La nueva gerencia del San Bernardo denunció en la Justicia “pagos irregulares”. Aseguran que no pueden contratar otros profesionales porque “son un monopolio”.
En un conflicto con los anestesistas -que médicos con larga trayectoria consideran algo “inédito” por la forma en que se dio-, las cirugías del hospital San Bernardo quedaron en jaque. Advierten que las intervenciones programadas son en su mayoría de urgencia, por lo que la medida pone en riesgo la vida de los cerca de mil pacientes que están a la espera de una intervención. Los anestesistas solicitan un aumento salarial pero desde el nosocomio advierten que los reclamos surgieron a raíz de pagos “irregulares” que ya fueron denunciados en la Justicia que deberá estudiar si hubo “estafa”. Se presentó un amparo contra los profesionales que adhirieron a la medida.
En la mañana de ayer el gerente del hospital, Pablo Salomón, caminaba rápido por los pasillos del San Bernardo con papeles en la mano y su teléfono que no paraba de sonar, intentando “encontrar soluciones”. Mientras, en los quirófanos los médicos y anestesistas llegaron a “las manos” y en las habitaciones, ante la primer consulta de la prensa sobre el conflicto que los dejó a la espera, los pacientes no pudieron contener el llanto.
“Yo no sé qué pasa, soy del interior”, contestó confundido Rubén Quiquinte, de Nazareno, luego de romper en llanto que intentó tapar con lo primero que encontró a mano. Su mujer también tuvo que ser operada del útero y sus hijas esperan en lo de una vecina hasta que sus padres vuelvan. Ayer tenía que ser operado pero por el quite de colaboración de anestesistas la cirugía no se realizó.
El lunes 2 de marzo se registró la primera medida de los anestesistas por un reclamo de mejora salarial. Ante esto, las autoridades del San Bernardo se reunieron con los profesionales y el Ministerio de Trabajo, que otorgó diez días para que la Asociación de Anestesistas presente un pedido y se diera una respuesta.
“Tenía en agenda una reunión para hoy (por ayer) para darles una propuesta, pero ellos no esperaron, tomaron esta medida”, indicó Salomón. Dice que estas medidas que “nunca vio” en sus 20 años de servicio son “poco ortodoxas”. “Cuando se prima el bolsillo en vez del paciente, tenemos estos resultados”, lanzó tajante el médico. Agregó que la medida se tomó sin “previo aviso”.
La demanda de intervenciones en el nosocomio cabecera de la provincia es alta, hay mil pacientes en lista de espera para alguna intervención. “Es un hospital de agudos de alta complejidad, hay cirugías programadas pero no dejan de ser de urgencia. La mayor parte de pacientes demandan intervenciones. Son muy pocos los que podés dejarlos para la otra semana”, explicó Salomón que lleva 60 días frente a la gerencia.
Presunta estafa
Consultado si la “inédita medida” que “violó los pasos legales establecidos” y que “llamativamente no se repitió en otro hospital público” es contra su gestión, Salomón trazó una línea que complicó a los anestesistas. “No, es contra mi seriedad, porque ellos facturaban de forma irregular al hospital. Cuando llego veo una irregularidad tremenda y digo que esto no lo vamos a pagar y que yo no iba a ser cómplice”, aseveró. La irregularidad que indicó el profesional de la salud y que la Fiscalía Penal 4 deberá investigar si “se enmarca dentro de una estafa”, es que los anestesistas habrían cobrado durante años por servicios realizados durante el mismo horario. “Cumplen horario de 8 a 14 horas, y también estaban cobrando irregularmente horas guardia por 24 horas, dentro de la misma franja horaria. Como si el día tuviera 30 horas”, explicó Salomón.
También el conflicto por el reclamo salarial y el quite de colaboración llegó a la Justicia. Los abogados del nosocomio presentaron el martes un amparo contra 13 profesionales ante la Sala Tercera de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial a cargo del juez Marcelo Domínguez que llamó a una audiencia para el lunes próximo.
Salomón, además de apuntar contra los anestesistas, arremetió contra los organismos que los nuclean, no solo por “saber de los pagos irregulares”. Consultado si ante esta delicada situación no se pueden contratar a otros profesionales, el médico indicó que no es posible porque actúan como un “monopolio”. “Yo no puedo llamar a otro porque no vienen, así se manejan ellos. Ayer me llegó una nota de la Asociación de Anestesistas que dicen que ellos apoyan a la salud pública, pero no sé qué tipo de apoyo. Sería muy digno de la Sociedad de Anestesistas que me manden otros profesionales, pero acá no aparecieron”, resaltó.
El gerente explicó que hay 5 anestesistas en planta permanente y que a 4 de los 15 profesionales que facturan sus prestaciones se les ofreció ingresar a planta. “No pasaron a firmar las notificaciones. Deben ser los únicos casos que no quieren trabajar en el Estado pero vienen a trabajar en el Estado. No entiendo esas irregularidades”, resaltó. Nicolás Arias Uriburu, jefe de Programa, indicó que ayer se suspendieron 12 cirugías programadas. El clima entre los médicos es tenso.“No hay mucho diálogo, esta mañana hubo manos”, contó.
“Tienen salarios superiores”
La suspensión de intervenciones quirúrgicas a raíz del conflicto con anestesistas enfrentó a los médicos del hospital San Bernardo.
El jefe de Traumatología, Gabriel Aoki, aclaró que está de acuerdo en que “toda actividad médica debe tener una retribución acorde a la tarea que realiza”. Pero que además de no haber visto una medida de esta características, en otras oportunidades “se tuvo consideración con los pacientes”.
Consultado por si el pago a los anestesistas está por encima de los demás profesionales, indicó: “Hoy en día los salarios de ellos son muy superiores a la mayoría de la planta médica. Es una profesión de alto riesgo, el paciente pone en sus manos su vida, pero el acto médico es breve, el seguimiento y la intervención está a cargo del médico. Es una actividad corta e intensa la de ellos, mientras que la nuestra es intensa y prolongada”.
El médico además hizo hincapié en que ante la alta demanda, “cirugía es un cuello de botella”. Por su lado, Nicolás Arias Uriburu, jefe del programa, señaló que la suspensión de intervenciones “aumenta la posibilidad de infecciones” y “el riesgo de mortalidad en abuelos y complicaciones”, agregó Aoki.
“Lloro a las noches de impotencia. Es una tortura”, aseveró Domingo Pérez, de Ceibalito, quien espera por su operación.
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