Posse, Francos, Santiago Caputo y el secretario de Trabajo, Julio Cordero, recibieron en Casa Rosada a la delegación de la conducción cegetista, de la que participó sorpresivamente Hugo Moyano. La cumbre se extendió por casi tres horas y el Gobierno garantizó que acelerará para destrabar los acuerdos salariales.
El ministro del Interior, Guillermo Francos, volvió a ponerse este miércoles el traje de bombero político del Gobierno para recibir a la cúpula CGT y apagar un nuevo incendio. Hasta el martes, cuando llegó la invitación del Ejecutivo, la central obrera amenazaba con convocar un segundo paro general contra el gobierno de Javier Milei o a una movilización para la segunda de semana de mayo, que se sumaría a la conmemoración del Día del Trabajador.
Tras la reunión, la posibilidad de una nueva huelga pareció perder fuerza aunque habrá que aguardar hasta este jueves el resultado de la reunión de la cúpula sindical que definirá sus próximos pasos.
Después de casi tres horas de una reunión los jefes sindicales se fueron de la Casa Rosada dispuestos a participar de una mesa de diálogo permanente con el Gobierno y a apoyar cambios acotados en la legislación laboral, pero reclamaron a cambio al Ejecutivo que acelere la homologación de acuerdos paritarios que no aprobó, como el caso de Camioneros. Al menos ese fue el compromiso que los funcionarios de Javier Milei asumieron durante el encuentro.
Para el Gobierno representa un reseteo en su vínculo con los gremios que se paralizó tras el mega DNU, cuyo capítulo laboral fue frenado por la Justicia tras el amparo presentado por la CGT. «Ellos sí la ven», solía repetir en privado el Presidente sobre los jefes gremiales.
Francos, que por la mañana recibió a los jefes de los bloques «dialoguistas» en el Senado, no estuvo solo en la cumbre con sindicalistas en el Salón de los Escudos: lo acompañaron sorpresivamente el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el secretario de Interior, Lisandro Catalán, y el flamante secretario de Trabajo, Julio Cordero. El ministro del Interior fue el primero en irse en el medio de la crisis política que golpea al bloque del oficialismo, aunque en su entorno aclararon que tenía otro compromiso.
Prueba del viraje en el vínculo entre gremios y el Gobierno fue la presencia en la reunión del principal asesor del Presidente, Santiago Caputo. «No hay una decisión de tener un enfrentamiento ideológico ni intención de demonizar a los sindicatos», dijo Caputo durante la reunión, según contaron los sindicalistas. Los funcionarios reiteraron a los gremialistas su convencimiento de que en los próximos 90 días bajará muy fuertemente la inflación.
Entre los popes sindicales que acudieron la Rosada se contaron a los triunviros Héctor Daer y Carlos Acuña, los dirigentes Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Cristian Jerónimo (vidrio), Jorge Sola (seguros) y Hugo Moyano (Camioneros), entre otros.
«Fue una reunión cordial. Fue la primera que tuvimos desde que se formó el Gobierno. Nosotros vamos a apoyar todo lo que sea razonable», dijo uno de los participantes del encuentro.
Los gremialistas prefieren hablar de modernización laboral en lugar de una reforma y sostienen que están dispuestos a apoyar cambios en materia las indemnizaciones (fondo de cese laboral), régimen de multas por despidos, y en la ampliación del período de prueba. Son los tres puntos que habían avalado antes del DNU 70 en las conversaciones informales con Francos. Los funcionarios prometieron enseñarles el articulado a los sindicalistas antes de avanzar con su tratamiento en el Congreso y rechazaron avanzar con iniciativas para limitar la caja o el poder de los sindicatos.
El punto más sensible de la reunión, clave para que haya un acercamiento en el vínculo, fue el reclamo de la CGT por la demora en la homologación de los acuerdos salariales firmados, como el caso de Camioneros, un planteo que los funcionarios prometieron resolver en el corto plazo. De hecho, Moyano, que reemplazó a su hijo Pablo en la reunión, se quedó media hora más en Balcarce 50 junto a Cordero, Caputo, Sola y Daer, cuando la mayoría ya se había ido, para terminar de darle una solución al acuerdo paritario de su gremio. Ese encuentro fue más que distendido.
La intención oficial que la discusión por la validación de la paritaria de Camioneros pueda encaminarse este jueves desde las 9 en la secretaría de Trabajo en un encuentro definitivo entre Cordero y Moyano. «Les dijimos a los funcionarios que el Estado tiene un rol indelegable en eso y que lo tiene que cumplir», reiteró uno de los presentes. En la Rosada, de todos modos, insisten en que no se homologarán paritarias por encima de la inflación. Los gremialistas responden que eso no pasará, porque se tienen en cuenta los atrasos salariales de 2023.
La definición del conflicto de Camioneros condiciona la posición que adoptará la conducción de la CGT sobre la metodología del plan de lucha que lleva adelante. Desde la cúpula sindical admitieron ante Clarín que si se resuelve la negociación con Moyano «muy posiblemente» la discusión sobre un nuevo paro general se postergará en el tiempo. «Si no hay guiño concreto para que se homologue, será muy difícil pensar en que hay una instancia de diálogo razonable y real», advirtió un dirigente.
Durante la reunión y a tono con la apuesta de mostrar un cambio en favor del diálogo, Caputo reconoció también a los sindicalistas que fue un error saltear la búsqueda de consenso de la CGT con el Mega-DNU, cuando Francos ya había allanado la conversación con los gremios respecto a algunos ejes para modernizar la legislación laboral.
El capítulo laboral del DNU 70, que está frenado por la Cámara de Apelaciones del Trabajo, rompió la confianza incipiente que Francos había tejido con los sindicalistas contra los que el Presidente apuntó en su discurso frente a la Asamblea Legislativa el 1° de marzo. Cerca del Presidente reiteran que «fue un error» estratégico avanzar sin la venia de los gremios. «Seguimos dialogando con todos los sectores y trabajando para la construcción de consensos que nos permitan llevar adelante las reformas que necesita la Argentina», señaló Francos al concluir el encuentro.
La posibilidad de un nuevo paro, que la comisión directiva de la CGT discutirá este jueves a solas, no se habló en la reunión, pero los jefes sindicales blanquearon que esa chance está atada a la suerte de que se apruebe el convenio de Camioneros. «Nos llamaron cuando hablamos de un paro, es obvio que les preocupa», analizó un líder gremial.
La cúpula cegetista también les recordó a Posse, Francos y Caputo que todavía no mantuvieron una reunión con el Superintendente de Servicios de Salud, Gabriel Oriolo, funcionario que llegó a su cargo de la mano del jefe de Gabinete. Mantienen sus reclamos por las deudas con las obras sociales sindicales y para que el Estado se haga cargo del costo de los tratamientos de discapacidad.
Los jefes de la central obrera no llevaron finalmente a Balcarce 50 el documento de 13 páginas Agenda para un nuevo contrato social entre los que se cuentan 17 ejes para aumentar la productividad y el empleo entre los que se cuentan cambios en Educación, política tributaria y coparticipación, entre otros.
Los gremialistas que concurrieron la Rosada habían recibido más temprano al bloque de senadores de UxP en la sede de la central obrera. Daer celebró la articulación entre el bloque peronista y la central obrera y llamó a fortalecer en el tiempo esa alianza. Por la tarde, las señales fueron distintas.
Agregue un Comentario