«¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible?», gritó una de las mujeres, que forman parte de la organización Riposte Alimentaire.
El Museo del Louvre en París fue escenario de un momento de tensión este domingo, cuando dos activistas ambientales le tiraron sopa a La Gioconda, la obra maestra de Leonardo Da Vinci, para protestar contra la política alimentaria de Francia. Gracias a la protección que tiene desde 2005, la obra –también conocida como la Mona Lisa– no sufrió daños, pero el video se viralizó rápidamente en las redes sociales.
¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible? Nuestro sistema agrícola está enfermo», gritó una de las mujeres durante la protesta, que es parte de la campaña «Food Response», de la organización Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria).
«A través de su acción no violenta, Sasha (24 años) y Marie-Juliette (63 años) exigen el establecimiento de una Seguridad Social Alimentaria Sostenible», describieron desde la organización en su cuenta de X.
Según argumentaron, la acción se ve motivada por el hecho de que en Francia una de cada tres personas se salta las comidas por falta de recursos, al mismo tiempo que se desechan el 20% de los alimentos.
Y coincide con la protesta de los agricultores franceses, quienes desde hace días mantienen bloqueadas las rutas para reclamar por el fin del aumento de los costos del combustible y la simplificación de las regulaciones.
La secuencia en el Louvre duró solo unos minutos. Las activistas eludieron la seguridad del museo, pasaron por debajo de las barreras que rodean a la Mona Lisa y le lanzaron la sopa de color anaranjado. Los empleados del museo colocaron biombos frente al cuadro para impedir que los asistentes tomaran más fotos, y la sala fue evacuada rápidamente.
Rachida Dati, ministra francesa de Cultura, sostuvo que «ninguna causa podría justificar que (la Mona Lisa) fuera atacada». La obra de Da Vinci atrae a millones de visitantes todos los años para posar junto a la sonrisa más enigmática de la historia. El cuadro mide poco más de 77 centímetros de alto y 53 de ancho.
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