somos la 3° fuerza política de #Tucuman”, alardeó en sus redes sociales, luego de despotricar contra el oficialismo provincial y su “tremendo aparato corrupto y monstruoso”.
“El peronismo se asegura cuatro años de abundancia y vos que los votastes (SIC), te aseguras cuatro años de pobreza, de falta de obras, inseguridad y una peor educación”, lanzó Bussi, tras hacer referencia al reparto de “dádivas” que graficó al señalar que se trataron de “unos pocos pesos y un par de bolsones”. “Cuándo entenderán los tucumanos que todo lo que te dieron el domingo es sacado de los bolsillos de todos, para generar más y más atraso”, se lamentó. LA NACION intentó comunicarse con el dirigente, pero no obtuvo respuesta.
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