El uso de smartphones está afectando las relaciones. El fenómeno se llama «phubbing».
El acto de mirar el celular delante de la pareja se consolidó como algo tan cotidiano como peligroso para el futuro de cualquier tipo de vínculo.
Esa experiencia, que responde al nombre de «phubbing» -término que surge de la mezcla de las palabras en inglés «phone» (teléfono) y «snubbing» (despreciar)-, se ha convertido en la nueva preocupación de quienes estudian las relaciones humanas.
La Universidad Baylor de Texas realizó uno de los primeros estudios específicos sobre el fenómeno y los resultados no fueron alentadores: la mayoría de los consultados admitió haberse visto afectada alguna vez en su intimidad por la presencia activa de un teléfono (de otro).
Además, un 36,6% de los entrevistados reconoció haberse sentido deprimido al menos una vez al verse «víctima» del phubbing, y un 22,6% afirmó que ese factor terminó por ocasionar discusiones o conflictos entre la pareja.
«Cuando alguien percibe que su pareja emplea el phubbing, se conduce directo hacia un conflicto entre ambos y se cae a los niveles más bajos de la satisfacción en el vínculo», explicó James Roberts, uno de los jefes de la investigación.
Para analizar el fenómeno, reunieron a 453 personas de Estados Unidos.
Por su parte, la psicóloga Joanne Davila detalló que uno de los principales problemas radica en la elección de prioridades.
«Una parte de la pareja siente que no le importa realmente al otro. No se siente escuchada ni priorizada. Y cuando esto sucede, la gente empieza a sentirse insegura, las parejas entran en conflicto y se amenaza la intimidad», resaltó la especialista.
Por otra parte, el uso constante de los celulares, sobretodo en el ambiente de intimidad, puede provocar que las relaciones se enfríen o pierdan su intensidad, pero además crean desconfianza.
De esta manera, expertos detallan que «el sistema psíquico del individuo no se relaja al controlar y estar en alerta de manera permanente». En los hombres, dice el especialista, resulta más fácil estar atentos al dispositivo sin alterar su funcionamiento. Aunque el principal perjudicado durante esta conducta es el «otro» que es excluido o no tenido en cuenta, generando un incremento de los niveles de depresión».
Por otra parte, la especialista explicó que la ansiedad generada anticipatoria (por estar pendiente de los posibles estímulos) reduce el juego erótico necesario durante el encuentro. Tanto en tiempo como en calidad, llevando a la pérdida del deseo, de la erección, y del orgasmo.
Fuente: LM Neuquén e Infobae
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