La designación del senador radical significa un fuerte golpe para el oficialismo que, por desacuerdos con el Pro, no pudo imponer un nombre propio o un aliado.
Por sus desacuerdos con el Pro, el oficialismo perdió la presidencia y el control de la estratégica Comisión Bicameral de Control de los Organismos de Seguridad e Inteligencia: con el apoyo del kirchnerismo, el senador y jefe de la UCR, Martín Lousteau, una de las voces más críticas del Gobierno, fue designado presidente de este cuerpo, que es el encargado de auditar los gastos reservados del sistema de inteligencia que, desde la llegada de Javier Milei al gobierno, crecieron casi un 800%.
El kirchnerismo se aseguró la vicepresidencia primera y la secretaría de la Comisión Bicameral, con lo cual el golpe al oficialismo fue total. La oposición espera completar la ofensiva mañana, en el recinto de la Cámara de Diputados: al mediodía fue convocada una sesión especial para rechazar el decreto de necesidad y urgencia 656, por el cual el presidente Milei dispuso un aumento de $100.000 millones de los fondos reservados para inteligencia.
Al finalizar la reunión de la comisión -que fue a puertas cerradas- Lousteau anticipó que la prioridad será auditar esas partidas. Asimismo, instó al bloque de diputados radicales a que mañana dé quorum y rechace el DNU de la polémica.
“En un tiempo récord (el Gobierno) ha hecho una asignación de fondos reservados de nada menos que de 100.000 millones de pesos, de los cuales ya se han devengado y pagado el 80% -advirtió el senador y jefe de la UCR-. Y esto, esta urgencia, esta creación y asignación de estos fondos por DNU, ocurre en el medio de un montón de carencias donde se dice que no hay dinero. No hay dinero para los jubilados, no hay dinero para otras cosas, pero aparentemente para utilizar muy rápido gastos reservados dentro de la Secretaría de Inteligencia, sí. Y es parte de lo que tenemos que controlar”.
En rigor, la entronización de Lousteau al frente de esta comisión fue consecuencia de la falta de destreza de un oficialismo que, hasta último minuto, se enfrascó en una disputa estéril entre Santiago Caputo –el asesor estrella del presidente Milei- y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Caputo pulseaba por el senador peronista (devenido aliado) Edgardo Kueider, mientras que Bullrich promovía a un hombre de su confianza, el senador de Pro Martín Goerling. Sin fumata a la vista –ninguno de los dos reunía la mayoría de los miembros para ser designado-, los seis representantes del kirchnerismo aprovecharon las dilaciones y los desacuerdos en el oficialismo para dar hoy el golpe de gracia y, tal como anticipó LA NACION el viernes pasado, apoyaron al senador Lousteau.
Con el suyo y el voto de la diputada radical Mariela Coletta –quien lo propuso para el cargo-, Lousteau reunió ocho avales (la mitad más uno) de los 14 que conforman el cuerpo. Lo apoyaron los diputados kirchneristas Leopoldo Moreau, Germán Martínez y Paula Penacca, como así también los senadores Oscar Parrilli, Eduardo Wado De Pedro y Florencia López. Estos últimos nombraron a Moreau como vicepresidente primero de la comisión y a Parrilli como secretario.
Los representantes de Pro -Goerling y Silvia Lospennato (que reemplazó a Cristian Ritondo, que está de viaje)-, al igual que los diputados libertarios Gabriel Bornoroni y César Treffinger y los senadores Kueider y la radical Edith Terenzi (que responde al gobernador de Chubut Ignacio Torres) no respaldaron a Lousteau.
El macrismo no podía disimular su bronca por haber perdido un sitial que creía suyo. “Si desde la Casa Rosada no hubiesen metido la cuchara (en alusión a Santiago Caputo), Goerling era el presidente porque así estaba acordado en diciembre pasado”, reprochan. Puertas adentro de la comisión, Goerling y Lospennato fueron más allá y cuestionaron en términos llamativamente duros el aumento sideral en los gastos reservados para la SIDE.
La jugada en tándem del kirchnerismo con la UCR implica, a priori, un intento de poner un límite al Gobierno y, en particular, a Santiago Caputo, una figura de creciente poder en el universo libertario y sindicado como el artífice de la reestructuración del sistema de inteligencia nacional. Tras resucitar a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), fue quien promovió hace casi un mes un aumento de $100.000 millones en los gastos reservados por decreto. No son pocos quienes sospechan que utiliza ese aparato para hostigar a los opositores al Gobierno.
Rechazo al DNU
El kirchnerismo decidió apoyar a Lousteau luego de que éste diera muestras de que rechaza el DNU de la polémica. El senador radical ratificó esta postura cuando, tras ser designado al frente de la comisión bicameral, instó a los diputados de su bloque a que mañana al mediodía bajen a la sesión especial convocada para dejar sin efecto la medida.
“Me gustaría ver un bloque radical que baje y que dé el debate y que vote en contra de este DNU. Me gustaría ver eso, ¿sí? Porque es, insisto, parte de los principios con los que nos criamos, parte de los principios que son fundantes de una democracia que nos costó mucho conseguir, y parte del legado de (Raúl) Alfonsín. Me gustaría ver otra vez que los diputados radicales bajan y votan como corresponde”, aleccionó Lousteau cuando finalizó la reunión.
Lousteau anticipó que la comisión se dedicará de manera prioritara a auditar estos fondos. “Que el gobierno sepa que vamos a ejercer el rol como corresponde, como lo dice la ley y que es un elemento muy importante para el buen funcionamiento de un sistema de inteligencia que ha venido funcionando muy pero muy mal”, anticipó.
Lousteau reivindicó, en nombre del control al Poder Ejecutivo, su alianza con el kirchnerismo para asumir la presidencia de la comisión.
“Creo que este tipo de comisiones bicamerales de control, como otras que existen, no deben ser un instrumento más del oficialismo -sostuvo-. Porque estamos viendo no solamente lo que ha pasado con los servicios de inteligencia en los últimos años, sino últimamente indicios lo suficientemente fuertes que están siendo utilizados para perseguir. Para perseguir periodistas, para hacer campañas, para perseguir opositores. Entonces me parece importante controlar eso. Controlar eso es parte constitutiva de la ADN radical. Si no hay un buen control de estos órganos, le hacemos un muy flaco favor a la democracia.”
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