Sacerdotes aseguran que el religioso los llamó furioso desde Roma luego de que se hicieran públicas los motivos de su salida.
El destape de los verdaderos motivos por los que se fue intempestivamente de Orán aseguran que enfurecieron a Zanchetta. Este matutino reconstruyó los hechos sucedidos a mediados del año pasado: la salida de Gustavo Zanchetta del Arzobispado de Orán. Si bien en un primer momento se hablaba de renuncia por «problemas de salud», se supo finalmente que fue denunciado por tres sacerdotes y seminaristas por desmanejos económicos, abusos de poder y sexual, según informó El Tribuno.
«Caigo yo ahora pero después van a caer ustedes», con estas palabras aseguró un cura de la Diócesis de Orán que lo amenazó Zanchetta desde Roma el viernes por la tarde a través de un llamado telefónico luego de que se conocieran los hechos que lo involucran. Fuentes del clero oranense señalan que el exobispo está «furioso y buscando quién lo mandó al frente».
Pero el sacerdote que pidió preservar su nombre no habría sido el único amenazado. Otro cura de la Diócesis también denunció haber recibido llamados intimidatorios. Ambos sacerdotes señalaron que los amenazó con sus ministerios «aprovechando sus influencias».
El exobispo ofició de intermediador de varios conflictos en el norte, lo que le habría dejado aceitados vínculos políticos.
El costo del silencio
Se conocieron más detalles del caso que ya llegó a medios nacionales e incluso a portales religiosos internacionales. Se supo que habrían sido tres los seminaristas abusados sexualmente, mientras que otros diez habrían sufrido abusos de poder. «Tres se animaron a denunciar y dejaron el seminario. Otros diez fueron manipulados a nivel psicológico para acallar los abusos que vieron», confió una fuente del clero.
Los abusos que fueron denunciados ante la Nunciatura y por los que se llega a la destitución de Zanchetta habrían ocurrido en «fiestas que él organizaba los viernes con seminaristas. Allí, además, les daba alcohol», denunció el religioso que se mantuvo en reserva. El costo del silencio habría sido pagado con «notebooks que les daba a los seminaristas», y en el caso de los sacerdotes, el silencio se habría obtenido a fuerza de «traslados».
Una vez hechos públicos estos sucesos que hasta hace unos días se mantenían en reserva, muchos religiosos se mostraron sorprendidos y afligidos: «Hay mucho dolor por la actitud que tiene el Santo Padre por la amistad que tiene con Zanchetta», indicó el cura. Aunque, más allá de la «herida» que esto representa para la institución, celebran que se haga público, ya que «el objetivo es que esto ayude que vaya para la Justicia».
Durante el proceso de denuncia eclesiástica contra Zanchetta que duró años, gente del clero asegura haberse acercado a consultar a un juez para intentar que esto llegue a la Justicia. El funcionario judicial habría ofrecido protección para los seminaristas y les habría pedido que se acerquen a radicar las denuncias. «Tenés que tener en cuenta que muchos de los que ingresan al seminario provienen de familias humildes o con problemas y tienen miedo por sus influencias. Si nosotros le temíamos», contextualizó el sacerdote.
El Papa quedó en el ojo de la tormenta por el exobispo
Aunque pesan denuncias de todo tipo sobre Zanchetta, le creó un cargo en Roma.
“Hay mucho dolor por la actitud que tiene el Santo Padre por la amistad que tiene con Zanchetta”, aseguró un sacerdote de la Diócesis de Orán sobre los alcances que tuvo la noticia del exobispo a cargo de esa diócesis.
Se señala que la cercanía de Zanchetta con el Papa proviene de cuando fue secretario de la Conferencia Episcopal, cuando entonces Bergoglio era presidente de dicho organismo.
La semana pasada, antes de Navidad y con vistas a la cumbre que organiza la Iglesia para tratar los casos de abusos eclesiásticos, el papa Francisco anunció un período de purificación. Ante responsables de la curia del Vaticano, señaló que es “importantísimo” colaborar con la Justicia, pidió que salgan a la luz los casos de abusos de estos “lobos con piel de oveja” y aseguró que nunca más se encubrirán abusos de sacerdotes. Sin embargo, las explosiones del caso Zanchetta alcanzaron al papa Francisco que fue cuestionado no solo dentro del clero.
La protección con la que cuenta el exobispo quedó en evidencia en dos oportunidades. Primero en el traslado desde la Diócesis de Quilmes para ser obispo de Orán. De Quilmes se fue con diferentes denuncias: de abuso de poder y de desmanejos económicos, por lo que su designación como obispo fue muy cuestionada. El doctor Gerardo Spadafora juntó firmas en un sitio de internet: “A todos aquellos que hemos sufrido persecución de su parte, su ordenación episcopal nos genera un enorme dolor”, publicó.
La segunda protección la recibió cuando se fue de Orán denunciado por los mismos desmanejos, pero además, acusado de abuso sexual de lo que habrían diferentes pruebas, como testimonios e incluso fotografías. El Papa lo destituyó, pero luego le creó un cargo en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que administra más de 5 mil propiedades del Vaticano.
Zanchetta supo tejer vínculos importantes no solo dentro del clero, sino también dentro de la política. Por eso, se señala, en Salta tuvo línea directa con funcionarios del Ministerio de Economía. En junio del año pasado, un mes antes de irse de Orán y luego de haber intercedido en el duro conflicto con bagayeros, recibió 600 mil pesos para “arreglos” de la casa parroquial de Pichanal, luego recibió otros 200 mil para refacciones de la escuela parroquial. Antes, el religioso también había intercedido en otro dolor de cabeza para el gobierno: el conflicto con el ingenio El Tabacal.
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