A tres años del inicio de la causa, la Justicia logró extraer los datos del teléfono del ex funcionario procesado en la causa. Los mensajes y fotos que complican a los acusados.
El papel es oficial. No tiene membrete. Está incorporado a una de las causas “conexas” de un expediente mayor, elevado en buena parte a juicio oral y público, la megacausa de corrupción conocida como los Cuadernos de las Coimas.
El informe, fechado el 1 de noviembre pasado, enumera una serie de nuevas pruebas de una pericia inquietante: expertos de las fuerzas policiales lograron extraer el contenido de un celular marca iPhone que estaba a nombre de un protagonista absoluto de esta historia, el ex subsecretario de Control y Coordinación del Ministerio de Planificación Federal, Roberto Baratta. De ese aparato surgen indicios que sostienen la base de la pesquisa judicial y demuelen el relato de las defensas K, que intentaba instalar que el expediente e los Cuadernos era en realidad un armado basado en falsedades con datos manipulados y hasta inventados.
Según los procesados en este causa, el remisero de Roberto Baratta en Planificación Federal, Oscar Centeno, jamás escribió los célebres cuadernos en los que fue detallando los viajes y recorridas junto a Baratta en búsqueda de sobornos millonarios en dólares, que trasladaban desde oficinas de empresarios que pagaban esas coimas, hasta la propia Residencia Presidencial Olivos (RPO), entre otros destinos como un departamento privado de la familia Kirchner en el barrio de Recoleta.
“Es la causa de las fotocopias”, atacó Baratta varias veces afirmando que los escritos del remisero eran falsos, y habían sido redactados para perjudicarlo en los tribunales. El mismo argumento utilizó la principal acusada en el expediente mayor, la hoy vice Cristina Kichner, procesada por ser considerada la líder de una asociación ilícita creada para usar al Estado para recolectar millones de dólares en sobornos.
Los datos del iPhone
La pericia sobre el teléfono de Baratta detectó que este último conocía la existencia de los Cuadernos de las Coimas desde al menos el 11 de mayo del 2017, mas de un año antes de que salieran a la luz los cuadernos con anotaciones de cobro de coimas, el 1 de agosto de 2018.
Quien le reveló ese trabajo secreto que hizo su chofer, y que él desconocía, fue la ex pareja de Centeno, Hilda Horovitz, quien se comunicaba con Baratta para pedirle dinero a cambio de callar lo que sabía sobre esta historia de plata de origen irregular.
El primer mensaje que recibió Baratta en el que Horovitz le avisa sobre los cuadernos, dice así: “El tenia o tiene cuadernos escritos con cada cosa donde hivan con direcciones fotos ectc. Usted está en el cantry mapuche yo se que con lo que le mando le mando me pone en problemas con Oscar”. El mensaje con errores ortográficos es como fue escrito por Horovitz.
Baratta lo recibió a las 15:14 del 11 de mayo del 2017.
Hubo más detalles de la ex del remisero. El 15 de mayo del 2017, a las 12:16 le escribió a Baratta que quería contarle más detalles de los cuadernos que serían después su mayor infortunio judicial y salpicarían a buena parte de los funcionarios K de la última gestión de Cristina Kirchner y a ella misma.
“Hola! Buen día. Le quería contarle porqué escribía Oscar todo lo que hacían y cuando hivan a la cueva con fecha y horarios y foto. Porque el decía que cuando termúne la gestión si usted le daba una patada lo usaba eso que escribía. Yo le pedí que lede para hacer una entrepiso me dijo que va a ver cuándo me da. Yo ya le mandé presupuesto mejor que lede todo”, fue el mensaje textual de Horovitz.
Baratta, como se dijo, hizo infinidad de declaraciones públicas afirmando que los cuadernos de Centeno no existían, que todo en lo que se habían basado el primer juez del caso, el fallecido Claudio Bonadio, y sobre todo el fiscal Carlos Stornelli para detener a ex funcionarios y empresarios que participaron de este sistema de recaudación ilegal, según confesaron ellos mismos gracias al trabajo del Ministerio Público, era una especie de guión montado sobre “fotocopias” de un relato de ficción.
Esa hipótesis de defensa, que se extendió entre otros procesados y hasta fue usada por la vicepresidenta entró en un conflicto cronológico.
La causa de los Cuadernos de las Coimas tuvo un inicio sorpresivo que causó conmoción en el poder K. En el anochecer del 1 de agosto del 2018, el periodista de La Nación, Diego Cabot, dio la primicia de una serie de allanamientos y detenciones ordenadas por Bonadio y Stornelli.
Había sido él, Cabot, el primero que tuvo contacto con los cuadernos, que le fueron entregados por un amigo de Centeno a quien él se los confió a modo de resguardo sin decirle qué le estaba entregando. Esa persona, el ex policía Jorge Bacigalupo, no aguantó la curiosidad y abrió la encomiendo de su viejo conocido Centeno. Cuando leyó su contenido se indignó y se los entregó a Cabot, a quien conocía de vista porque habían vivido en el mismo barrio.
Esa entrega del material se hizo el 8 de enero del 2018.
Cabot estudió las anotaciones y, ante la noción de la magnitud del material que ya había escaneado y repasado una y mil veces, se lo entregó a Stornelli y a Bonadio que trabajaron en secreto hasta que el caso se hizo público y no paró de generar novedades únicas en la historia judicial de la Argentina.
Empresarios poderosos confesaron haber pagado las coimas que ex funcionarios poderosos admitieron haber cobrado.
Las pruebas sigue brotando en esta trama, ahora del teléfono peritado de Baratta.
¿Cómo puede sostener que los cuadernos eran fotocopias o no existieron nunca si él supo, a través de Horovitz, de esas anotaciones en el mensaje que ella le mandó el 11 de mayo del 2017? Recién en enero del año siguiente Cabot obtuvo los cuadernos que luego devolvió a Bacigalupo.
Centeno, contó ese testigo del caso, le pedía la caja que él le había entregado de modo insistente y nervioso. Después de un mes de idas y venidas, le devolvió el material guardado a su amigo remisero, que se dio cuenta que la caja en la que había guardado todo estaba abierta.
Baratta, y todo el resto de los procesados K no podrían argumentar más aquello de que el testimonio de Cabot y las primeras medidas tomadas por Stornelli y Bonadio fueron tomadas tras leerlas en “fotocopias”.
El iPhone de uno de los funcionarios más influyente en Planificación Federal reveló más mensajes de alerta que le hizo llegar a esa línea privada la ex de Centeno.
Ella le insistió sobre cómo el remisero había registrado a mano todos los detalles de la recolección del dinero, una vez más, en una comunicación del 22 de mayo del 2017: “Oscar decía que estos bolsos traían los Dolares Robados de una cueva. Y Que usted le daba migaja estos son algunos de los bolsos porque el llevaba muchos a casa de Bartolomé Mitre y acá en olivos….”, y tras contarle alguna inversión inmobiliaria de su ex, se interroga y lo interroga a su interlocutor: “Cómo un chófer de vicemmistro puede hacer tanto?”, le puso textual.
De acuerdo al informe de los peritos sobre el celular de Baratta, la ex de Centeno le envió al ex funcionario más de veintitrés imágenes entre las que se destacarían fotos de los bolsos con los que recaudaban el dinero de a cientos de miles de dólares.
Los cruces de mensajes entre Horovitz y Baratta dan a entender que ella presiona al ex funcionario para conseguir plata a cambio de ayuda, se desconoce aún exactamente qué y si efectivamente ella intentó salvar de todo esto al ex Planificación Federal.
La Justicia comprobó, de acuerdo a fuentes del expediente, que efectivamente Baratta se ocupó de comprarle a Horovitz un departamento en el barrio de Once sobre la calle Urquiza que fue remodelado y re decorado.
¿Qué fue lo que le pasó a Centeno para decidir dejar los cuadernos en manos de su amigo Bacigalupo? ¿Baratta ya sabía que los había escrito y buscaba callarlo?
¿Por qué Centeno de modo imprevisto fue a ver a su viejo amigo, ex policía, para pedirle que le devuelva esa caja tan valiosa?
Los interrogantes siguen: ¿por qué Centeno le aseguró a la Justicia que él tenía los cuadernos originales pero cuando se allanó su casa no se los encontró y más tarde declaró ante el juez Bonadio que los había quemado?
Cabot, en medio del escándalo político y judicial que generó esta megacausa, recibió un llamado de un desconocido. En octubre del 2019, en Vicente López, un hombre con el que jamás había cruzado palabra le entregó los seis cuadernos originales que ya había tenido en sus manos en el 2018.
El celular de Baratta podría ayudar a resolver parte de esta historia aún inconclusa.
Del iPhone de Baratta se extrajeron, además, mensaje de voz que habría intercambiado con Horovitz, quien en todo momento lo presionaba con pedirle dinero para evitar que ella contará la verdad.
Horovitz fue a los tribunales. Presentó una denuncia sobre Centeno en el juzgado de Bonadio. Pero fue en una causa anterior a la de los Cuadernos de las Coimas. Ese expediente investigaba el posible pago de sobreprecios en la compra de gas licuado por parte de Planificación Federal. Bonadio tomó medidas de prueba al respecto pero no llegaron a ninguna certeza ni a ninguna pista.
La ex de Centeno le había dicho la verdad a Baratta respecto a que iría a la Justicia si no recibía ayuda económica de él.
La pericia tecnológica sobre el iPhone de Baratta es solo el inicio de muchas pruebas similares más que de modo sorpresivo reactualizan la trama del caso de corrupción más relevante de la historia nacional.
La principal acusada de cometer y comandar los delitos de cobro de coimas de empresarios es Cristina Kirchner.
Intentó frenar el avance de este expediente varias veces. Logró que tribunales de alzada rechacen varios procesamientos que tenía en causas conexas.
Ahora el pasado vuelve. Hay más pruebas de pericias desconocidas en esta historia delictual, que ella no quiere que se juzgue en un tribunal oral.
“Un expediente es imparable”, solía decir el fallecido Bonadio. “Vos sabés cómo empieza, viejo, pero nunca cómo termina”, soltaba, riendo.
El fiscal Stornelli, tras su labor persuadiendo a empresarios y ex funcionarios o ex secretarios privados de la hoy vicepresidenta a los que logró convencer de que colaboren con la Justicia como “arrepentidos”, terminó siendo investigado en un juzgado de Dolores tras la presentación de una denuncia de extorsión en su contra.
En el escrito original el denunciante deja asentado que su demanda era «contra los investigadores del Caso Cuadernos de las Coimas”.
Las pesquisas sobre la recaudación K continuó. Y, como se conoce ahora con la revelación de apenas una parte del contenido del iPhone que alguna vez usó Baratta, el expediente continúa creciendo con más pruebas.
La vicepresidenta atacó a la prensa que inició este caso en forma personal: dijo de Cabot que era parte de un grupo de tareas.
E insistió en que los cuadernos eran en realidad fotocopias. Sus abogados deberían leer las novedades del caso. Habrá muchas más.
La situación del fiscal Carlos Stornelli
En plena investigación del caso de los Cuadernos de las Coimas, el fiscal Carlos Stornelli fue denunciado en un juzgado de Dolores por supuesta extorsión y por trabajar junto al falso abogado y supuesto espía llamado Marcelo D’alessio.
Esa causa fue impulsada por buena parte de los procesados en el expediente de los Cuadernos. Stornelli logró ahora nuevos testimonios que favorecen su posición.
La propia vicepresidenta Cristina Kirchner lo criticó en varias oportunidades en declaraciones públicas. E incluso el programa Periodismo Para Todos, de Canal 13, conducido por Jorge Lanata, difundió grabaciones de la cárcel de Ezeiza en las que, antes de que se radique la denuncia en Dolores en su contra, los amigos del poder kirchnerista que estaban detenidos allí ya elucubraban sobre ese tema. ¿Sabían de antemano que la denuncia sería presentada? Stornelli además fue presionado para que renuncie por varios dirigentes K.
El fiscal continúa su labor. Ahora sin el juez Claudio Bonadio quien falleció. Pero con otros colegas y nuevos jueces que alimentan aun más, y todavía, la historia de los cuadernos de Oscar Centeno.
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