Sergio Díaz-Granados será el presidente del Banco de Desarrollo de América Latina. Se impuso sobre el argentino Christian Asinelli, que podría ser vice. Hubo un final de consenso.
El Gobierno sufrió una derrota diplomática este lunes al ser elegido como nuevo presidente del Banco de Desarrollo de América Latina, la ex Corporación Andina de Fomento, el colombiano Sergio Díaz-Granados, popular ex ministro de Comercio e Industria durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
En el camino quedó el candidato argentino Christian Asinelli, actual subsecretario de Relaciones Financieras Internacionales, a quien Alberto Fernández candidateó hace sólo semanas para dirigir la ex CAF, que es la segunda entidad bancaria más grande de la región y tiene una caja para proyectos de infraestructura por 28.000 millones de dólares.
Se necesitaban diez apoyos para ganar entre 19 miembros que tienen derecho a voto y Diaz Granado -que hoy representa a su país ante el BID- los obtuvo. Fue crucial el voto de los paises andinos que tienen dos sufragios por país. Lo apoyaron Colombia mismo, Ecuador, y a último momento también Perú, Panamá y los bancos privados, que tienen un voto. Pero al tener el voto mayoritario Díaz Granado, Argentina -dio un paso al costado y se llegó a un consenso para que el colombiano tuviera allanado el camino, al que solo se oponía Venezuela trascendió.
Se informó a esta hora que Asinelli podría ser uno de los vicepresidentes de la CAF, con la creación de una nueva vicepresidencia con sede en Argentina, lo que termina siendo un final con sabor menos amargo. Lo llaman «acuerdo programático». Pero eso se decidirá en una sesión posterior.
El colombiano tenía el apoyo de los socios de Argentina en el Mercosur -cada pais un voto- lo que muestra la mala relación de la administración kirchnerista con Brasil, Paraguay y Uruguay, es decir, con Jair Bolsonaro y Luis Lacalle Pou, con los que tiene diferencias ideológicas y personales que también se colaron este elección.
El Gobierno contó con los votos de Bolivia, México y Venezuela -donde está curiosamente la sede de CAF Banco de Desarrollo de América Latina- y esperaban con ansiedad el voto positivo de Perú donde se dio una situación inédita. Pero a último momento, Argentina vio que no tenía chances.
Argentina contaba con el apoyo de Pedro Castillo, ganador de las elecciones en Perú, pero quien no ha podido ser reconfirmado por los tribunales electorales de su país en el medio de la batalla que le montó su rival, Keiko Fujimori. De ahi el saludo anticipado que le hizo Alberto F. por Twitter.
Pero el presidente saliente de Perú, Francisco Sagasti, ya habia comprometido su apoyo a Diaz-Granados, por quien Ivan Duque libró una fuerte batalla diplomática despues de retirar a un primer candidato su ex ministro de Economia Alberto Carrasquilla, arrastrado por las protestas sociales en Colombia. Sagasti nunca oficializó que fuera a apoyar a Asinelli.
Más aún, recriminó a viva voz contra el saludo anticipado de Alberto Fernández a Castillo, lo que consideró una intromisión en asuntos de su país. En Perú hay resquemores contra el gobierno argentino porque fue crucial en la caida en desgracia del ex presidente de CAF, el peruano Luis Carranza, aunque a decir verdad este dimitió en virtud antes de culminar su mandato en virtud de la serie de denuncias por acoso que pesaban en su contra.
Argentina intentó sin éxito postergar estas elecciones. Esta es la segunda carrera internacional a la que juega Argentina después del frustrado intento por desbarrancar en 2020 al que fue el candidato de Donald Trump, en la elección del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, la primera entidad de la región.
Entonces el candidato argentino era Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos. No pudo lograrlo y hoy el cubano americano Mauricio Claver-Carone dirige la entidad por cinco años, un período similar al que le tocara dirigir el Banco de Desarrollo de America Latina a Diaz-Granados, de 52 años.
Una de las situaciones más curiosas de la elección es que Beliz y Asinelli debieron viajar a Mexico -donde fue la elección de este lunes mitad presencial y mitad virtual- en un avión prestado por la gobernación de Chaco, ya que no hay vuelos entre Argentina y ese país debido a las restricciones de la pandemia y a que redujeron los vuelos a todos lados.
En el Gobierno había este lunes reproches internos. Asi como consideraban que Alberto tiene que consolidar de alguna vez por todas el vínculo con el Mercosur, donde Argentina es un paria, también imperaba contra el canciller Felipe Solá, a quien le endilgan falta de diplomacia. Lo mismo ocurrió en la pelea por el BID, donde ni el ministro ni Beliz habrían peleado demasiado por una candidatura frustrada que después le cuesta al gobierno de Fernández. Imperaba enojo además por su ausencia del país durante dos semanas, en un viaje donde en situación de pandemia, sólo consideran como importantes el del Comité de Descolonización en Nueva York y el del G20 en Italia. Solá está volviendo recién este martes, en una gira que implicó un viaje a Túnez y una parada en Viena, en reuniones con embajadores de Argentina.
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