La esposa del presidente de España es el foco de una pesquisa por posible tráfico de influencias en favor de empresas contratadas por el gobierno ibérico.
La visita del presidente Javier Milei a España para participar en una convención política de formaciones de ultraderecha organizada por Vox ha desencadenado una de las peores crisis diplomáticas entre Madrid y Buenos Aires de las últimas décadas. Milei tildó de “corrupta” a Begoña Gómez, la esposa del presidente Pedro Sánchez, haciéndose eco de algunas informaciones aparecidas en algunas cabeceras durante los últimos meses. El gobierno español reaccionó inmediatamente llamando a consultas a la embajadora española en Buenos Aires e instando a Milei a retractarse.
El caso Begoña
En concreto, las sospechas alrededor de Begoña Gómez, que emergieron hace varios meses, hacen referencia a un posible caso de tráfico de influencias, pues ella firmó diversas cartas de recomendación para empresas que acabarían recibiendo ayudas o contratos estatales. De momento, Gómez no ha sido imputada por ningún cargo, y no existe prueba alguna de que ella o el propio Sánchez intercedieran en favor de estas compañías.
Sánchez interpretó que las sospechas levantadas por una parte de la prensa, así como la apertura de la investigación judicial como la última prueba del ambiente tóxico en el que se ha instalado la política española a causa de una presunta estrategia de desinformación y desgaste llevada a cabo por sectores de la extrema derecha. El presidente español se hacía propia así una narrativa habitual en los sectores a la izquierda del PSOE que señalan que existe una politización de las altas instancias judiciales, afines a la derecha, a raíz algunas de sus acciones contra políticos de Podemos o independentistas han sido polémicas.
A diferencia de otros países, como los Estados Unidos, en España no existe la figura de la Primera Dama y, normalmente, las cónyuges de los presidentes no adoptan un perfil público. En el caso de Sánchez, ha sido uno de los presidentes más celosos a la hora de mantener su vida privada lejos de los focos de los medios de comunicación. Sin embargo, ello se ha revelado imposible a raíz de las acusaciones a su esposa.
Licenciada en Marketing y Dirección de Empresas, Begoña Gómez ha desempeñado toda su carrera profesional en el sector privado, sobre todo en el grupo Inmark. Desde el 2020, lidera la Cátedra de Transformación Social Competitiva de la Complutense de Madrid, un proyecto para el que fue determinante la ayuda del empresario tecnológico Juan Carlos Barrabés, un personaje clave en la presunta trama de tráfico de influencias de la que se acusa a Gómez.
Entre las empresas de Barrabés se cuenta la consultora Innova Next SLU y la escuela de negocios The Valley. Ambas se encuentran en el ojo del huracán ya que en los últimos años han logrado diversos contratos públicos por una suma total de más de 15 millones de euros. En algunas de estas licitaciones, Gómez firmó cartas de recomendación certificando la solvencia de las compañías como directora de la cátedra que ya entonces dirigía. Las malas lenguas aseguran que la intervención del entorno presidencial habría sido clave para la consecución de estos contratos por parte de Barrabés, si bien no existe ninguna prueba directa.
En España, a diferencia de países anglosajones como el Reino Unido, no existe un código ético que delimite las actividades de los familiares de los funcionarios públicos, por lo que las acciones de Gómez entran en una zona gris. Si no se demuestra una intervención directa de Sánchez para la adjudicación de los contratos, la cónyuge del presidente no habría cometido ningún acto punible por la ley, pero algunas voces consideran que su comportamiento es éticamente dudoso.
La reacción política
La reacción de la Moncloa a las palabras de Milei no se ha hecho esperar, y ha llegado a través de la figura del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. En una declaración institucional, Albares ha instado al presidente argentino a retirar sus “gravísimas” palabras y a disculparse públicamente con Sánchez y su esposa.
“No tiene precedentes en la historia de las relaciones internacionales”, declaró Albares, al mismo tiempo que ordenaba el regreso a Madrid de la embajadora española en Buenos Aires, una medida un grado inferior a la ruptura de relaciones diplomáticas. “Ha llevado las relaciones entre España y Argentina al momento más grave en nuestra historia reciente”, añadió el canciller. El PSOE, por su parte, ha pedido al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, “una condena clara y contundente” de las acusaciones del líder argentino.
Sin embargo, en un momento político de gran crispación en España, y a las puertas del inicio de la campaña para las elecciones europeas del próximo 9 de junio, el PP ha declinado salir en defensa del Gobierno. Según informa el diario El País, fuentes de la dirección del partido conservador han criticado que Sánchez espere su ayuda para condenar “a un presidente argentino al que el Gobierno acusó de drogarse”, en alusión a unas declaraciones del ministro de Transportes, Óscar Puente.
Desde el PP, se considera que Sánchez está tratando de sobredimensionar las palabras de Milei con el objetivo de movilizar a su electorado antes las elecciones europeas. En una clave parecida interpretaron algunos analistas políticos el receso de cinco días de Sánchez, que finalmente optó por seguir en el cargo. El PP ha aprovechado la crisis entre Milei y la Moncloa para cargar contra el presidente socialista: “Hace semanas que Sánchez debería haber dado explicaciones de los casos de supuesta corrupción que afectan a su Gobierno, su partido y entorno personal… su silencio genera dudas internas, pero también desconfianza en el extranjero y debilidad en nuestras posiciones en el exterior”.
Ahora bien, la polarización del panorama político no es un fenómeno exclusivo de España, sino que tiene una dimensión europea. La semana pasada fue tiroteado el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, que tras ser sometido a una operación de urgencia, se halla todavía en un estado grave, pero evoluciona favorablemente. Tras el intento de magnicidio, numerosos líderes europeos han mostrado su preocupación ante la posibilidad que la agresividad retórica, llegando a caer en discursos de odio, que está marcando la política durante los últimos años se traduzca en violencia física. De hecho, la presidenta de Eslovaquia incluso ha alertado ante el fantasma de una confrontación civil
Agregue un Comentario